Domingo Faustino Sarmiento, su Biografía y obra

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En esta oportunidad se estará refiriendo la vida y obra de un brillante ser humano, hombre humilde, maestro, político, artista, entre otros títulos y virtudes que forjó en su vida terrenal, y que lo acompañaron desde 1811 hasta 1888. Se trata de Domingo Faustino Sarmiento, quien dejó un amplio legado a la humanidad. Sigue leyendo y conoce a este inspirador personaje de la historia Argentina.

Domingo Faustino Sarmiento

Domingo Faustino Sarmiento

Sin duda se trata de un hombre notable, tocado por los avatares de la dura vida de la época, su nombre, Domingo Faustino Sarmiento,  nacido en la República de Argentina, específicamente, en San Juan, Provincias Unidas del Río de la Plata, un día 15 de febrero en 1811; y deja el plano físico en Asunción, Paraguay, un 11 de septiembre de 1888.

Este brillante ser humano, ostentó diversos títulos gracias a su revolucionaria visión de estratega, destacando en lo político, en la escritura, como docente, periodista, militar y notable estadista de su país; donde desempeñó un conjunto de cargos públicos de gran importancia, desde la gobernanza provincial de San Juan para los años 1862 y 1864, pasando por el senado, algunos ministerios hasta la primera magistratura de su país Argentina.

Dentro de su herencia está su aporte literario, ya que destacó como uno de los más notables y memorables prosistas del castellanos; sin dejar de lado la riqueza que propició en el desempeño de su función en la educación pública, así como su contribución al progreso científico y cultural de su país.

Ficha biográfica Domingo Faustino Sarmiento

A los fines de ilustrar de forma ordenada los distintos desempeños de Domingo Faustino Sarmiento, en su país natal, a continuación se deja una ficha biográfica, donde de se detalla con sus respectivas fechas, cada uno de sus roles:

  • Nombre: Domingo Faustino Sarmiento.
  • Fecha de Nacimiento de Domingo Faustino Sarmiento: 15 de febrero de 1811.
  • Lugar: San Juan, Provincias Unidas del Río de la Plata.
  • Presidente de la Nación Argentina: desde el 12 de octubre de 1868  hasta el 12 de octubre de 1874
  • Vicepresidente: Adolfo Alsina.
  • Predecesor: Bartolomé Mitre.
  • Sucesor: Nicolás Avellaneda.
  • Ministro de Relaciones Exteriores de la Nación Argentina: desde el 6 de septiembre de 1879 hasta el 9 de octubre de 1879.
  • Presidente: Nicolás Avellaneda.
  • Predecesor: Manuel Augusto Montes de Oca.
  • Sucesor: Lucas González.
  • Ministro del Interior de la Nación Argentina: desde el 29 de agosto de 1879 hasta el 9 de octubre de 1879.
  • Presidente: Nicolás Avellaneda.
  • Predecesor: Bernardo de Irigoyen.
  • Sucesor: Benjamín Zorrilla.
  • Senador de la Nación Argentina: desde el 12 de octubre de 1875 hasta el 9 de octubre de 1879.
  • Gobernador de la provincia de San Juan: desde el 3 de enero de 1862 hasta el 9 de abril de 1864.
  • Predecesor: Francisco Díaz.
  • Sucesor: Santiago Lloveras.
  • Nombre de pila: Faustino Valentín Quiroga Sarmiento.
  • Fallecimiento: 11 de septiembre de 1888.
  • Edad: 77 años, en la Asunción, Paraguay.
  • Causa de la muerte: insuficiencia cardíaca.
  • Lugar de sepultura: Cementerio de la Recoleta.
  • Nacionalidad: Argentina
  • Partido político: Partido Unitario.
  • Familia
  • Madre: Paula Albarracín de Sarmiento.
  • Padre: José Clemente Cecilio Quiroga Sarmiento.
  • Cónyuge: Benita Martínez Pastoriza (1847-1857); Aurelia Velez Sársfield (1857-1888).
  • Hijos: Ana Faustina Sarmiento (1832 – 1904); Domingo Fidel Sarmiento (1845 – 1866).
  • Ocupación: Docente, político, escritor.
  • Años activo: desde 1834.

Domingo Faustino Sarmiento

Nacimiento, familia y educación

Domingo Faustino Sarmiento, notable personaje de la Argentina, llegó al mundo un 15 de febrero de 1811, en el hogar familiar dentro de la comarca de Carrascal, uno de los poblados más humildes de la urbe de San Juan, hoy capital provincial del mismo nombre; su progenitor  fue José Clemente Cecilio Quiroga Sarmiento habido con Paula Zoila Albarracín Irrazábal.

Respondía al nombre de pila de Faustino Valentín Quiroga Sarmiento; pues de acuerdo a algunos datos, el nombre Domingo se le otorgaría más tarde, ya que no se registraba en su acta de nacimiento. Y según algunos testimonios, nadie de su entorno familiar o amistades lo llamaban Valentín, cuya denominación de Faustino, obedece al santo que rige el día de su nacimiento.

Domingo Faustino Sarmiento, fue un niño muy precoz, por lo que ya a la tierna edad de 4 años estaba aprendiendo a leer, de las manos de sus primeros maestros de cuna, como su padre y su tío José Sarmiento. Para 1816 ya cursaba estudios primarios formales en una de las llamadas Escuelas de la Patria, levantadas por la Revolución de entonces, colegio donde además sus hermanos mayores eran educadores, y formó parte de la matrícula de sus hermanos Ignacio y José Rodríguez.

Una vez culminada su etapa educativa, de primer orden ya en 1821, sería su progenitora quien propuso que su hijo estudiara en el seminario de Córdoba, aunque Domingo Faustino Sarmiento no aceptó, por el contrario, se gestionó una beca a fin de ingresar a otro de los centros educativos con gran demanda, como fue el Colegio de Ciencias Morales en Buenos Aires, donde tampoco le fue aprobada.

Dicha negativa se debió a que las becas se sortean o bien por contactos, y ninguno de los dos escenarios estaban a favor de los Sarmientos, pues no fue sorteado; no poseían recursos suficiente y tampoco con parientes ni amigos influyentes que le ayudarán, forzándolo entonces a permanecer en San Juan.

No obstante, desde entonces se convirtió en un eficiente autodidacta, con la ayuda de un amigo ingeniero para las matemáticas, el tío José de Oro, lo preparó en Latín y Teología, mientras que el francés, lo estudiaba en su tiempo libre. Ya para 1823 laboró como asistente de Víctor Barreau en las instalaciones Topográficas de San Juan.

En el año de 1825 su tío y mentor, Fray José de Oro sería exiliado a San Francisco del Monte, una región provincial de San Luis, en compañía de Domingo; esta región hoy se denomina San Francisco del Monte de Oro, en honor al revoltoso monje y maestro; donde además fundaron un centro educativo, convirtiéndose así en el primer contacto de Sarmiento con la educación.

Domingo Faustino Sarmiento, en esos duros años en San Juan, presenciará las cruentos enfrentamientos civiles de las fue objeto esta provincia. Luego del exilio de su tío, retornó a San Juan para ayudar a una tía en su tienda. En este establecimiento, estudio y memorizó la historia de Grecia, al igual de que estudió a Roma.

Todo esto lo aprendió estando de vendedor de yerba y azúcar en esta tienda, donde daba mala cara a los que pretendían sacarle de su mundo de estudio. Estando en la tienda de su tía, se tienen de Domingo Faustino Sarmiento algunas anécdotas, tal como refieren los registros, de que este personaje por las mañanas, luego de barrer el establecimiento, se ponía a leer.

A lo cual dentro de las vivencias del pequeño, se refiere a una señora que visitaba la Iglesia a diario, observaba todos los días a este niño inmóvil fuera de toda perturbación, y sus ojos fijos sobre su texto, a lo que señora exclama, este mocito no debe ser bueno, pues si fueran buenos los libros no los leería con tanto ahínco.

Para 1827, la invasión a San Juan de los montoneros de Facundo Quiroga,  marcaría y desencadenaría los siguientes eventos de su vida.

Exilios de Domingo Faustino Sarmiento

Desde la ocupación de su localidad en 1827 Domingo Faustino Sarmiento, sería captado por el ejército federal; donde de acuerdo a su propio narración, su cargo sería de alférez militar, donde tenía que hacer funciones que no le resultaban adecuadas o cómodas para él. En razón a ello, presentó una queja formal, por lo que fue convocado por el mismo gobernador de entonces, Manuel Quiroga.

En dicha reunión, Domingo Faustino Sarmiento solicitó ante esa autoridad que se le tratara equitativamente, no obstante, su queja se consideró una rebeldía y desobediencia, y fue en cambio enviado a prisión. Luego en vista de estos hechos sumado a otras desavenencias y roces personales con los miembros del entonces vigente Partido Federal, tomó la decisión de afiliarse a la causa unitaria, incorporándose a la filas del ejército, bajo el mando de José María Paz.

En vista de la victoria del federalismo en su localidad, para 1831 obligatoriamente tuvo que partir a Chile, donde llevaría a cabo múltiples tareas para poder vivir. Al mismo tiempo, prestaba servicios como profesor en un colegio provincial de Los Andes, y conocería a la entonces alumna María Jesús del Canto, con quien no se casó, pero tuvo su única hija, Ana Faustina Sarmiento, más tarde sería madre de Augusto Belín y Eugenia Belín.

En el año de 1836, mientras trabajaba como minero, enfermó de fiebre tifoidea y, por solicitud de su familia, el gobernador de San Juan de aquel año, Nazario Benavídez, autorizó su retorno a la Argentina. Ya en su pueblo natal, pasó a enfilarse como miembro de la Sociedad Dramática Filarmónica, y más tarde, en 1838, fundó la Sociedad Literaria, un tentáculo de la Asociación de Mayo.

Desde entonces, inició su participación en el movimiento artístico, donde tuvo contacto con la Generación de 1837, retomando también sus activismo político. Incluso, la sede de la agrupación artística del cual era parte se destina como núcleo de reunión de los adversos o disidentes de Juan Manuel de Rosas, gobernador de Buenos Aires para la época, y encargado de las Relaciones Exteriores.

En 1839 fundaría el Colegio de Pensionados de Santa Rosa, el cual era un instituto de secundaria para señoritas, y al mismo tiempo funda el periódico El Zonda, desde cuya trinchera, encabezó las más duras críticas al gobierno de entonces. En vista a sus frecuentes y habituales ataques al gobierno federal, en noviembre de 1840 fue hecho preso nuevamente, y luego enviado a Chile.

De regreso en Chile, Domingo Faustino Sarmiento retoma y se dedica de pleno a la actividad cultural, escribe sus columnas para los periódicos El Mercurio, El Heraldo Nacional y El Nacional; y al mismo tiempo, crea la prensa El Progreso.

Para el año de 1842, se designa por el entonces Ministro de Instrucción Pública, Manuel Montt Torres, para que tomara el mando de la Escuela Normal de Preceptores, el primer centro latinoamericano especializado optimizar a los maestros.

Además de ello, logró dar impulso a una corriente aletargada como fue el romanticismo, donde incluso, polemizar con Andrés Bello. De igual forma, destacó en su función pedagoga, y donde tuvo méritos y reconocimiento por parte de la Universidad de Chile, donde incluso fue nombrado y reconocido como miembro fundador de la Facultad de Filosofía y Humanidades.

Para 1845, el presidente Manuel Montt Torres, puso en sus manos la delicada tarea de analizar, estudiar y presentar los sistemas educativos de Europa y Estados Unidos. Por lo cual viajó casi que por todo el mundo, en su proceso investigativo; Domingo Faustino Sarmiento, en su paso por Francia, fijó un encuentro con José de San Martín, también exiliado por voluntad.

Ya concluyendo sus viajes, en 1848 en Santiago de Chile contrajo nupcias con Benita Agustina Martínez Pastoriza, quien fuera viuda de un amigo suyo de nombre Domingo Castro y Calvo, tomó al hijo de ambos como suyo, llamado Domingo Fidel, mejor referido como Dominguito. Pasaría a vivir con su nueva familia en Yungay, ciudad de Santiago.

Se dedicó por entero a escribir, plasmando todo aquello que se observó durante sus Viajes por Europa, África y América, al igual que lo hizo sobre la Educación popular, logrando transcribir gran parte de su pensamiento educativo, así como su proyecto de educación pública, gratuita y laica de avanzada. A solo un año se separó de su esposa y en 1851 retornó a  país natal, para unirse al Ejército.

Dominguito

Como parte de la próspera vida de Domingo Faustino Sarmiento, no se debe dejar de lado, el protagonismo del joven Domingo Fidel Sarmiento, cariñosamente llamado Dominguito, y quien fuera hijo habido entre Domingo Castro y Calvo y Benita Martínez Pastoriza, nacido en Chile en 1845. Este estando muy chico su padre fallece, y al tiempo su madre se casó con Domingo Faustino Sarmiento, quien también era viudo, y lo adoptó en 1848.

Este pequeño al igual que Domingo Faustino Sarmiento, ya a los 4 años sabía leer; en su país de origen estudió la primaria y secundaria en la Argentina. Con el estallido de la Guerra de la Triple Alianza, Dominguito, se enfiló en el ejército argentino, aún con la oposición de su madre, en este cuerpo obtuvo el grado de capitán del Ejército Argentino.

A finales del año de 1866, en plena la batalla ocurrida en Curupayty, Dominguito recibió una herida mortal; con apenas 21 años de edad. Para entonces, Sarmiento ocupaba el cargo de ministro plenipotenciario de la Argentina en Estados Unidos, donde recibió la noticia de la muerte de su querido hijo adoptivo, entrando en consecuencia en una profunda crisis depresiva.

Al cabo de muy poco tiempo, desistió de su función diplomática y se enrumba a Buenos Aires; donde apenas arribó a la capital, se trasladó acongojado al cementerio, donde se encontraban los restos de Dominguito, muy devastado pasó largo rato en su tumba. Unos años luego de su muerte, escribió la corta biografía de su hijo, titulada, la Vida de Dominguito.

Lo que sin duda pasaría a formar parte del capital literario del autor, y se sumaría a las cuantiosas obras de Domingo Faustino Sarmiento.

Carrera política

Para 1851, Domingo Faustino Sarmiento ingresó como gacetillero a las fuerzas de Justo José de Urquiza hasta la batalla de Caseros. Más tarde, después de la caída de Juan Manuel de Rosas se instaló en Buenos Aires, no obstante, entraría en diferencias con Urquiza, viéndose forzado a retornar a Chile.

En este tiempo estableció conversaciones con Juan Bautista Alberdi, sobre la política interna del país. La diatriba ideológica sólo se circunscribe al liberalismo, pensamiento que ambos políticos compartían. Estos dos idealistas eran seguidores de las corrientes sobre el constitucionalismo, el contractualismo, la democracia, de la inmigración, la educación y del progreso; cuyos superposiciones fueron más políticos que ideológicas.

El sanjuanino hizo saber sus opiniones en las Ciento, y la otra en tanto que el tucumano las expuso en las Cartas quillotanas; pese a sus diferencias, ambos políticos, se constituyeron así como los padres y precursores de la Constitución Argentina de 1853/60, dando lugar así, al poder constituyente originario de la Argentina y permitió el inicio de la época constitucional de la historia política de ese país.

Asimismo, mientras estuvo en el país chileno participó en la logia masónica, Unión Fraternal de Valparaíso, fundada en julio de 1853. Para 1855 retornó a la Argentina, para convertirse en redactor del diario El Nacional, al tiempo que fungió como miembro consultor de la provincia de Buenos Aires. A solo un año fue electo concejal municipal de la ciudad de Buenos Aires.​

Para los años de 1857 y 1860, también fue electo como senador de ese país, así como además ocupaba el cargo de jefe del Departamento de Escuelas. Y en ese mismo año de 1860, se convertiría en parte de la Convención Constituyente, y una vez tomó Bartolomé Mitre la gobernación de Buenos Aires, fue nombrado Ministro de Gobierno.

Durante el desarrollo de la batalla de Pavón, estuvo al lado del general Wenceslao Paunero en la campaña a Cuyo. Donde fue nombrado como gobernador de San Juan, en 1862, desde donde apoyó la persecución de los federales locales, en 2 campañas que finalizaron con el asesinato del caudillo riojano, Chacho Peñaloza.

A inicios del segundo trimestre de 1862, renunció al cargo de gobernador, pero luego el gobierno lo envió nuevamente a una misión diplomática a Chile, Perú y Estados Unidos, donde aprovechó su estadía para escribir algunos de sus libros libros, relativos a la política y educación. Y también en el exterior rechazó los cargos de Senador Nacional y de Ministro del Interior del presidente Mitre.

Gobernador de la provincia de San Juan

Como bien se refirió, Domingo Faustino Sarmiento retornó a San Juan, bajo el cargo de enviado nacional del mismo presidente Bartolomé Mitre, quien tomó el poder en el año 1862. Allí se halló con una provincia empobrecida y fraccionada, por lo cual hizo un esfuerzo en ordenar las finanzas, e impulsar un modelo basado en la civilización y el progreso.

Con sus ideas revolucionarias y visión de futuro, este brillante personaje, logró en tan solo 2 años transformar totalmente la fisonomía de su provincia natal, logrando cuantiosas obras de interés público de toda índole.

De igual forma, en el área de educación y cultura, logró importantes avances y desarrollo, creando para ello una moderna Legislación que establecía taxativamente una educación pública, gratuita, obligatoria y de calidad, para dar muestra de su esfuerzo, inauguró nuevas escuelas primarias, colegio Preparatorio, la Quinta Normal, hoy Escuela de Enología, así como la Escuela de Minas, hoy día Escuela Industrial; todas emplazadas en la ciudad de San Juan y edita nuevamente el El Zonda.

Sobre las más significativas obras públicas de su gestión, logró modernizar la región con alumbrado y empedramiento público, apertura y agrandamiento de vías, forestación, confección de planos topográfico de la provincia de San Juan, entre otras. Mientra que en lo económico, fomenta la explotación minera, leyes fiscales como patentes y sellos de justicia, entre otros.

Mientras que en el aspecto social, realizó un novedoso y moderno proyecto para la colonización y el desarrollo agrícola con los inmigrantes. No obstante, la batalla, y posterior muerte del caudillo Chacho Peñaloza, así como la oposición interna que debió enfrentar y asumir, impidieron la concreción de la totalidad de sus visionarios proyectos, sumado a la falta de apoyo de sus comprovincianos, finalmente dimitió del gobierno en 1864.

Presidencia de la Nación Argentina 

Tal fue la importancia y protagonismo en el desarrollo y aporte de Domingo Faustino Sarmiento en su país, que sería propuesto como uno de los más pesados y confiables candidatos para optar a la presidencia de su Nación, la cual estuvo a cargo de un grupo de notables políticos de su país país, por iniciativa del coronel Lucio V. Mansilla.

Tal propuesta surgió durante su estadía en los EE.UU., debiendo retornar, pues sería elegido para ocupar el cargo en las elecciones nacionales ocurridas en abril de 1868, asumiendo la investidura del cargo el 12 de octubre de 1868. Esta presidencia a cargo de Domingo Faustino Sarmiento, se constituyó como la segunda de las presidencias históricas de Argentina.

Esta presidencia fundacional en el estado argentino, trajo la modernidad, y tuvo como eje central, 3 objetivos muy bien delineados, como fueron nación, constitución y libertad. La primera entendiendo como nación, la unión definitiva de las provincias argentinas como entidad superior a las partes que la componen. El otro eje, la Constitución, supondría las bases de los derechos personales del poder.

Y el tercer objetivo, la libertad, se concibe como el principio del liberalismo, que a su vez dio cabida a la civilización, relegando de este modo a la barbarie.

Para concretar estas metas, a los 2 días posteriores a su asunción e investidura presidencial, el Congreso se reunió para celebrar una corta sesión extraordinaria, cuyo fin era aprobar el presupuesto para el año siguiente, los recursos presupuestarios alcanzaron entonces 4.000.000,00 de pesos, y una suma destinada a los derechos aduaneros, para dar continuidad a la Guerra del Paraguay.

Desarrollo de la presidencia de Domingo Faustino Sarmiento

Para aludir el desarrollo de la presidencia de Domingo Faustino Sarmiento, es preciso dar a conocer algunos desenlaces históricos acaecidos previos a su investidura como primer mandatario de la nación Argentina. Teniendo entonces en este sentido, que en 1850, avizorando al alzada de Justo José de Urquiza, Sarmiento se enrumba hacia Montevideo, pasando por Entre Ríos, a fin de ponerse a la orden del ejército rebelde.

Luego Urquiza, lo designó como teniente coronel, cuya encomienda primaria sería la redacción del boletín del ejército; luego de vencer a Rosas en la batalla de Caseros, en febrero de 1852; Urquiza asumiría la dirección provisional de la Confederación Argentina, y promulgó la Constitución de 1853, e inició su periodo presidencial (1854-1860).

Domingo Faustino Sarmiento, no compartía los ideales de Urquiza, pues pensaba que su gestión se orientaba hacia una dictadura, por tanto a propia voluntad, se expatrio poco después de la victoria en la batalla de Caseros.

Su primer punto fue Río de Janeiro, luego a Chile, donde en 1852 haría público su trabajo sobre la Campaña en el Ejército Grande, este texto, desencadenó una violenta polémica con Juan Bautista Alberdi sobre cómo debería enrumbarse el país luego de la caída de Rosas.

Con su retorno en 1855 a Buenos Aires, tuvo lugar la época de mayor gloria en su camino de constructor de la nueva Argentina. Pues Sarmiento sería el editor en jefe del periódico El Nacional, desempeñando sus primeros cargos políticos como concejal y senador de provincia. Incluso, desde 1860, la vida de este ilustre, estaría marcada en especial por su dedicación a la política activa.

Para el referido año, sería nombrado ministro del gobierno presidido por Santiago Derqui durante el período de 1860-1861; bajo el cual sería elegido en 1862 gobernador de San Juan, y para 1864 bajo la presidencia de otro personaje Bartolomé Mitre durante el período de 1862-1868, lo designaría ministro plenipotenciario en Estados Unidos.

Este brillante hombre, aun estando en Estados Unidos, sería elegido para ocupar el cargo de presidente de la República para el período de 1868-1874. En este sentido, el Journal des Débats de París, al enterarse sobre la elección de Sarmiento, acotó en el diario:

El pueblo argentino se honra a sí mismo eligiendo para presidente a un maestro de escuela, prefiriendo a un general. Enseguida retornó a su patria, el 30 de agosto de 1868, para ser investido como primer mandatario el 12 de octubre.

El gobierno de Domingo Faustino Sarmiento, se erigió como uno de los más prósperos y visionarios que tuvo ese país; fue en su período donde tuvieron lugar las más notables muestras de progreso, desarrollo y adelantos en la región.

Pues puso en práctica todo su conocimiento adquirido por el mundo, en especial, durante su estadía en los Estados Unidos, donde obtuvo numerosas y novedosas ideas sobre la política, la democracia y la estructura social. Ahora, su contribución quizás más notorio durante su mandato, fue sin duda su obra educativa, siendo incluso hoy día parte de su legado.

Este brillante personaje, no sólo fundó centros educativos de primarias, sino que además auspició novedosos métodos de enseñanza/aprendizaje, al tiempo que contrató educadores europeos para instruir a los maestros locales; abrió nuevos colegios nacionales.

Dio apertura a la Escuela Normal de Paraná e hizo llegar de Estados Unidos a nuevas maestras, que desarrollaron en el país una tarea proficua. Para Domingo Faustino Sarmiento, la educación sirvió de fundamento para la asentar la democracia, y se debía lograr una nueva cultura para el pueblo a toda costa. De tal modo, que para 1868 y 1874, se establecieron numerosos subsidios dirigidos a la educación del gobierno central, y el de las provincias se cuadruplicaron.

Durante su período presidencial, lograron fundarse unos  800 centro educativos, lo cual permitió albergar a más de 100 mil nuevos alumnos. De igual forma, Sarmiento se comprometió con la modernización integral de su país, impulsando las novedosas obras públicas y de infraestructura, sobre todo la dirigidas al transporte, tales como vías férreas, navegación fluvial, tranvías urbanos, entre otros; así como las comunicaciones como telégrafos y correos.

Pese a todo ello, no terminó su período presidencial con una notable o excesiva popularidad; pues el país se enrumba hacia la Guerra de la Triple Alianza, ocurrida entre 1868-1874 en contra de Paraguay, por lo que el gasto en obras e infraestructuras trajo consigo el aumento desmedido de la inflación y el déficit fiscal público.

Otro de los factores, fue el inicio del arribo masivo de inmigrantes europeos, y de la misma manera, fue señalado como la causa del brote de fiebre amarilla que se propagó por todo Buenos Aires, la cual estuvo a punto de desencadenar una guerra civil. En este sentido vale, resaltar, que para la fecha, aún estaba abierta la rivalidad entre Buenos Aires y las provincias.

De tal modo, que para 1873, Domingo Faustino Sarmiento, sería el blanco de un frustrado blanco de asesinato, de las manos de dos hermanos anarquistas italianos, quienes dispararon contra el coche donde viajaba el mandatario. Quienes supuestamente, serían pagados por el caudillo federalista Ricardo López Jordán.

Así entonces, que durante el período presidencial de su sucesor, Nicolás Avellaneda, 1874-1880, Domingo Faustino Sarmiento fue embestido como senador por la provincia; director de Escuelas de la provincia de Buenos Aires y ministro del Interior. Mientras que durante la gestión de Julio Argentino Roca (1880-1886) ocupó el cargo de superintendente general de Escuelas, promoviendo la aprobación del decreto que establecía la educación gratuita en el año 1882.

Fue así que en el año de 1883 se abrió a la luz del mundo una de sus obras que sería objeto de grandes discusiones, como fue su magistral obra titulada conflicto y armonías de las razas en América. Más tarde se retiraría definitivamente de la política, era ya el año de 1888, para luego irse al Paraguay, en cuya capital falleció. Sobre el número de sus notables obras, estas se reúnen en unos 53 volúmenes, que se editaron entre 1884 y 1903 respectivamente.

Educación y cultura

Como todo educador natural, se asume que Domingo Faustino Sarmiento, haría sus mejores esfuerzos mientras ocupó cargos de decisión pública, para promover la educación y potenciar el sistema educativo en general, pese a que ciertos historiadores ha llegado a afirmar que dio este adelantado hombre, otorgó igual importancia a la extensión de las comunicaciones en el país.​

En todo caso, la aceleración otorgada a la educación bajo el ministerio de Nicolás Avellaneda, sin duda representó uno de los más notables de la época.

En este sentido, fue a través de la Ley de Subvenciones de 1871, donde se asignó a la educación pública las herencias sin sucesión directa y un 8vo. del producto de las ventas de terrenos públicos; igual dio garantías sobre los fondos para la creación de nuevas escuelas y adquisición de materiales educativos, como textos y otros didácticos.

También, durante su investidura y con el apoyo de la nación, las provincias lograron fundar la mayor cantidad de centros educativos de primeras letras, logrando un total de 1816 escuelas, de las cuales el 27 % fueron privadas; y la población escolar llegó de 30 mil a 110 mil participantes o alumnos escolarizados.

En tal sentido, y con el propósito de garantizar la educación primaria, hizo traer de Estados Unidos a una sesenta docentes de primaria, fundó los primeros centro de educación normal, cuyo centro piloto sería la llamada Escuela Normal de Paraná, abierta en 1870.

Asimismo, subvenciona la primera escuela especial para sordomudos, con fines privados.​ Continuando con la política de su antecesor, llevó a cabo la apertura de los Colegios Nacionales:

  • La Rioja.
  • Santa Fe.
  • San Luis.
  • Jujuy.
  • Santiago del Estero.
  • Corrientes,
  • Rosario.
  • Escuelas de arboricultura y agronomía en San Juan y Mendoza, y más tarde en San Miguel de Tucumán y Salta.

Para ese mismo período, impulsó con la creación y el desarrollo de la Comisión Nacional de Bibliotecas Públicas, que hasta hoy día se encarga de impulsar y fortalecer el sistema de bibliotecas populares, mientras que organizaciones sociales, impulsan su valor público como áreas físicas y sociales aptas para el desarrollo común y la construcción de ciudadanía. Asimismo, abrió en la capital la Biblioteca Nacional de Maestros.

Como parte de sus decisiones iniciales llevó a cabo una rica exposición artística y Productos Nacionales, que sería concretada en 1871 en Córdoba. La ciudadanía tomó dicho proyecto como una locura, aunque luego se transformó en un gran éxito. En este evento se promovieron tejidos, curtiembres, fundiciones, tintorerías, y productos agropecuarios, entre otros; cada uno propio de una región en particular.

En ese acto expositivo, Domingo Faustino Sarmiento, portó un traje de vicuña diseñado con tejidos nacionales, donde además se le otorgó una medalla por la introducción del mimbre en el país. Además se promovió cuantiosa maquinaria de interés agrícola e industrial, todos aptos y dispuestos para importar.

Dicha exposición levantó el interés de las ciencias básicas, de cuyo impulso emergieron la Academia de Ciencias de Córdoba, bajo la dirección del botánico alemán Germán Burmeister; así como el Observatorio Nacional de Córdoba, a cargo del astrónomo norteamericano Benjamín Gould.

Por su parte, en la Universidad Nacional de Córdoba se fundó la Facultad de Ciencias Exactas, Física y Naturales, la que estaba a cargo solo de la licenciatura en ingeniería. En vista de este impulso e iniciativa, se abrieron en la región cuyana las cátedras de mineralogía en los Colegios nacionales de Catamarca y de San Juan, transformándose en 1876 en la Escuela de Ingenieros de San Juan.

Final de la Guerra del Paraguay

La conocida denominada Guerra de la Triple Alianza, en contra el Paraguay, tuvo lugar en el período presidencial argentina de Bartolomé Mitre, esté liderando las fuerzas aliadas contra dicho territorio, hasta poco tiempos previo a dejar la presidencia.

Esta tuvo lugar apenas tomó el poder Sarmiento, de tal forma, que producirse la avanzada final de las tropas de Brasil rumbo a la Asunción del Paraguay, sería saqueada por los brasileños.​ Y a pesar del ingreso a la capital, López organizó un nuevo ejército; a modo de respuesta, se formó bajo protección argentina y brasileña un gobierno provisional en Asunción.

Este cuerpo castrense, estaría conformado y comandado básicamente por  los brasileños; mientras que en la parte Argentina tuvieron inicialmente alguna participación, se levantó para perseguir a López, en la denominada Campaña de las Cordilleras; luego de dos sangrientas victorias sobre los paraguayos.

López pudo escurrirse al adentrarse hacia el límite norteño del país, donde también le irían a buscarle dos divisiones brasileñas, quienes lograron derrotarlo y además dar muerte en el Combate de Cerro Corá, en marzo de 1870; pues la guerra había llegado a su fin. Mientras el Paraguay quedó destruido.

Aunque esta versión cambia según el país donde se escriba, pues algunas fuentes, señalan que López murió durante la contienda entre el 50 y el 90% de la población total, y perdió todos los territorios en disputa con sus vecinos, salvo el Chaco Boreal. No obstante, esta guerra significó también un enorme costo para la Argentina, en vidas humanas, con la pérdida de más de 18 mil hombres.

A este trágico número, se deben sumar las víctimas del cólera, contados por miles; pues solo 15 mil en la provincia de Buenos Aires; Además de cuantioso costo económico, pues a raíz del conflicto la Argentina se adquirió una deuda que superó los 9 millones de libras esterlinas. De igual forma, ya en el marco de la guerra, se fundó el Colegio Militar de la Nación, y el primer director estuvo a cargo del húngaro Juan F. Czetz.

Por ello, ante la visible posibilidad de problemas con Brasil a partir de las discusiones posteriores a la guerra, llevaron a Sarmiento a modernizar la escuadra de guerra, creando así la Escuela Naval, incorporando navíos, al tiempo de lograr la primera escuadra argentina, capaz de operar a un nivel comparable con las flotas de guerra del Brasil y Chile.

En Chile

Una vez fueron derrotadas las coaliciones unitarias en la contienda de Chacón, Domingo Faustino Sarmiento se vio forzado a partir otra vez a Chile en 1831, en cuya estancia, cumplió funciones como maestro, minero y funcionario de comercio.

Pero luego del asesinato de Facundo Quiroga, en 1835, así como a la política del gobernador de San Juan, el general Nazario Benavídez, hicieron posible que en 1836 este regresara a su provincia, donde además fundó una sociedad literaria, un colegio de señoritas y, en 1839 y el periódico El Zonda.

Ya a fines de 1940, la línea ideológica antifederalista que mostraba su periódico, lo forzó otra vez a partir a Chile, donde desempeñó el periodismo y cultivó sus dotes como literato. También fue redactor de El Mercurio y El Heraldo Nacional, y colaboró con El Nacional, además de fundar la prensa El Progreso.

Así, inmerso en el amplio registro de temas que abarcó y dominó Domingo Faustino Sarmiento, durante su trabajo periodístico, sobresalen aquellos relacionados con la crítica teatral y los costumbristas.

Al igual que o hacen, los signos de admiración, las interrogativas retóricas, la imprecación, la broma y la sátira, como sus marcas personales estilísticas, y que mostraban su pasión romántica que plasmó en sus trabajos, llevados a cabo principalmente de manera anónima, pese a que muchos de sus artículos están firmados con el seudónimo de Pinganilla, alusivo a un mono de circo famoso por aquellos tiempos en Chile.

En tanto, para 1842 fue objeto de variadas controversias relacionadas con las características de la lengua castellana en América. Así, Domingo Faustino Sarmiento, inmerso en sus ideales románticas, mantenía que el pueblo debe poseer total soberanía en materia de lengua, y que los gramáticos por tanto, eran el partido retrógrado de la sociedad habladora.

En representación de este grupo de autores, reportó el venezolano Andrés Bello, un notable y respetado autor de una Gramática de la lengua castellana de 1847, y del cual aún día está vigente, y se continúa consultando.

Bello sostenía que la causa de degradación más importante del castellano era el uso de vocablos foráneos,sobre todo la francesa, y que sólo un cuerpo de sabios se les permitía establecer las leyes del lenguaje correcto, que no era tarea del pueblo ni de románticos licenciosos.

Esta diatriba, permaneció por varios meses, visible en diversos artículos publicados en la prensa chilena, la cual trascendió a la historia como una versión americana de las peleas de letrados que en Europa habían sostenido clásicos y románticos acerca de la lengua y literatura.

Para 1843, Domingo Faustino Sarmiento elevó un proyecto de reformas ortográficas, aprobado al año siguiente, a pesar de las imputaciones de afrancesado de que fue objeto. Ese mismo año, Domingo Godoy puso en marcha toda una campaña en contra del trabajo periodístico y cultural de este brillante personaje, lo que impulsó a este autor a escribir y publicar Mi defensa, obra contentivo de un sesgo autobiográfico.

Los últimos caudillos federales en el litoral

Luego de la derrota de Felipe Varela, todavía permanecían 3 provincias argentinas en poder de los federales, una en Córdoba, donde la presión militar obligó a dimitir al gobernador Luque; otra en Corrientes, con una revolución liberal que derrocó al gobernador federal en mayo de 1868; una tardía reacción federal aplastada por fuerzas castrenses nacionales, llevadas desde el frente paraguayo en defensa de un gobierno producto de un golpe de estado.

Nada más permanecía Entre Ríos, lugar donde Urquiza existía de forma pacífica con la autoridad nacional a pesar de los deseos de numerosos federales, como fue a inicios de 1870 había recibido en su mansión del Palacio San José, al mandatario, a quien ordenó dar los honores correspondientes.

Al poco tiempo de haber finalizado la Guerra del Paraguay, en abril de 1870, el general Ricardo López Jordán llevó a cabo una revolución, donde además tuvo lugar la muerte de Urquiza a manos del cordobés Simón Luengo. Así López Jordán, sería electo gobernador por la Legislatura.

De tal modo que el primer mandatario Domingo Faustino Sarmiento envió a Entre Ríos un cuerpo castrense formado por divisiones internas de la Guerra del Paraguay. Mientras que el gobernador no permitió el ingreso de dichas tropas a su provincia, a lo que el presidente ridiculizó la posibilidad de que se prohibiera la entrada de tropas nacionales en una provincia.

Una vez tuvo lugar la llegada, López Jordán demandó la movilización total de la provincia; a lo que Sarmiento declaró la guerra a Entre Ríos, pese a que el Congreso de la Nación no autorizó la intervención federal a esa provincia, sino hasta el mes de agosto​.

En este sentido, 4 ejércitos avanzaron de forma paralela sobre la provincia; las tropas nacionales, mayores en numero, armamento y disciplina, tomaron las ciudades, por lo que López Jordán debió retirarse a lo interno de la provincia, donde los entrerrianos, usando sus mejores caballos, mantenían una ventaja.

López, pretendiendo abrir un nuevo frente,hizo invadir la provincia de Corrientes, pero en enero de 1871, resultaría por completo derrotado en la batalla de Ñaembé; al poco tiempo después huyó al Brasil. Al tiempo que el partido Federal entrerriano, sería destruido, y los federales fueron desplazados de todos los puestos públicos, incluso los curas y los maestros.

Para mayo de 1873, López Jordán volvió a levantarse en su provincia, juntando unos 16 mil hombres, bien dotados de artillería e infantería. A lo que Domingo Faustino Sarmiento daría respuesta y colocando precio a la cabeza de López, cuya posibilidad fue desestimada por el Congreso de entonces, al tiempo que decretó la intervención federal de Entre Ríos.

Para ello, 3 grupos militares ocuparon la provincia bajo el mando superior del Ministro de Guerra, Martín de Gainza. Siendo otra vez  objeto de combates la provincia en cuestión, así como algunos oficiales jordanistas se fusilaron; luego de una sangrienta derrota, en diciembre López Jordán partía hacia el Uruguay.

En agosto de 1873, Domingo Faustino Sarmiento ya había sido objeto de la intentona cuando iba rumbo a la casa de Vélez Sarsfield, en Buenos Aires; al momento que pasaba por la hoy esquina de Corrientes y Maipú, llevándose a cabo una explosión que estremeció el automóvil que lo transportaba.

En este accidente, el sanjuanino no lo pudo oír en vista de que ya estaba inmerso en una profunda sordera. Los autores de este atentado estuvieron a cargo de 2 anarquistas italianos, unos hermanos llamados Francisco y Pedro Guerri, quienes a su vez, afirmaron que fueron pagados por hombres de López Jordán.

La frustración de este atentado no tuvo éxito gracias a que Francisco Guerri le explotó el trabuco en la mano y por tanto, Sarmiento salió intacto del ataque.

Población y sanidad

En el campo de salud, también se puede afirmar que Domingo Faustino Sarmiento dejó un importante capital, toda vez que dentro del conjunto de medidas adoptadas en primera instancia en su gobierno, se encargó de organizar el primer censo nacional, llevado a cabo en el año 1869; en dicho censo arrojó que había una población de 1.836.490 habitantes.

De este total de habitantes, los cuales, el 8 % eran inmigrantes europeos, el 70 % población rural, y el 71 % del total resultaron analfabeta. De igual modo, fue durante su gobierno que se dio un incremento significativo de la inmigración, con el arribo de 280 mil inmigrantes, asentados básicamente en el centro de Buenos Aires y, en menor proporción en las colonias agrícolas provinciales de las costas.

El veloz incremento de la población en la capital, trajo consigo serios problemas habitacionales y de higiene a gran escala; pues en 1871, llegó una epidemia de fiebre amarilla, probablemente producto de la guerra, y que conllevó a la muerte de cerca de 14 mil seres humanos, solo en Buenos Aires.

Con ello, todo el gobierno nacional  se vio forzado a huir de la ciudad, por lo que la lucha contra la peste debió ser llevada adelante por una comisión, y que dispuso la creación del Cementerio de la Chacarita,​ y en los años sucesivos se crearon las primeros sistemas de aguas corrientes y de aguas negras de la ciudad.

Transporte y comunicaciones

Al respecto, Domingo Faustino Sarmiento, investido como presidente de Argentina, representó en materia de transporte un asunto de primer orden, y estaba también dentro de sus principales metas, a cuyos fines se desarrolló la edificación de un ferrocarril trasandino, con visión de unir el océano Atlántico con el Pacífico.

Para llevar a cabo este ambicioso proyecto, ello se favoreció la construcción del ramal a partid de Villa María hasta Río Cuarto; pero además se edificó el ramal desde Córdoba hasta Tucumán, así como 2 cortos ramales entre Concordia, hoy Entre Ríos y Mercedes en Corrientes, y entre Buenos Aires y Campana. Este sistema ferroviario pasó de 573 km para 1868 a 1331 km en 1874.

Asimismo, en su gestión de gobierno se lograron unos 5 mil km de líneas de telégrafo, promovidas por el presidente y su ministro Dalmacio Vélez Sarsfield; en cuyo mensaje anual ante el Congreso en 1873, donde afirmó que la línea de telégrafos fue completada y para recorrer toda la República.

Ya en agosto de 1874, casi finalizando su período presidencial, estaba inaugurando la primera línea de comunicación telegráfica con Europa. Asimismo, mediante un decreto dado a conocer en la inauguración del cable telegráfico, mediante el cual según sus propios términos, decía que este sistema lograría convertir a todos los pueblos en una familia sola y un barrio, además de declararlo como un feriado nacional.

De igual forma, en la ceremonia inaugural dio además de su presencia, estuvo acompañado entre otros personajes, el ya para entonces ex-ministro Vélez Sarsfield, a quien el presidente Domingo Faustino Sarmiento, confirió en dicho acto el honor especial de la audaz idea, y de la pronta ejecución de la red de telégrafos, que contribuye a dar paz a la República y bienestar a sus hijos.

Además de ellos, también se construyeron algunos puertos, como los de Zárate y San Pedro, en Buenos Aires. Así como el proyecto de un puerto moderno en Buenos Aires, con lo cual el país se enfadaría con 30 millones de pesos, a fin de concretar la obra, no obstante, esos recursos fueron malgastados en obras menores.​

Mientras que en 1873, se fundó el Banco Nacional, el cual otorgó los recursos a bajo interés o a deudores insolventes; en este caso la deuda pública, producto o generada por la Guerra del Paraguay, alcanzó niveles insostenibles, pese a que la crisis económica resultante estallaría durante la administración de su sucesor.

No obstante, hasta hoy día se cree que fue uno de los presidentes que mayores glorias y desarrollo en casi todo los ámbitos propició para la Argentina.

Relaciones exteriores

Al respecto, en el transcurso de la primera parte de su gestión, el canciller Mariano Varela llevó adelante una política que pudiera catalogarse como idealista con relación al futuro del Paraguay, deducida de célebre frase que dice La victoria no da derechos, y la cual pasó a formar parte de un intento de limitar las ambiciones expansionistas del Brasil.

La respuesta dada por Brasil fue la de aprovechar esa misma política para lograr que el gobierno paraguayo protestará por la ocupación argentina de Villa Occidental, justo frente a Asunción. Pero en el momento que el embajador brasileño en Paraguay forzó las transformaciones en el gobierno paraguayo, el presidente reemplazó a Varela por Carlos Tejedor.​

Mientras que en 1872, Brasil suscribió un acuerdo sobre la frontera con el Paraguay, mediante el cual se adjudicaba todo la geografía en conflicto, y seguidamente prestó apoyó al Paraguay en su defensa contra las demandas argentinas.​ Tejedor inició entonces una feroz campaña para resolver cuanto antes estos diferendos, que llevaron a un creciente enfrentamiento con el Brasil.

De igual forma, las relaciones con Chile se centraron en la discusión sobre los derechos de los dos países sobre la Patagonia; y para 1874 se decidió que se hiciera a través de un arbitraje interpuesto por el rey de Inglaterra, para que diera solución a los diferendos entre ambos países vecinos.

Gabinete de ministros 

El gabinete ministerial del entonces presidente Domingo Faustino Sarmiento en la argentina estuvo conformada como sigue a continuación:

Cartera, titular, período

  • Ministerio del Interior: Dalmacio Vélez Sársfield.
  • Uladislao Frías, desde el 12 de octubre de 1868 hasta mayo de 1872 y mayo de 1872 hasta el 12 de octubre de 1874.
  • Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto: Mariano Varela
  • Carlos Tejedor desde el 12 de octubre de 1868 hasta el 17 de agosto de 1870 y del 17 de agosto de 1870 hasta el 12 de octubre de 1874.
  • Ministerio de Guerra y Marina: Martín de Gainza desde el 12 de octubre de 1868 hasta el 12 de octubre de 1874.
  • Ministerio de Hacienda: José Benjamín Gorostiaga; Luis L. Domínguez y Santiago Cortínez, desde el 12 de octubre de 1868 hasta el 13 de octubre de 1870; desde el 13 de octubre de 1870 hasta el 13 de febrero de 1874 y desde 13 de febrero de 1874 hasta el 12 de octubre de 1874 respectivamente.
  • Ministerio de Justicia e Instrucción Pública: Nicolás Avellaneda; Juan Crisóstomo Albarracín desde el 12 de octubre de 1868 hasta el 23 de noviembre de 1873 y desde el 24 de noviembre de 1873 hasta el 12 de octubre de 1874.

Cargos posteriores

Luego de culminar su mandato presidencial, Domingo Faustino Sarmiento entregó la banda de mandatario de Argentina a Nicolás Avellaneda, en 1874. Mientras que en 1875, asumió como senador de la nación por su provincia, al cual dimitió en 1879 para tomar por poco tiempo el ministerio de Interior que dejara Nicolás Avellaneda.

Tiempo después, tomó posesión del cargo de Superintendente de Escuelas durante la gestión de Julio Argentino Roca, quien renunció debido a posturas radicales con Avellaneda y el propio Roca. Y para 1885, fundó en Buenos Aires, el diario El censor. Estos serían los últimos cargos públicos que ocuparía el ilustre ciudadano Domingo Faustino Sarmiento.

Fallecimiento

Este notable hombre para 1887 Domingo Faustino Sarmiento se trasladó a la Asunción del Paraguay; para luego regresar a sus Buenos Aires ya a una avanzada edad y  quebrantado notablemente en su salud, aunado a la sordera, debilidad cardiovascular y bronquial, en vista de lo cual los médicos le sugirieron alejarse de Buenos Aires y evitar el frío invernal de la ciudad.

A inicios de 1888 se enrumbó con su hija Faustina y nietecitos para Asunción, para ese mismo año, casi a finales de 1888, el 11 de septiembre Domingo Faustino Sarmiento muere en la capital paraguaya, a una edad de 77 años; cuyos restos mortales fueron inhumados en el Cementerio de la Recoleta en Buenos Aires 10 días después.

Como un reconocimiento a su incansable labor y  aportes de toda índole a su país, está una inscripción en su tumba, de la mano de Carlos Pellegrini, quien sintetizó magistralmente el juicio general con la frase que dice: Fue el cerebro más poderoso que haya producido la América.

Obra

Como bien se señaló anteriormente, Domingo Faustino Sarmiento, el hombre, el político, el militar, el estadista, el periodista, pero especialmente, el maestro, entre otras nobles virtudes, dejó como patrimonio para su país natal, Argentina, y en general para la América toda un glorioso legado para las generaciones del futuro, seguidamente de dejan sus principales aportes a la humanidad:

Literatura

Efectivamente, Domingo Faustino Sarmiento se consagró como fue un notable escritor, valorado como uno de los brillantes prosistas argentinos de su época, y que trascendió en los siglos sucesivos. No por nada, Ezequiel Martínez Estrada, obtuvo de Sarmiento una de sus fuentes de inspiración más definidas, y lo elogió al llamarlo el mayor prosista del habla castellana.

Mientras que Miguel de Unamuno considerado una referencia del siglo XIX, lo denominó como el escritor en lengua castellana más profundo castizo que se haya tenido en el siglo pasado. Y Pedro Henríquez Ureña, dibujó los dotes de Sarmiento como escritor así:

Portaba el ímpetu romántico pleno, la energía de la imaginación y el apasionado torrente de palabras, mezclado con una viva percepción de los hechos y veloz fluidez en el pensamiento. Aun con todos esos dones, no se resignó a quedarse en solo un escritor más; pues en su afán de servir a su patria argentina, a Chile, a toda la América española dedicó toda su brillante vida.

Otro tanto lo haría Jorge Luis Borges, quien agregó que la existencia de incorrecciones en la prosa sarmientina, reconoció el carácter eficacísimo de su escritura, cuando dice:

No existe una de sus palabras, estudiada, que no sea corregible; ya que cualquier sujeto letrado puede indicar sus errores; las observaciones son lógicas, el texto original acaso no lo es; sin embargo ese incriminado texto es eficacísimo, pese a no saber por qué. La virtud de su literatura queda demostrada por su eficacia.

María Emma Car Suzán por su parte, delineó al autor como prejuiciosa suposición las incorrecciones en la prosa de Domingo Faustino Sarmiento, que algunos críticos suelen invocar, con énfasis en la amplitud de los galicismos y el desconocimiento sobre los usos castizos, señalando:

Ahora bien, si las fallas referidas suponen un atentado contra el casticismo, para desaparecer esta prejuiciosa suposición, son muy valiosas las opiniones de quien habla al habanero Mantilla.

El que casi no corrigió gramática en la edición del autor sometida a su revisión, y se sorprendió al hallar locuciones antiguas y bien castizas; de Rojas, que atribuye algunos descuidos de gramática al azar de la improvisación, no a la ignorancia, pues en otras partes son evitados, y que lo compara con los grandes prosistas españoles, señalando Venial es el galicismo en Sarmiento.

En el decir de Carlos Altamirano y Beatriz Sarlo: Hay un romanticismo del impropio a la cual la forma de la escritura de Sarmiento no son ajenos: como el movimiento, algo confuso, de la escritura reproduce en la superficie del texto el oleaje de la inspiración, la percepción violenta e inmediata de la verdad literaria que es, a la vez, verdad histórica.

En la obra literaria de Domingo Faustino Sarmiento, destacan:

  • Facundo o civilización y barbarie en las pampas argentinas, (1845).
  • Mi defensa, 1843.
  • Facundo o Civilización y Barbarie, 1845; referido al caudillo riojano Facundo Quiroga y las diferencias entre los federales y unitarios.
  • Vida de Aldao, 1845.
  • Método gradual de enseñar a leer el castellano, 1845.
  • Viajes por África, Europa y América, 1849; Autobiográfica.
  • De la educación popular, 1849.
  • Argirópolis, 1850.
  • Recuerdos de provincia, 1850; Autobiografía.
  • Campaña del Ejército Grande, 1852.
  • Las ciento y una, 1853; serie de epístolas dirigidas a Juan Bautista Alberdi.
  • Comentario a la Constitución de la Confederación Argentina, 1853.
  • Memoria sobre educación común, 1856.
  • El Chacho, 1865; sobre el caudillo riojano Ángel Vicente Peñaloza.
  • Las escuelas, bases de la prosperidad, 1866.
  • La infancia y educación de Abraham Lincoln, 1873.
  • Conflicto y armonías de las razas en América, 1884. En esta obra ilustra con letras, la concepción similar a la de Facundo, pero apreciada desde el punto de vista étnico. El I tomo es de 1884 y el II, es póstumo, que según su autor es Facundo llegado a la vejez.
  • Vida de Dominguito, 1886; sobre su hijo adoptivo, muerto en la Guerra de la Triple Alianza.

Ciencia

Otro de sus legados se evidencian y reconocen en el campo de la ciencia, donde Domingo Faustino Sarmiento realizó un relevante aporte al saber gracias a su visión hacia el desarrollo científico y su acción habitual a favor de la educación y creación de centros científicos y culturales.

Mientras ostentaba la cartera del ministerio de Instrucción Pública de la provincia de Buenos Aires, estuvo en el país el científico Germán Burmeister.

Cuando estaba como director del Museo de Buenos Aires, y en cumplimiento de una ley de 1869, Domingo Faustino Sarmiento le solicitó gestionar e incorporar 20 profesores europeos para la enseñanza de ciencias exactas y naturales en la Universidad de Córdoba.

De igual forma, en su país las dos posiciones que a nivel mundial se confrontaban en el campo de las ciencias naturales estaban a cargo de Florentino Ameghino, del lado del evolucionismo y por Burmeister, en el campo del creacionismo. Sarmiento, a pesar de que Burmeister era un científico consagrado en Europa, no dudó en apoyar las ideas de Ameghino, del cual decía en 1881:

Un paisano de Mercedes, Florentino Ameghino, que nadie conoce y es el único sabio argentino, conocedor de Europa, cuyo apoyo lo convirtió en el primer científico argentino de relevancia internacional.

Este en su papel como delegado argentino en Estados Unidos hizo que el astrónomo Benjamin Apthorp Gould aceptara ir a la Argentina para crear un observatorio astronómico. Una vez Gould arribó a la Argentina, Sarmiento ya era primer mandatario, y había fundado el Observatorio Astronómico de Córdoba que adquirió en aquel entonces relevancia internacional.

De la misma forma, Sarmiento y Gould tienen la iniciativa sobre los estudios de meteorología en Argentina al crearse, en 1872, la Oficina Meteorológica Nacional que funcionó hasta 1884, en Córdoba y luego se mudó a Buenos Aires. Enalteció siempre la figura del médico y paleontólogo aficionado Francisco Javier Muñiz.

De acuerdo a una anécdota sobre Domingo Faustino Sarmiento, al parecer el fútbol también le debe su impulso; pues Alexander Hutton, sería el padre precursor del fútbol argentino, y a la sazón, Rector del High School English, al pedirle permiso a Sarmiento para enseñar el deporte de la pelota entre sus estudiantes, recibiendo esta respuesta:

Que aprendan, mi amigo, a las patadas pero que aprendan. A partir de esta postura, también Sarmiento impulsó la educación de la mujer tan igual como al varón y sostuvo una fuerte amistad con Juana Manso, a quien calificó como la única persona en América Latina que interpretó su plan educativo.

Tal como se evidencia en una misiva dirigida a esta reconocida dama, esta luego de saludarla y reconocerle el restablecimiento de los Anales de la Educación, la felicitó en representación del gobierno argentino por esta decisión, además de aseverar que la mujer, por su instinto maternal es el ser idóneo para encargarse de la educación infantil.

Innovación sobre el aprendizaje de la lectura

Domingo Faustino Sarmiento mientras duró su exilio en Chile, participó de forma activa de los eventos culturales y educativas. De hecho, una de sus ocupaciones se basó en generar un sistema de aprendizaje de lectura moderno, que no obligase a estudiar de memoria sílabas aisladas como era la costumbre de la época, sino que fue un método fundamentado en lo pedagógico y una metodología progresiva.

Este ilustre, publicó en aquel entonces su Método de lectura gradual para el año de 1849, estando en Santiago de Chile. En el afirmaba que los anteriores silabarios habían solo malogrado el potencial de los beneficios del método lancasteriano e incluyó alternativas para hacer más natural e intuitivo el aprendizaje, como simplificar el nombre de las consonantes.

Al respecto, y siguiendo el sistema de Domingo Faustino Sarmiento, la m se llamaba me y no de eme. Así se dejaba entre los contenidos finales el uso de las que llamaba letras inútiles o convencionales, como la h o la u, colocada luego de la q, y el reemplazo de la y por la i; son ejemplos de su método.

Masonería

Domingo Faustino Sarmiento, además de todo lo que realizó en su larga y fructífera vida, no dejó de lado el aspecto religioso, toda vez que se inicio a la masonería en julio de 1854, uniéndose a la Logia Unión Fraternal de Valparaíso, en Chile, sucede por medio de grupo de intelectuales chilenos que fundaron una logia llamada Unión Fraternal.

Fue en esta logia que se inició Sarmiento junto sumado a sus coterráneos Manuel Moreno y Domingo Rodríguez Peña. A su retorno a la Argentina, se convence sobre que la masonería es una escuela ideal para la perfectibilidad humana, dando continuidad a sus trabajos masónicos, creada en unión de otros 14 masones, y a finales de diciembre de 1855. En esta Logia llamada Unión del Plata Nº 1, se destacaron como miembros:

  • Domingo Faustino Sarmiento, intelectual, presidente, legislador, gobernador, periodista, etc.
  • Miguel Valencia, abogado y legislador.
  • Ricardo Lavalle, Presidente de la Legislatura y de la Bolsa de Comercio.
  • Santiago Rufino Albarracín, Ministro de Guerra y Marina.
  • Federico Álvarez de Toledo Bedoya, estanciero y fundador de la Sociedad Rural.
  • Carlos Casares, gobernador de Buenos Aires.

La formación de las logias Confraternidad Argentina Nº 2; Consuelo del Infortunio N° 3; Tolerancia N° 4; Regeneración N° 5; Lealtad N° 6 y Constancia N° 7, dando cabida a la fundación en 1857 del Gran Oriente Masónico para la República Argentina, dirigida por  José Roque Pérez.

En este marco llevado a cabo en julio de 1860 se realizó una histórica reunión, dirigida por el Gran Maestre Dr. José Roque Pérez, asistiendo a la misma el Presidente de la República Argentina, Santiago Derqui; el general Bartolomé Mitre; el gobernador de Entre Ríos, Justo José de Urquiza y Domingo F. Sarmiento.

En este sentido, el desarrollo de masónico de Sarmiento se consolidó para alcanzar mucha importancia en su vida. Incluso, Sarmiento alcanzó el grado 33º, que es el máximo escalafón de este rito escocés antiguo. En ese sentido, cuando en 1864 fue nombrado ministro embajador argentino ante los Estados Unidos, además se le confirió la representación de la Masonería Argentina ante las Grandes Logias y Supremos Consejos del exterior, con la facultad de celebrar tratados de amistad.

Esta actividad permitió a Domingo Faustino Sarmiento codearse y mantener relaciones de acercamiento con a grandes personalidades públicas masónicas, dentro de las cuales resalta el para entonces vicepresidente de Abraham Lincoln, quien asumió después de su asesinato presidente norteamericano, Andrew Johnson.

Sarmiento se alejaría de las filas de la masonería en dos oportunidades, una de ellas cuando tomó posesión del cargo como presidente de la República Argentina, en 1868. Tal y como confirma el mismo Sarmiento en uno de sus discursos, el otro fue luego de asumir la presidencia de los argentinos al priorizar el gobierno general, diciendo al respecto:

Un hombre con responsabilidades públicas no dirige el gobierno a sus propias y privadas convicciones para hacerlas ley y regla del Estado.

También lo refirió en un banquete masónico de 1868, cuando declaró: al expresar mi hondo agradecimiento por el sentimiento que nos junta aquí hoy, para mostrarme públicamente sus simpatías, pero tengo el deber de expresar sinceramente mi respeto y adhesión a los lazos que nos juntan a todos en nuestra hermandad sociedad.

Asimismo, ante el llamado hecho por el voto de los pueblos a desempeñar la primera magistratura de una República, que es por mayoría de culto católico, requiero aquietar a los timoratos que ven en nuestra institución una amenaza a las convicciones religiosas. Si la masonería ha sido creada para acabar la corriente católica, a partir de ahora declaro que no soy masón.

Declaro, asimismo, que como he sido elevado a los más altos grados al unísono con mis hermanos Mitre y Urquiza, por el consenso pleno del Consejo de respetables Hermanos, si dichas intenciones se ocultan, aun a los más altos grados de la masonería, esta es la oportunidad de expresar que, o hemos sido engañados miserablemente, o no existen tales designios, ni propósitos.

También aseguró de forma solemne, que no hay, porque no han podido existir, porque los niega la composición misma de esta grande y global confraternidad. Hechas estas manifestaciones, para que no se crea que disimulo mis creencias, tengo el deber de anunciar a mis hermanos, que de hoy en adelante, me considero desligado de toda práctica o sujeción a estas sociedades.

Llamado a ocupar altas funciones públicas, ninguna razón personal me desvía del cumplimiento de los deberes impuestos; como simple ciudadano, retornaré un día a ayudarles en las filantrópicas tareas, esperando desde ahora que por los beneficios hechos, habré continuado conquistando la estimación pública.

Y por su abstención de tomar como corporación parte de los asuntos políticas o religiosas que concurrieren, pueda disipar las preocupaciones de los que por no saber sobre sus estatutos, no los valorarán como el más firme apoyo de los buenos gobiernos, el más saludable ejemplo de la práctica de las virtudes cristianas, y los más caritativos amigos del que sufre.

Este notable hombre, retornó a su actividad masónica en 1874, tal como lo evidencian las planchas que están dispuestas en el Archivo del Histórico Recinto de la Masonería del Gran Oriente Masónico Argentino, en la Capital Federal, donde aparece su nombre.

En abril de 1882 se aplicó a la Logia Obediencia de la Ley Nº 13. Para ese mismo período se encargó como Gran Maestre de la Gran Logia Argentina de Libres y Aceptados Masones para el período 1882-1885. En mayo aceptó su designación para el cargo, siendo acompañado por Leandro N. Alem, luego fundador de la Unión Cívica de la Juventud, quien ocupó el cargo de Pro Gran Maestre.

Domingo Faustino Sarmiento nuevamente renunciaría a su importante cargo al año siguiente, en septiembre de 1883, siendo sustituido por Alem. En esta oportunidad, ya por segunda vez, su renuncia obedecía a situaciones de salud, o bien, en otro contexto, porque hubo desacuerdos ideológicos dentro de la logia.

El conflicto resulta bastante complicado de desentrañar, porque todo se mantuvo en secreto; posiblemente hubo de por medio el  apoyo de Sarmiento a la ley de educación universal, laica y gratuita:

Pues cuando Sarmiento asumió el cargo de Gran Maestre de la Masonería Argentina en 1882, que ejercía desde 1881 la Superintendencia de Consejo Escolar, tratándose en fuertes polémicas con otros miembros que responden a la línea conservadora católica del ministro de Instrucción Pública para la época, Culto y Justicia, Manuel D. Pizarro.

Siendo arbitrariamente destituido de dicho cargo por el presidente Julio Argentino Roca, se encontró al frente de la redacción de El Nacional, desde donde propinó una doble y dura pelea contra el roquismo, por una parte, denunciando su maniobra de concentración de poder en sus manos y por otro, en pro de la implantación de la educación común laica, en réplica constante contra el sector ultramontano militante que tenía su órgano de prensa combativa en La Unión.

Su período como Gran Maestre debió alcanzar hasta 1885, no obstante, en setiembre de 1883 declinó del mismo. Su renuncia habría sido consecuencia de contesta pública que Sarmiento dio al Presidente del Club Liberal.

Este a través de la redacción lo había citado como Gran Maestre de la Masonería a participar en la congregación que se estaba preparando para septiembre de 1883 a favor de la enseñanza laica, solicitando a su vez que oficiase de intermediario para que concurrieran a ella las logias de su obediencia.

Para el invierno de 1888 se fue a climas más cálidos en el Paraguay acompañado de Aurelia Vélez, hija de Dalmacio Vélez Sarsfield, y autor del Código Civil, quien fue su compañera de vida sus últimos años. Allí finalmente fallece el 11 de septiembre de 1888, negándose a recibir asistencia religiosa, y ordenando la no concurrencia de un sacerdote católico a su lecho postrero.

De tal forma que la masonería de ese país, es decir en Paraguay, en cuyo cuerpo pertenecía y dedico parte de su vida, le rindió honores. Cuando sus restos fueron trasladados a la Argentina, sucedió igualmente de parte de la masonería argentina.

Un hombre polémico

Al igual que todo hombre público, dedicado a la letras y autor de innumerables obras, Domingo Faustino Sarmiento ha sido objeto de seguidores, defensores y detractores, por lo que también fue un hombre envuelto en polémicas, nunca estuvo ajeno a la crítica y objeciones de su pensamiento, ello pese a que es considerado por la historiografía como uno de las principales figuras argentinas del siglo XIX, su figura no está exenta de polémicas.

La gran variedad de escritos y artículos escritos con su brillante pluma por más de 50 años, y cuya última compilación, insumió 53  tomos y más de 15 mil páginas, son fuente viviente de algunos pasajes contradictorios y otros de notable violencia verbal, recurso muy usado por sus contemporáneos.

Al mismo tiempo que su impulso por desarrollar su país, también se refieren sobre la crueldad de las tropas nacionales bajo sus órdenes en la represión de las rebeliones de los últimos caudillos, tal como sería el asesinato del General Ángel Vicente Peñaloza, y las levas forzosas de gauchos para luchar contra los indígenas.

De igual forma, ha sido objeto de críticas su postura con respecto a la Patagonia, poniendo en duda la soberanía argentina sobre dicha región. No obstante, dicha posición no sería sostenida posteriormente por el sanjuanino, pues en una misiva fechada en febrero de 1881, es decir, 1 mes luego del ingreso de las tropas chilenas a Lima, aconsejaba a Don José Manuel Balmaceda lo siguiente:

He debido aguardar al cese para responder, sobre el rumor de las batallas; que los actores narran todas las escenas del enorme drama, para ofrecerle a usted mi parecer sobre la política que debe imperar en Chile luego de su estruendosa victoria en el Pacífico:

Negar la entrada en el Atlántico y tener el coraje de no tener razón en Magallanes ni Patagonia, so pena de constituir un estado desde Tarapacá hasta Santa Cruz, con 1500 leguas de largo, sin ancho apreciable, 3 repúblicas y 2 mares por guardar. También es controvertida su posición respecto de los indígenas, a los gauchos​ y a los judíos.

Sobre los gauchos señala José Ignacio García Hamilton que La palabra gaucho en el siglo XIX significaba algo diferente al actual. Cuando Sarmiento le indica a Mitre no ahorre sangre de gauchos, es lo único que tienen de humano, está hablando de Urquiza, es decir, de un rico empresario y ganadero.

Pues el término gaucho, para entonces se traducía como marginal, pillo o, políticamente, intolerante. De allí que a Rosas y a Urquiza les decían gauchos en este último sentido, es decir, caudillos bárbaros, que no permitían el disenso.

En relación a los originarios, se ha puesto en evidencia las distintas facetas de la posición de Sarmiento ante estos americanos y se ha corregido en lo posible la opinión ampliamente regada entre los americanistas de que sentía rechazo hacia el indígena y quería su exterminio total, lo cual según algunos, no era del todo cierto.

Así se sostiene que Sarmiento tuvo 2 posiciones frente a los indígenas, englobándolos en los que se encontraban en estado salvaje y los demás, asimilados en las ciudades, es decir, a la civilización. En tanto, que a los primeros, a los que le efectuaban los malones, los llamó salvajes u hordas salvajes; pero sintió simpatía por aquellos que se habían asimilado a la civilización.

Sarmiento, al mismo tiempo, tuvo un propósito etnográfico y arqueológico por el indígena. Es decir, el enemigo de  este no fue el indio americano, sino el pesado lastre que dejó tras de si la colonia española, algunos de cuyos elementos involuntarios fueron el indígena sobreviviente y el mestizo, con los estigmas que dejó en ellos la colonización.

De igual forma, había problemas relacionados con los indígenas que se arrastraban desde la época hispánica, la cual había persistido durante la época patria y la Organización Nacional.

Pues los malones azotaban no solo la frontera sino que frecuentaban y atacaban tanto a las áreas rurales como a los pueblos y durante la presidencia de Domingo Faustino Sarmiento, siendo esto uno de los principales temas de la opinión pública nacional.

Solo en estos bandoleros dejaron un saldo de 300 civiles muertos, 500 cautivos y 150 mil a 200 mil cabezas de ganado robadas. Entonces Sarmiento, preparó una expedición punitiva al mando del experimentado general Ignacio Rivas a quien le sumó un importante número de indígenas aliados como los borogas, pampas y ranqueles del cacique Catriel.

Esta fuerza combinada y repotenciada, por medio del ejército Argentino e indígena, logró vencer a Calfucurá en la Batalla de San Carlos de Bolívar, en marzo de 1872. En 1873, muerto el cacique Calfucurá, el gobierno aprovechó la coyuntura y venció nuevamente a sus guerreros, capturando Atreucó, uno de los principales campamentos del fallecido cacique.

Homenajes

Este ilustre y renombrado personajes, aun con sus eventuales detractores, fue objeto de múltiples reconocimientos, solo luego de su muerte, sino también en vida; pues al valorar sus aportes, estos superan con creces cualquier contrariedad que pudiera haber oscurecido algún aspecto puntual. De tal manera, que se le homenajeó en varios ámbitos, tales como:

Día del Maestro

Sobre este aspecto se tiene, que para 1943 en transcurso de la primera Conferencia Interamericana sobre la Educación, reunida en Panamá, Domingo Faustino Sarmiento estableció como Día Panamericano del Maestro en las Américas al 11 de septiembre,también como una forma de homenajear al fallecido Domingo Faustino Sarmiento, en su discurso refirió:

Considerando que es actividad primaria del colegio la educación de los sentimientos, por cuya razón no debe olvidarse que entre ellos figura en primer plano la gratitud y devoción conferidas al maestro de la escuela primaria, que su abnegación y sacrificio guían los primeros pasos de nuestras generaciones y orienta el porvenir espiritual y cultural de nuestros pueblos.

Asimismo, que no hay una fecha más propicia para celebrar el día del maestro que el 11 de septiembre, cuyo día pasará a la eternidad y a la historia, a partir del año 1888, gracias al ilustre maestro argentino Domingo Faustino Sarmiento.

Museos

En este particular, hoy día existen en la ciudad 3 museos dedicados a la figura de Domingo Faustino Sarmiento, de ellos 2 en su momento le sirvieron como residencia:

Aunque su hogar Natal en la Ciudad de San Juan, gracias al esfuerzo y el trabajo de su madre. Fue usada por Sarmiento como residencia y casa de gobierno durante su gestión como gobernador. Mientras que la Casa Museo Sarmiento, ubicada en la sección de islas de Tigre, en la provincia de Buenos Aires, ubicada sobre el Río Sarmiento y que funciona como museo y biblioteca.

Es destinada como casa de recreo, en este caso Sarmiento fue uno de los primeros en comprar un terreno en el sector isleño, en 1855, así como uno de los principales impulsores de su colonización.

Al respecto, escribió numerosos artículos donde defendía las bondades y posibilidades de explotar esa zona, que fueron recogidos póstumamente en su libro El Carapachay, como llamaba a la región de islas, nombre guaraní que hoy lleva uno de sus ríos.

Igual, ocurrió con el Museo Histórico Sarmiento, ubicado en el barrio porteño de Belgrano, en el edificio donde operó de manera temporal como casa del gobierno nacional, antes de que sea declarada Capital Federal. En ella se guarda la colección de objetos más importante dedicada al prócer, entre ellos, el célebre retrato que le hizo su nieta Eugenia Belín.

Por último está la casa que tuvo Sarmiento en Buenos Aires, donde vivió entre 1875 y 1888, donde hoy se ubica la sede de la Casa de la Provincia de San Juan, por lo que a pesar de no ser un espacio dedicado propiamente al prócer, permanece abierta al público general.

Monumento funerario

A inicios del siglo XX se edificó sobre la tumba de Domingo Faustino Sarmiento, ubicada en el Cementerio de la Recoleta, un monumento funerario en su honor. La prensa llamada La Nación, en su edición del 19 de junio de 1900, bajo el título de: Monumento a Sarmiento. Nombramiento de la comisión ejecutiva:

En la junta celebrada ayer por los iniciadores de la edificación del monumento a Sarmiento, en la tumba que guarda sus restos en el cementerio Norte, quedó definitivamente constituida la comisión ejecutiva de los trabajos a realizarse para dar práctica a la iniciativa.

Hoy se organizarán las comisiones provinciales y mañana se darán a publicidad. La comisión ejecutiva ha quedado compuesta de la siguiente manera:

Presidentes honorarios

  • Teniente general Bartolomé Mitre.
  • Dr. Carlos Tejedor.
  • Señor José Posse.
  • Dr. Mariano Varela.

Presidente

  • Rafael A. Cobo.

Vicepresidente

  • Eustaquio Díaz Vélez.

Vicepresidente

  • 2do. General Manuel Campos.

Monumentos

Varios son los monumentos erigidos en honor a Domingo Faustino Sarmiento, tanto en Argentina como en el exterior. Entre ellos destacan el Monumento a Sarmiento, ubicado en el Parque Tres de Febrero, en Buenos Aires, estatua en bronce realizada por el célebre escultor francés Auguste Rodin y el conocido altorrelieve Ofrenda floral a Sarmiento, obra del francés Émile Peynot, en El Rosedal de Buenos Aires. Además están:

  • Monumento en el Parque Tres de Febrero, Buenos Aires, de Auguste Rodin, inaugurado para el Centenario Argentino.
  • Ofrenda Floral a Sarmiento, de Émile Edmond Peynot, en El Rosedal, Buenos Aires.
  • Monumento en su ciudad natal, San Juan
  • Busto en el pueblo de Lucio Vicente López, Argentina.
  • Monumento en Lima, Perú; fue donado por la ciudad de Buenos Aires
  • Monumento en Boston, Estados Unidos.
  • Ladrillos de la primera escuela que fundó, en la provincia de Buenos Aires
  • Monumento en la ciudad de Tigre, Argentina
  • Busto en la localidad de Villa San Agustín, en Valle Fértil, San Juan, Argentina.
  • Retrato esculpido en la Sierra de Marquesado, en San Juan
  • Monumento a Sarmiento en Caucete, San Juan
  • Monumento en Boston, Massachusetts

Papel moneda

Otro de los reconocimientos a este prócer de la historia Argentina, es representado por la colocación de su imagen en el papel billete de 100 australes (1985-1992) y el $50 de curso legal hasta 2018, cuando se creó el nuevo billete con la figura del Cóndor Andino de la serie Animales Autóctonos de Argentina con la que coexiste.

Himnos

De igual manera, se conocen 2 himnos en honor a Domingo Faustino Sarmiento. El primero de Segundino Navarro, con arreglo de Francisco Colecchia, mientras que el segundo es obra de Leopoldo Corretjer. El de Navarro es entonado en la provincia de San Juan, mientras que el de Corretjer, se oye en el resto del país.

No obstante, consta como antecedente que en una ceremonia realizada en Barracas a mediados de 1900, a cargo de 1200 alumnos de las 11 escuelas del Distrito 8vo. de la Ciudad de Buenos Aires, presidido por Benito Carrasco, primer homenaje infantil a Sarmiento, se ejecutó un himno en su honor, compuesto por un profesor de música de apellido Rolón y con letra de B. V. Charras.

Facundo o Civilización y Barbarie (1845)

Según datos y registros históricos, en 1845 arribó a Chile un enviado del dictador argentino Juan Manuel de Rosas (1835-1852) para protestar por la campaña antirrosista que llevaban a cabo en el país andino los exiliados argentinos. Este hecho precipitó una estrepitosa réplica literaria por parte de Sarmiento:

  • La publicación por entregas, en el periódico El Progreso, de Facundo, más tarde el autor uniría en el volumen Civilización y Barbarie.
  • Vida de Juan Facundo Quiroga. Las ediciones modernas tienden a titularlo Facundo o Civilización y Barbarie o simplemente Facundo, conservando el nombre de la primera publicación por entregas.

Este texto, supone en su mayor parte una biografía novelada del caudillo federalista Juan Facundo Quiroga, muerto 10 años antes. Desde el punto de vista de Sarmiento, Facundo Quiroga había prefigurado el mal que en el presente encarnaba Juan Manuel de Rosas:

  • Si Quiroga es la barbarie, consecuencia de un medio adverso y unos hábitos primitivos, Rosas significa la barbarie hecha institución, fría y sistemática, y en este sentido, la obra es tanto una defensa contra el régimen de Rosas como una indagación en sus raíces.

Tal convicción de la decisiva influencia del medio físico sobre el carácter y las costumbres de sus habitantes, así como su vivaz descripción, se apoya en un planteamiento poco sistemático, no obstante, totalmente eficaz para el propósito propagandístico y político de la obra.

Luego de 4 capítulos alusivos tanto a la geografía como a la vida social, así como a la historia contemporánea del país, los capítulos V-XIII presentan la biografía novelada de Facundo; los 2 últimos contienen el examen del presente y la mirada del autor al porvenir.

Según Domingo Faustino Sarmiento, los desastres ocurridos en la nación desde la independencia, son el producto del enfrentamiento entre la civilización y la barbarie, a consecuencia de la influencia del medio pampeano, en cuyos rudos habitantes, es decir, los gauchos, se exponen los hábitos sociales primitivos y el desorden ciego de la naturaleza.

Para este autor, la promesa elevada de Argentina sólo puede surgir en un programa de reconstrucción nacional, educativo, que salve del abismo entre la sociedad civilizada y la que se ha forjado al margen de ella en las provincias. De allí que Sarmiento definiera el libro como la visión de un país por un joven ansioso de actuar desde dentro como fuerza transformadora.

No obstante, los magníficas dones de visualización, así como la magnificente fuerza de la prosa de Sarmiento permiten que Facundo supere ampliamente las vicisitudes de su gestación, y de sus fines políticos para transformarse en una de las obras más singulares e irreductibles de la literatura argentina.

Fue así que para 1845, gozando de su prestigio como pedagogo, logró que el entonces ministro y futuro presidente de Chile, Manuel Montt, le encomendara realizar estudios sobre los sistemas educativos de Estados Unidos y Europa. A cuyos fines viajó por numerosos países europeos y por los Estados Unidos, y de regreso en Chile publicó Educación popular (1848).

En el sostiene que la educación primaria y las bibliotecas públicas son el remedio más eficaz para combatir el atraso y la ignorancia, de hecho puso estas vivencias en marcha cuando ocupó cargos de decisión. Anteriormente, también a solicitud de Montt, había escrito un Método gradual de lectura con el que aprenderían a leer varias generaciones de chilenos.

En 1849 compiló las impresiones de aquel periplo en el epistolario Viajes en Europa, África y América, donde enseñó sin timidez su afán por la democracia del sistema norteamericano, que valoró como un modelo. Esa misma idea inspiró en 1850 su obra Argirópolis, proyecto de una capital de los Estados Confederados del Río de la Plata.

Más tarde, en 1850 en Recuerdos de provincia, una interesante autobiografía en la que Sarmiento trae a colación vivencias de su niñez y presenta retratos de diversos personajes que fueron parte directa en la formación de la nación argentina; el relato procede por cuadros rápidos, llenos de nervio y de vigor pintoresco.

El autor halla, al exponer en sus juegos infantiles, la psicología descarada y plena habida en el niño; y escribe páginas con temblorosa pluma y emoción al retratar a su madre; y con afecto singular recuerda a su maestro, José de Oro. Por su fina ironía y su franco realismo, los Recuerdos de provincia son, junto con su Facundo, su libro más vivo. Así fue la vida y obra del prócer, ilustre y notable Domingo Faustino Sarmiento.

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