Biografía de la autora Taylor Caldwell y sus libros

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Taylor Caldwell es una prolífica escritora inglesa, cuyos libros solían estar en la lista de los más vendidos desde su publicación. Su narrativa estaba orientada a lo político y religioso, sin que por ello dejara de ser atrayente para el público. Sigue leyendo y conoce más de la biografía de esta gran autora.

Taylor Caldwell

Biografía de Taylor Caldwell

Janet Miriam Hollam Taylor Caldwell, también conocida por sus seudónimos Max Reiner, J. Miriam Reback y Marcus Holland, fue una reconocida novelista estadounidense. Nació el 7 de septiembre de 1900 en Manchester, Inglaterra. Su padre, de origen escocés, trabajaba como ilustrador de libros y revistas.

Su familia era descendiente del clan escocés MacGregor, del cual los Taylors representan un clan subsidiario. A los seis años, fue merecedora de una medalla por un ensayo que escribió sobre la vida de Charles Dickens. En 1907 se mudó con sus padres, Arthur F. Taylor y Anna Caldwell, y su hermano menor, a Estados Unidos, residenciándose en Buffalo, New York. Poco después falleció su padre, lo que llevó a la familia a realizar un gran esfuerzo para sostenerse en su nuevo hogar.

Al hablar de sus primeros años, la misma escritora comentó que nunca tuvo infancia ni adolescencia. Al cumplir cuatro años sus padres la inscribieron en un colegio. Además, no recordaba alguna manifestación de afecto por parte de ellos lo que, a la larga, le había ayudado a formar su carácter.

Con apenas ocho años de edad escribió sus primeros relatos, que también ilustraba. Su primer trabajo escrito fue un cuento de hadas, repleto de terror y muchas ilustraciones. Al mostrárselo a su padre, este se limitó a leerlo, observar los dibujos y, sin mayores comentarios, lanzarlo al fuego ardiente de la chimenea. A los doce años Caldwell había terminado su primera novela, El romance de Atlantis, que fue publicada en 1975.

Ante esta realidad, la autora aseguró que no le importó, ya que una vez escritos sus relatos, perdía el interés en éstos: “Debo haber escrito unas nueve o diez historias al año hasta la época de mi primer matrimonio”, destacó la escritora al referirse a sus primeras producciones literarias.

Taylor Caldwell

A lo largo de toda su vida Janet logró escribir más de 30 novelas de diferentes géneros, y hubieran sido más si su segundo esposo no hubiese quemado parte de sus manuscritos inéditos. Aunque su trabajo fue prolífico desde muy temprana edad, no fue sino hasta que tuvo 38 años cuando logró publicar su primer trabajo.

Entre los años  1918 y 1919, se incorporó como Reserva Marina de los Estados Unidos. En 1918, contrajo matrimonio con William Fairfax Combs, sobre quien la escritora se refirió en alguna oportunidad como un holgazán. Tuvo su primera hija en 1920, de nombre Mary Margaret, pero conocida cariñosamente como Peggy. Janet se vio obligada a contribuir con el sostén de la familia, para lo cual realizó diferentes trabajos en el Departamento del Estado de Nueva York.

En 1923 comenzó a trabajar como reportera de la Corte de Nueva York, del Departamento de Estado de Trabajo en Buffalo. Al año siguiente, labora para el Departamento de Justicia de Estados Unidos, como integrante de la Junta de Investigación Especial, una especie de tribunal de inmigración.

El matrimonio de Janet y Combs duró hasta 1931, año en que la escritora logró obtener tres certificados que ella consideró “mis pasaportes a la libertad”: certificado de bachiller en arte emitido por la Universidad de Buffalo, que había logrado gracias a sus estudios nocturnos; el divorcio de su primer esposo, y el certificado de matrimonio con quien había sido su jefe en el Departamento de Inmigración Marcus Reback.

El segundo matrimonio de Taylor Caldwell duró cuarenta años, hasta la muerte de Reback, en 1971. Al año siguiente de casarse, en 1932, dio a luz a su segunda hija, Judith Ann. Su nueva relación de pareja le permitió abandonar su trabajo de oficina para dedicarse a la escritura.

En 1938, gracias a un trabajo colaborativo con su esposo Marcus Reback, Janet escribió su primera novela, Dinastía de la Muerte. En ese tiempo ya la autora había escrito otros tantos títulos que permanecían inéditos, por lo que debió elegir un nombre para firmar. Los editores sugirieron que firmase con sus apellidos, ya que sugería una imagen masculina más acorde con el título del libro; tampoco debían colocarse fotografías de la escritora en esa edición.

Dinastía de la muerte se convirtió en un bestsellers. El público asumió que Taylor Caldwell era un hombre, por lo que su revelación como mujer causó revuelo entre sus lectores. De ahí en adelante, durante los 43 años siguientes, publicó otras 42 novelas, muchas de ellas llegaron a ser las más vendidas. Su libro Este lado de la inocencia, fue el libro de ficción más vendido en el año 1946 y permaneció en la lista de los libros más vendidos del New York Times durante seis meses, de los cuales nueve semanas estuvo en primer lugar.

Según una noticia publicada en el Time, el marido de Janet, Marcus Reback, al sentirse desplazado por el éxito de la autora, quemó 140 manuscritos de novelas inéditas. Taylor Caldwell logró vender más de 30 millones de copias de sus libros, con lo que logró amasar una gran fortuna.

Taylor Caldwell continuó escribiendo y editando sin parar en los años siguientes. Así, en el año 1940, bajo el seudónimo de Max Reiner, publicó The Eagles Gather; novela seguida por Earth Is the Lord’s y Time no Longer, en 1941; The Strong City, en 1942; This Side of Innocence, en 1946; Let Love Come Last, en 1949; Never Victorious, Never Defeated, en 1954; Dear and Glorious Physician, en 1959; A Pillar of Iron, en 1965; Testimoby of two Men, en 1968; Great Lion of God, en 1971; Captains and the Kings, en 1972 y Answer as a Man, su última novela publicada en 1981.

La escritora era una abierta conservadora. Durante algún tiempo escribió artículos para la Sociedad John Birch y mantuvo vinculación con el antisemita Liberty Lobby. Sus memorias, titulada En Creciendo resistente, fueron publicadas en el año 1971 y recopilan varios artículos emitidos por la opinión pública estadounidense y demás reseñas periodísticas en las que se hablaba sobre la vida y obra de la escritora.

Por los años 1970 fijó su atención en la reencarnación, gracias a su cercana amistad con el escritor ocultista Jess Stearn, quien le asomó la idea de que sus novelas históricas estaban inspiradas por el recuerdo subconsciente de sus vidas pasadas. Ella aceptó ser hipnotizada y hacerse una regresión para refutar la reencarnación. Estos hechos le sirvieron de insumos a Stearn para su libro La búsqueda de un alma. Vidas psíquicas de Taylor Caldwell, fechado en 1973, en el que reseñó que la autora recordó once vidas.

La escritora también colaboró con Jess Stearn en la novela A Romance of Atlantis, publicada en 1975 y en el libro Judas, que salió a la luz en 1978. En el año 1967 pierde parcialmente el sentido de la audición y, en 1970 muere su esposo Marcus Reback, con quien mantuvo una relación de cuarenta años.

Dos años después se casó con William E. Stancell, pero el matrimonio fue fugaz y terminó divorciándose a la vuelta de un año, en 1973. Pasaron cinco años y, en 1978 contrajo nupcias con Robert Prestie, quien era 17 años menor que Janet, lo que causó enfrentamientos con sus hijas y el posterior suicidio de su hija menor Judith, en 1979.

En 1979, sufrió su primer derrame cerebral y se fue a vivir con su esposo a Greenwich, Connecticut. Tras la complicación de salud, Janet perdió el habla pero aún podía escribir. Su hija Peggy introdujo una acusación en contra de Prestie, a quien señaló de abusar y explotar a la escritora, lo que generó una gran batalla legal entre madre e hija.

Taylor Caldwell siguió escribiendo hasta mayo de 1980, cuando sufrió un segundo Accidente Cerebro Vascular que le quitó el habla. Murió en su casa el viernes 30 de agosto de 1985, a los ochenta y cuatro años, a  causa de un cáncer de pulmón que le ocasionó insuficiencia respiratoria.

Los libros de Taylor Caldwell fueron un éxito total de ventas durante toda su carrera como escritora; de hecho, en el año 1979 firmó un acuerdo para la escritura de dos nuevos títulos por $ 3.9 millones. Durante su trayectoria como escritora fue merecedora de varios premios como el que le otorgó La Liga Nacional de Mujeres de América pluma medalla de oro, en 1948; el Evening News Buffalo Award, en 1949; y el Gran Premio de Cahatvain, en 1950.

Taylor Cadwell se casó cuatro veces y se divorció en dos oportunidades. Tuvo dos hijas con las que mantuvo una relación muy conflictiva. Sin embargo, su herencia literaria va más de los bestsellers: “su gran legado fue la alegría y satisfacción que proporcionó a miles y miles de personas que gozaron y se entretuvieron con la lectura de sus obras”

Libros de Taylor Caldwell

Taylor Caldwell es reconocida por escribir grandes sagas familiares, cuyos tema centrales están vinculados con la intolerancia social, étnica y racial; el enfrentamiento entre las ansias de poder y dinero y los deseos espirituales, familiares y amorosos. En su madurez literaria escribió sobre personajes que dejaban atrás su vida de miseria para tener grandes fortunas. Sus novelas eran en su mayoría de corte histórico, en las que la religión ocupaba un lugar importante.

Taylor Caldwell durante toda su vida, escribió más de cuarenta y tres novelas, en solitario o en trabajos colaborativos con otros autores; todos de gran éxito y muchísima receptividad por la crítica. En total, Caldwell vendió más de treinta millones de libros, y obtuvo numerosos premios.

La dinastía de la muerte, escrita con la ayuda de su esposo Marcus Reback, fue publicada en 1928; La tierra del señor GenghisKhan, el poderoso señor de los mongoles, publicada en 1940; El  abogado del diablo, de 1952; Médicos de cuerpos y almas, que salió a la luz en 1958; Prólogo al amor, en 1965.

La columna de hierro. Cicerón y el esplendor del imperio romano, publicada en 1965 y, nuevamente, en el año 2013. En el año 1971 publicó Una juventud difícil, novela biográfica y, en 1975, La leyenda de Atlántida. Durante 1980 fue el turno para Responde como un hombre y 1983 para Perdidos para el amor.

Ya para el año 2000 publica Ni vencedores, ni vencidos; La Casa Grande y Capitanes y reyes. En el 2007 edita Yo, Judas y en el 2008 su éxito literario El gran león de Dios. A continuación una breve reseña de algunas de sus obras más conocidas.

La tierra del señor. Genghis Khan, el poderoso emperador de los mongoles

Biografía novelada, publicada en 1940. Relata la vida de Genghis Khan, con un trabajo muy bien documentado, y con una base historiográfica profunda que permite la lectura de la vida del jefe mongol sin que ello resulte aburrido. Narra los hechos protagonizados por el pueblo mongol y su líder, entre los últimos años antes de Cristo y los primeros después de Cristo.

Genghis Khan nació en una pequeña tribu de Mongolia y alcanzó la gloria gracias a su espíritu guerrero, que lo llevó a extender su dominio sobre todo un continente. En esta novela, Caldwell da a conocer aspectos de su crianza y la influencia de su familia, en especial de su tío Kurelen. Habla también sobre sus amistades y sus primeras conquistas: las mujeres.

En una sociedad salvaje como la de aquellos tiempos, sólo una personalidad imponente como la de Genghis Khan puede lograr el dominio de tan vasto territorio. La escritora también da a conocer el lado humano de este personaje que pasó a la historia como un hombre sanguinario y despiadado.

Médico de cuerpos y almas  

En esta novela, de Taylor Caldwell, que fue publicada en el año 1958, también se describe la sociedad y la política de la antigua Roma, con relatos y pasajes muy bien logrados. Cuenta la historia de Lucano y de su viaje hasta la Tierra Santa, quien a lo largo del relato comprenderá, y aceptará, que Y así, finalmente, Lucano entenderá y aceptará que por más sufrimiento que deba padecer, no puede escapar de Dios.

Médico de cuerpos y de almas narra la historia de San Lucas, el médico apóstol, así como en otros libros refirió la historia de San Pablo y Judas Iscariote. La autora recrea nuevamente historias relacionadas con el tema religioso, sustentado con la investigación profunda de los datos históricos.

Nacido libre en Antioquía, de un liberto del gobernador romano de la provincia, Lucano descubrirá desde sus primeros años su doble vocación: encontrar a un Dios que no conoce, decisión que lo llevó a escoger el celibato, y ejercer la medicina, su amada profesión. El joven médico tomará sus saberes de los conocimientos egipcios, que tienen su origen en los babilonios, que fusionan magia, adivinación y misterio.

Lucas es el único evangelista no judío y que no conoció a Jesucristo en persona. Aun así, su fe se irá fortaleciendo en la medida que se acerca más a Dios, sin que por ello se le ahorre dolor ni sufrimiento. Realizará un largo viaje que lo llevará a su destino final: encontrar a Dios y fortalecer su fe.

La novela se desarrolla lentamente y la escritora hace gala de su capacidad descriptiva para dar cuenta de las intrigas del palacio imperial romano, de las bacanales organizadas por Tiberio y de la vida de los primeros cristianos de Jerusalén. La narración culmina cuando Lucas se encuentra con San Pablo, con la invitación “Continúa en el Evangelio de San Lucas y en los Hechos de los Apóstoles”, acogida de muy buena manera por los lectores.

Se destacan personajes como Diodoro, padre del protagonista y de Keptah, su primer mentor; así como la relación de Lucano con su esclavo liberto, que llegó a ser una entrañable amistad. Durante el relato, la escritora le da un trato especial a los milagros, buscando darles una explicación natural, sin dejar de lado el hecho de que Dios es quien está detrás de todo, sea malo o bueno, puesto que todo está encauzado hacia un orden superior. Al final, Lucano logra reunirse con la madre de Jesús, con la que sostiene varias conversaciones.

Acontecimientos como un barco contaminado por la peste; la estadía de Lucano en Roma, donde se relaciona con algunos miembros de la corte y conoce al emperador; y el primer milagro obrado, sin saberlo, por el protagonista, le dan belleza a esta obra de corte histórico-religioso.

En esta historia Taylor Caldwell va más allá de la interpretación de los textos bíblicos y hace presente a Lucas, considerado como el más misterioso de los cuatro evangelistas y sobre el cual aún persisten algunos vacíos en cuanto a lo escrito y a las investigaciones realizadas sobre el personaje. Como buena escritora, Janet hurgó en la “noción apócrifa” que circunscribe al cristianismo.

Pero esta no se trata de una novela sensacionalista que solo busca vender muchos ejemplares: Médico de cuerpos y almas profundiza en el misterio que rodea a Lucas y que, poco a poco se va develando hasta mostrarnos a uno de los primeros médicos, más cercano, más humano.

La columna de hierro

Es un libro, publicado en 1965, en el que se relata la historia de la antigua Roma, la cual tiene como protagonista al filósofo, abogado y pensador Marco Tulio Cicerón, quien dedicó su vida a la defensa de su nación y la República, en los momentos más trascendentales de ésta.

Durante el relato encontramos personajes como Scevola, el obeso abogado de mente sagaz y aguda, que ayudó a Cicerón en el ejercicio de sus funciones y que fue excepcionalmente escrito. También está Catilina el carismático y guapo aristócrata obsesionado con la destrucción de Roma; Noé ben Joel, el judío que estuvo a poco de convencer a Cicerón de la llegada del Mesías; y toda la sociedad de la Roma del siglo I antes de Cristo.

Producto de nueve años de profunda investigación, esta novela, dejó una importante huella en la vida literaria de Taylor Caldwell. En ella se recrea la vida de Cicerón durante el imperio romano, describiendo con gran exactitud el mundo donde se desenvuelve un personaje excepcional y controvertido como este jurista y filósofo.

Taylor Caldwell profundiza sobre la visión de Cicerón, por demás adelantada a su tiempo, que le gano tanto amigos como enemigos. Más allá de la fidedigna reconstrucción de la historia de la Antigua Roma, La columna de hierro es además un relato en el cual se mezclan las pasiones, los crímenes y las intrigas de palacio, y que a su vez muestra los temas que más le preocupaban a Cicerón: la guerra, la religión y la política.

Los hechos relatados se suceden en el siglo I a.C., cuando Julio César gobernaba Roma, durante la época de la República y antes de que el Imperio Romano alcanza su máximo esplendor. En ese tiempo, un hombre resaltó de entre sus congéneres como político y filósofo, brillante orador y prominente jurista: Marco Tulio Cicerón, quien con sus escritos, como el tratado De Res Publica, o sus  De Res Publica, o sus deliberaciones sobre el discurso político Orationes, mantiene su pensamiento vigente hasta la actualidad.

La novela narra la historia de Cicerón, desde su nacimiento hasta su muerte, y describe todo lo que acontece dentro del palacio romano, lleno de crímenes, bajas pasiones e intrigas, que marcaron una de las más atrayentes épocas de la antigüedad. Es, entonces, una biografía novelada sobre un hombre que concentró dentro de sí el espíritu de tu tiempo, pero que encontró gran oposición a sus ideas democráticas y pacifistas.

En una narración lineal de la vida de Cicerón, que muestra diferentes facetas del protagonista, que van desde su labor como jurista comprometido con Roma hasta su lado soñador y algunas veces depresivo. A continuación, algunos fragmentos extraídos de esta fascinante obra:

  • “El Hombre que no está seguro de su fe y duda de la existencia de la divinidad es el más intolerante”.
  • “Un hombre perverso es más soportable para la mayoría que uno bueno, que es para ellos un constante reproche y al que hay que despreciar”.
  • “La caridad está muy bien, pero debe ser voluntaria y no arbitrariamente impuesta por aquellos que no han de contribuir con su bolsillo o en nombre de la humanidad”.
  • “No hay nada de malo en el cuidado del cuerpo con tal que se supedite al cultivo de la mente y sea siempre obediente a la voluntad”.
  • “El hombre no puede percibir a Dios con sus sentidos, sólo puede comprenderlo con su alma. Y lo poco que puede comprender de él, viene de algo intuitivo que hay en su interior, algo más profundo que el instinto”.
  • “Los Hombres no mueren de amor. Eso se dice en las poesías, pero la vida tiene poco de poética”.
  • “Se elevan los impuestos en nombre de la difícil situación. Y jamás lo suprimen porque cuando un gobierno establece un impuesto, siempre encuentra excusas para mantenerlo por siempre jamás”.
  • “Un abogado que fuese honrado y creyera honestamente en las leyes, se moriría de hambre por falta de clientela. Jamás podría ganar un caso”.
  • “Los abogados siendo hombres, es natural que tengan sus opiniones, pero nadie debe conocerlas si es que aspira al éxito”.
  • “Cuando los perversos te ataquen, no te enfrentes a ellos con audacia ni contrataques creyendo que la justicia está de tu parte. Mejor descubre sus secretos”.
  • “El amor a la patria a menudo se confunde en la mente de los simples con amor al gobierno. Pocas veces son una misma cosa; no son sinónimos”.

  • “Dios habló claramente, pero el hombre siempre tuvo una mente retorcida y se pregunta mil porqués, dándose mil respuestas”.
  • “Más que de los muertos, hay que apenarse de los que les sobreviven para llorarlos”.
  • “Desconfío de las emociones vehementes e incontroladas que toman su impulso y no de la razón, sino de la malicia y la confusión. Si el hombre no ha de ser simplemente una bestia, debe obedecer las justas leyes establecidas por hombres justos y no las leyes caprichosas de los tiranos. Las leyes destinadas a halagar el grosero sentimentalismo de los analfabetos y de los que no piensan más que en las necesidades de la barriga no tienen nada de leyes”.
  • “No es bastante que la ley sea meticulosa; debe ser también justa. Y tampoco basta con que la ley sea meticulosa y justa; también debe ser comprensiva. Y no es suficiente con que una ley sea meticulosa, justa y comprensiva; debe ser igualmente compasiva. Y tampoco cumple todos los requisitos siendo meticulosa, justa, comprensiva y compasiva; debe tener sus raíces en la verdad”
  • “Hay momentos de grave peligro en que es necesario dar todo el poder a un solo hombre, pero debe ser con limitaciones de tiempo y se debe controlar minuciosamente la actuación de ese hombre de modo que no sea devorado por la ambición. Si se volviera demasiado poderoso y tiránico, llegaría a decir — Yo soy la ley — en ese caso habrá que reponerlo inmediatamente, por su propio bien y por el bien común».
  • “Dios no se interpondrá si el hombre marcha camino a su destrucción. Para eso nos concedió el libre albedrío”.
  • “Los hombres dan varios nombres a Dios, pero Él es solo Dios. Llamémosle como queramos, que a eso Él no le da importancia”.
  • “El hombre no ha sido creado para que se compadezca de sí mismo ante el Eterno y se describe como un ser débil, irresponsable de las condiciones de su mente, su alma y su cuerpo. Fue creado para que el mismo llegara a ser uno de los dioses”.
  • “Dios nos conduce por el eterno camino de la sabiduría, y la verdad solo se aprende a costa de sufrirla”.
  • “El hombre juicioso no da su vida a la ligera, porque hay pocas cosas por las que merezca la pena morir. Sin embargo, en los momento de graves crisis, al hombre no le importara perder la vida, porque hay circunstancias en las que no vale la pena vivir”.

  • “Si un hombre es peligroso, el mejor modo de hacerlo inofensivo es invitarle a que se una a nosotros”.
  • “Los hombres antes de creer la verdad, prefieren pensar mal de los otros hombres”.
  • “En la política solo puedes estar seguro de una cosa, de que jamás puedes estar seguro de nada”.
  • “Es un gran misterio que ante la implacable voluntad de Dios los hombres solo posean libre albedrío y su voluntad de cometer el mal”
  • “Cuándo Él creo a los hombres sabía que serían malvados. ¿Lo hace eso, por lo tanto, el creador de la maldad?”
  • “Es una debilidad de los humanos. Amamos incluso a aquellos que no se lo merecen”.

Una juventud difícil

Como su título lo indica, esta novela biográfica, publicada en 1971, habla sobre la vida de Janet Taylor Caldwell durante su adolescencia. En ella, la autora se atreve a relatar algunos momentos de su vida en el único libro de no-ficción  que escribió.

Allí cuenta sobre su infancia rodeada de pobreza, de unos padres en extremo rígidos y poco afectuosos, quienes la obligaban a hacer tareas en la casa desde muy pequeña, algunas tan duras como cargar agua o carbón.

Taylor Caldwell habla de su entorno escolar contaminado por los “así llamados liberales”, los cuales complicaron tanto su existencia que creció y de un entorno escolar en el cual los así llamados liberales le complicaron tanto la vida que creció creyendo que había que salvar al mundo de los liberales y los comunistas.

En uno de sus relatos narra que entre el grupo de niñas que asistían al colegio con ellas había una chica de color, cuya madre viuda trabajaba como modista y siempre la vestía con trajes hermosos para ir a clases. También había unas gemelas rubias muy hermosas. Las tres pequeñas eran muy queridas hasta que llegó una nueva profesora, quien se identificaba a sí misma como liberal.

La mujer le dijo a los alumnos que no debían rechazar a la negra por su color, ni despreciar a las gemelas porque eran judías, y los judíos habían matado a Cristo, e incluyó en la negra lista a Janet por ser inglesa, puesto que los ingleses habían sido enemigos de los estadounidenses.

Así, de un día para otro, los niños comenzaron a separarse, lo que hasta entonces no había ocurrido. Escribió, entonces: “los liberales son seres que no te dejan vivir”. Esta novela no se detiene en fechas o acontecimientos, sino que promueve la idea de que la propia biografía pueda incidir en el modo de pensar del lector y pueda dejarle alguna enseñanza.

El gran león de Dios

En Tarso, Antioquía, nació un niño con un rostro que resulta ser una mezcla de judíos y romanos. Le llamaron Saulo. Al crecer el pequeño, hubo una peste en su ciudad, causándole la muerte a Débora su madre. Saulo también enfermó, pero logró sobreponerse a la letal enfermedad.

La familia en pleno se traslada a Jerusalén con la intención de casar a la hermana de Saulo con un joven. En esta parte de la historia nuestro protagonista ya se había transformado en una persona fría y poco sociable, llegando a ser señalado por sus cercanos como “raro”.

Un día, Saulo se animó para ir a conocer el  mercado de Jerusalén. En el lugar, vio a un joven campesino junto con su madre, imagen que le brindó mucha tranquilidad. En ese momento escuchó una voz que, aunque no podía reconocer, sabía que la había escuchado antes.

Tito Milo le comenta a Saulo sobre unos disturbios que se habían suscitado en la Puerta de Damasco y, aunque su padre le prohibió que fuera a ver, nuestro protagonista desobedeció la orden y fue a ver las crucifixiones. Pudo notar que en el lugar estaba un campesino brindándoles esperanzas a los hombres que serían crucificados, pero no logró ver su rostro.

A los pocos días, Saulo padeció con una fiebre muy alta que le duró varios días y le ocasionó ceguera en uno de sus ojos. Ante su situación, pidió que fuera retrasada la boda de su hermana pero esto no ocurrió y la boda se llevó a cabo tal como estaba previsto.

Hilel, padre de Saulo estaba en busca de una esposa para su hijo. Fue con un Rabino para pedirle a su nieta, Elisheba, pero éste se negó argumentando que Dios tenía otros planes reservados para Saulo. Por ese tiempo, Saulo se escapó de su casa, aunque siempre mantenía comunicación con su padre por medio de cartas; pero el hombre no hallaba consuelo por la decisión que había tomado su hijo.

Aristo viaja hasta Israel en busca de Saulo y, al encontrarlo, le informa que su padre está enfermo por lo que debe regresar. Paralelamente, Telis, un hombre que Aristo conoció durante el viaje, le cuenta sobre un “Mesías” que había visto. Hilel falleció poco después, pero Saulo no aceptó la herencia de su padre y la donó al templo de Tarso.

Saulo volvió a su tierra. Mientras adornaba la tumba de su padre conoció a un pequeño que se le parecía mucho. Al indagar sobre quién era, supo que era su hijo, nacido de su relación con Dácil.

El nombre del niño era Bóreas. Un día, el pueblo de Tarso entró en revuelo a causa de un eclipse de sol, pero Saulo no le dio mayor importancia. Milo Plutonio lo visitó para hablar sobre el “Mesías”: Amos había fallecido pero Jesús Nazareno lo devolvió a la vida. Saulo no creyó nada de lo que había escuchado y se prometió echar por tierra el mito sobre Jesús.

Al volver Saulo a Jerusalén, se dirige al mercado, donde escucha más comentarios sobre el “Mesías”, mismos que alimentaron aún más el desprecio que sentía por aquel desconocido. Saulo se presentó ante el Sumo Sacerdote que acusó al Nazareno y éste lo nombró “perseguidor romano de los rebeldes en Israel”. Saulo se negaba a creer en el “Mesías” y su tarea era hacer desaparecer a todos los “rebeldes” cristianos.

En una de sus persecuciones, Saulo fue derribado de su caballo y al caer al suelo quedó ciego, pues vio una intensa luz que al desvanecerse le mostró al Señor, quien le dijo que fuera a la casa de Judas donde un hombre llamado Ananías le devolvería la vista. Así lo hizo y volvió a ver.

Después de lo ocurrido, Saulo se dedicó al Evangelio y salió a predicar, pero muchos desconfiaban de él, quien una vez los había perseguido hasta matarlos y ahora predicaba la palabra de Dios. Saulo se reúne con Pedro y al ver cómo el pueblo recibe al heredero de Jesús, se pregunta por qué tiene tal aceptación y él no.

Más adelante, Saulo se encuentra a su viejo amigo Bernabé, quien le cuenta que Dios le envió un mensaje a Saulo a través de un sueño: Debía regresar a Tarso. Saulo vuelve a su tierra pero no es bien recibido. Sólo encuentra acogida en casa del fallecido rabino Isaac, donde se reencuentra con Elisheba, a quien encuentra muy hermosa y le roba un beso.

Saulo encontró interesante a los griegos. Lucas debía darle una mala noticia pero no se atrevía, por lo que decidieron emborracharlo para decírselo. Saulo se dio cuenta de lo que planeaban y les pidió que le dijeran lo que estaba pasando. Le contaron que los romanos pretendían obligar a los cristianos y judíos para que adoraran al César, pero éstos se negaron, por lo que incendiaron la más grande sinagoga, donde se encontraban Bóreas, su esposa y sus hijos, además de la esposa de Aristo, quien no soportó lo ocurrido y se suicidó.

Saulo tuvo conocimiento de la guerra entre cristianos y romanos. Todos sabían de la visita de Saulo a Jerusalén y lo esperaban llenos de odio. Un grupo intentó asesinarlo al entrar al templo, pero no lo lograron por la intervención de los soldados que lo apresaron para que tuviera un juicio justo.

Saulo estaba preso en la ciudad y había mucha presión para realizar el juicio en su contra. El protagonista le cuenta a Félix sobre Milo, pero Félix le responde que había sido ejecutado por conspirar en el asesinato de Nerón. Durante el juicio, Saulo logró conmover el corazón del mismo rey con su historia y con la convicción que tenía para llevar el Evangelio de Cristo por todo el mundo.

Saulo tuvo una visión sobre Roma y otras ciudades del mundo, pero vio a Roma en llamas. Saulo, haciendo caso a las palabras que una vez le dijera su padre Hilel, decidió dejar Tarso para dirigirse a Roma. Entristecido, abandonó su hogar y emprendió su viaje a Roma, porque su fe le decía que el Mesías volvería de nuevo a su pueblo

La leyenda de Atlántida

Esta novela, publicada en 1975, tal como lo refiere en su portada, fue escrita por Taylor Caldwell en estado de trance. Allí la autora describe la sociedad y civilización del continente extinto, con una convicción tal que convence al lector de la existencia de este mítico territorio. Cuenta la historia de amor protagonizada por la emperatriz Salustra, mujer valiente que se ve obligada a presenciar y, a su vez, tratar de salvarse de la desaparición de su mundo.

Caldwell Taylor comentó que el primer borrador de esta novela fue escrito en medio de un trance infantil cuando tenía doce años, hecho que le da a este libro un toque mítico y a la autora una capacidad narrativa que trasciende lo verosímil. Lo cierto es que esta novela lleva al lector al tiempo remoto de las leyendas griegas, mismos en los que la lejana isla estaba bañada de vida al punto de que gobernaba el resto del mundo.

Yo, Judas

Esta novela fue publicada en 1977 y como su título lo adelanta, está centrada en la historia de Judas Iscariote y su naturaleza que lo condujo al mal, mostrando a este personaje en una dimensión más amplia. Como casi todas las novelas de Taylor Caldwell, esta mantiene su orientación histórica, sin dejar de lado los elementos religiosos.

¿La intención? Humanizar a Judas, mostrar el lado humano de este personaje señalado por todos como traidor, para lo cual la escritora trabajó la idea de un diario escrito por el propio Judas y que fue encontrado por un monje del antiguo Egipto en la lejana Biblioteca de Alejandría, ya desaparecida.

Ciertamente, solemos pensar que lo sabemos todo de este personaje, pues la Biblia se encargó de mostrárnoslo, y lo erigimos a él como el gran antagonista de toda la historia cristiana. Pero en el libro se introducen elementos que trastocan la imagen que, por tradición, seguimos manteniendo de Judas.

Taylor Caldwell y su visión de la sociedad

En sus historia, Caldwell hablaba de lo que, a su juicio, es correcto y justo, y su pretensión la escribir era enseñar sobre los buenos valores, dentro de los extremos en los que se desenvolvió el siglo XX. La escritora  no sólo fue conservadora, sino que llegó a ser abiertamente reaccionaria.

Caldwell nunca vivió en carne propia una guerra y, aun así se mantenía en pugna constante con quienes disfrutaban de la vida y la pasaban bien. En su mente no podía concebir el ocio, la diversión, el deseo o algo distinto al trabajo duro. Solía decir que las mujeres eran unas mantenidas flojas, que habían transformado a los hombres en seres inermes, atrofiando a la sociedad hasta volverla débil y sin temple.

A diferencia de otras escritoras de su tiempo como Simone de Beauvoir, quien no creía en la institución del matrimonio ni en la familia y defendió siempre los derechos femeninos; Caldwell siempre estuvo en contra de toda idea de libertad e igualdad para las mujeres, y se negó a aceptar que éstas cambiasen su rol tradicional: la escritora lo planteaba como un “rescate de los buenos viejos tiempos”.

En el caso de Caldwell, pocos fueron sus escritos autobiográficos, por lo que sus lectoras mujeres sólo pudieron hacerse de sus ideas a través de sus escritos o de entrevistas, mas no de su vida. Aunque se consideraba ultraconservadora, se divorció varias veces, contradiciendo en la práctica mucho de lo que en teoría proponía.

Caldwell fue defensora a ultranza de la vida simple y, aun así vivió en el lujo extremo. Vociferaba sobre la importancia de la familia, pero abandonó a sus hijas para convertirse en una reconocida escritores, olvidando sus propias palabras sobre la educación de los hijos en las que aseguraba que “los padres estaban obligados a inculcarles a los niños el sentido de la decencia, la amabilidad, la caridad y la reverencia”.

Durante toda su vida mantuvo relaciones conflictivas con sus dos hijas: la mayor se suicidó y la menor la llevó a juicio por lo que la autora la desheredó. Todo esto debería importarnos poco si no fuera porque Caldwell misma puso su vida en el tapete, pretendiendo que fuera ejemplo de las ideas que defendía.

Caldwell fue la consecuencia de una sociedad puritana que la marcó de tal manera que dedicó su vida a preservar, muy a su estilo, los viejos valores soportados en la religión, el ahorro, el trabajo duro, el esfuerzo y, muy importante, el rol tradicional de la mujer dentro de la familia. La autora se sabía un personaje escuchado por el público y aprovechó ese lugar para defender a ultranza sus ideas obsoletas.

Caldwell, por su crianza y formación, mantuvo una visión mística de la vida y sostuvo que toda persona puede, y debe, tener una relación única y directa con el Creador para lograr la solución de todos sus problemas. Definitivamente, esta mujer hizo de la escritura el centro y la razón de su vida.

En no pocas ocasiones Caldwell destacó que su rol como escritora estaba orientado a “llamar a los lectores a que se reconozcan en mis libros, a que reconozcan sus miedos, o sus deseos”. Y lo logró en gran medida, porque la enorme influencia ejercida sobre los lectores y la forma en la que su filosofía de vida incidió en el pensamiento de millones de personas así lo demuestran. Si quieres conocer la biografía de otros autores, haz click en los siguientes link:

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