El libro El Día que se Perdió el Amor, de Javier Castillo

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Al pasar los días podemos encontrar un sin fin de situaciones unas gratas otras no muy agradables, tal es la historia de el día que se perdió el amor, donde te trasladas a hechos relevantes y el suspenso se apodera de ti, te invito a leer el siguiente resumen.

el día que se perdió el amor

El día que se Perdió el Amor

El día que se Perdió el amor es un libro escrito por Javier Castillo, el cual busca continuar la historia que enmarco que su precuela. Sin duda el éxito de su obra anterior «El día que se Perdió la Cordura» dio mucho que hablar, por presentarnos una historia cruda y siniestra sobre una secta que se dedica a matar mujeres bajo la sospecha de que ellas pueden causar algún mal en la sociedad. Con la intención de continuar esta historia, Javier Castillo creo una secuela donde veremos la vida de sus antiguos personajes luego de un tiempo de los sucesos de la Mansión Boston.

Si bien su primera obra fue galardonada con varios premios y obtuvo una gran aprobación internacional (llegando a superar los 100.000 ejemplares vendidos desde Google Book), la secuela también consiguió un éxito bastante grande, pero sin conseguir superar a su antecesora.

Una historia más siniestra contada nuevamente desde el punto de vista de varios personajes, algunos ya conocidos como; Jacob, Amanda Maslow, Steven Maslow y algunos nuevos que se fueron incluyendo en la trama como el detective Bowring Bowring. La secta de los 7 que parecía haber sido erradicada demuestra que todavía sigue activa, buscando acabar nuevamente con la vida de Amanda, que esto siempre estuvo «escrito por el destino».

Debemos tener en cuenta que el destino no siempre desea ayudarnos, y que en ciertos momentos el amor termina desviándose del camino y termina desapareciendo más rápido de lo que piensas. Increíble trama, una historia oscura que no tiene miedo de describir aquellas escenas tan macabras como ya estamos acostumbrados y una evolución de sus protagonistas que nos dejarán boquiabiertos.

Recepción Nacional

Javier Castillo consiguió dominar a toda España con su libro, obteniendo una aceptación superior al 80%. Su obra primer libro era una obra de arte y esta secuela fue la cereza del pastel para culminar la historia. Los españoles no tardaron en convertirse en unos consumidores de sus obras literarias y cuando salió «El día que se Perdió el Amor» fueron pocos los lugares donde no eran buscadas las copias.

El único detalle que comentaron los españoles es la trama algo repetitiva si es comparada con su primera obra, pues visto de manera objetiva tienen la misma construcción: Una secta malvada llena de asesinos religiosos, protagonistas que tratan de escapar de ella o detenerla y una narración basada en diferentes puntos de vista.

A pesar de lo anterior, no es duda para nadie que la obra estuvo a la altura de las expectativas de su primer público objetivo, ya que los españoles no tuvieron problemas en comentar todos aquellos puntos positivos del libro, demostrando nuevamente que Javier Castillo los había cautivado otra vez con uno de sus trabajos.

Recepción Internacional

Al llegar al extranjero la obra continuó con su buena racha, llegando al punto de ser traducido a varios idiomas por editoriales distintas, con la intención de alcanzar cada vez a más lectores. La gran mayoría de las personas que han leído el libro han dejado reseñas positivas, así que podemos estar seguro que va por muy buen camino.

Nuevamente el punto negativo fue la comparativa con su antigua obra, pues si bien había personas que les gustaba mucho este estilo y deseaban volver a ver esta forma de narrar una historia, otro grupo esperaba algo innovador en esta secuela tan esperada y terminaron considerándola una copia de lo que habían visto anteriormente.

Incluso con este problema en cuenta, no es misterio para nadie que los extranjeros recibieron el libro de manera tan positiva como los españoles, llegando a superar otra vez el 80% de popularidad. Cabe destacar que un número importante de críticos afirman que la obra se encuentra sobrevalorada y que su éxito esta relacionado con el libro anterior y no tanto con su historia como tal.

Desarrollo de los personajes y la historia

Como mencionamos anteriormente, El día que se Perdió el Amor es una secuela, así que gran parte de los personajes (que continúan vivos) pueden volver a ser visto. Esta característica les da la oportunidad de progresar y a nosotros como lectores nos permite ver que cambios importantes han pasado desde la primera vez que los conocimos.

Un ejemplo bastante obvio fue Clara, que el primer libro fue presentada como una niña y (alerta de spoilers) pensábamos que murió en un accidente durante el ataque de Los 7, pero ahora pudimos observar que estuvo viva todo este tiempo, siendo cautiva de la secta y sus creyentes.

EL DÍA QUE SE PERDIÓ EL AMOR

La manera en la cual se cuenta la historia también ha evolucionado de forma positiva, ya que ahora podemos observar una mejoría en la narrativa, especialmente en la diferencia de personaje principal entre capítulos. En el primer libro pudimos observar que los capítulos contenían únicamente el nombre del personaje principal, pero ahora también nos presentan la fecha, el lugar y uno que otro dato extra que contribuye para ponernos en contexto de lo sucedido.

Historia Del día que se Perdió el Amor

A partir de acá comenzaremos a explicar la historia que podemos encontrar en el libro Del día que se Perdió el Amor, utilizando el mismo Método de Javier Castillo al dividir cada capítulo con el nombre del protagonista. Cabe destacar que estaremos comentado partes muy importantes de la trama, por lo cual deberán tener cuidado con los spoilers si desean leer el libro o todavía no lo han terminado.

Dicho resumen abarca los actos principales de 3 protagonistas del libro, así que obtendrás spoilers importantes hasta la página 110 del libro aproximadamente!!!

Introducción y sinopsis

Un 14 de diciembre en la mañana entre una afluencia de carros, se observa una chica desnuda con moretones en su cuerpo, los autos hacían lo imposible para no atropellarla. Ella parecía no caer en cuenta el peligro que corría, los vehículos pasaban tan cerca que  movían su cabello cual brisa otoñal, su corazón se acelera, continuo caminando entre los carros y un autobús casi la embiste, llegó a solo centímetros de su maltratado cuerpo, ella lo miró y sonrió, logrando llegar a la otra acera.

Gran parte de los ciudadanos que recorrían aquella zona quedaban impactados por la extraña escena, ya que no era normal ver a una mujer caminando totalmente desnuda en una época tan fría y mucho menos cruzando la carretera como si no tuviera alguna preocupación sobre su propia vida. Una señora que pasaba por el lugar junto a su pequeño hijo le tapo los ojos, mientras que otras personas tomaban fotos o grababan esperando alguna catástrofe debido a un accidente automovilístico.

La tensión llegó al máximo cuando un hombre en una motocicleta pasó a centímetros de ellas, pudiendo apenas esquivar su delgado cuerpo. No tuvo otra opción que estrellar su motocicleta hacia un auto que estaba a su costado, ya que si no lo hacía era casi seguro que la hubiera atropellado.

Casi inmediatamente llegaron los cuerpos policiales, esperando a la chica y apuntando con sus armas a la maltratada joven, ella levantó su mano y los agentes se tornan desconfiados, llegaron a pensar  que tenía un arma. Ella solamente sonrió y soltó unos pequeños papelitos amarillos, que volaban como mariposas, eran notas con nombres de personas, notas que extrañaban un secreto casi tan oscuro como la noche.

Aquella chica maltrecha

Los agentes seguían con miedo, pero ahora al menos tenían la certeza de que no se encontraba armada, de hecho eso era en realidad imposible, ya que no poseía ninguna prenda de ropa donde pudiera esconder algo peligroso. Poco a poco comenzaron a analizar, una chica joven de cabello oscuro, cuerpo delgado, ojos de color miel y una curiosa sucesión de pecas en su pómulo izquierdo.

También era muy visible varios moretones y rasguños por todo su cuerpo, por lo que podían intuir que había sido lastima antes de llegar a aquella zona. Unos pies ennegrecidos y con un preocupante color morado, algo que era bastante obvio por caminar descalzo en la calle en Diciembre.

Ahora que ya no había nada de que demostrase peligro, un agente corrió hacía ella y la cubrió con su chaqueta, estos hombres no eran policías normales, eran agentes del FBI que fueron llamados porque habían malinterpretado la situación. Mientras la llevaban en la patrulla para la sede del FBI, la chica les comento algo que los dejo intrigados a todos <<No pierdan más tiempo, cada segundo que pasa se acorta la posibilidad de salvar la vida de alguien>>.

Una vez llegaron comenzó un proceso de para conseguir su identidad, ya que ella no decía nada referente a su nombre y no tenía nada además de aquellos papelitos amarillos. «Leonard», un chico algo tímido que había entrado hace poco a la fuerza se asustó al descubrir algo horrible, los nombres que habían en los papeles coincidían con los nombres de algunas mujeres desaparecidas y que aún no habían sido encontradas.

Bowring 14 de Diciembre, sede del FBI

Una vez en las instalaciones policiales, adecuaron un área donde la chica podía iniciar ha ser interrogada, unos agentes la veían como una loca, sin sentido a todo lo que respondía, les parecían puras incoherencias. La chica insistía que las personas de la lista iban a morir, tenía nombres y fechas para cada uno de ellos.

El inspector «Bowring Bowring» fue llamado por su asistente Leonard, lo cual le molesto ya que era su tarde libre y tenía un compromiso que él consideraba serio. En realidad solo pensaba estar toda la tarde y noche observando un álbum de sellos que había adquirido hace poco, pero para Bowring que deseaba tener una vida aburrida, ese pasatiempo era algo que no le gustaba saltarse.

Leonard prosiguió a llevarlo a la sala donde se encontraban las evidencias, con la intención de mostrarle aquellos curiosos papelitos amarillos, especialmente uno que Bowring seguro reconocería: «Susan Atkins». Junto al nombre aparecía la fecha de «Diciembre 2014», lo curioso es que ese nombre le parecía realmente familiar, enviando a su asistente Leonard a buscar más información, y dado el caso que encontrara algo relevante que le informará.

Posteriormente el inspector Bowring camino hasta el salón continúo, una sala que le permitía observar cada uno de los movimientos y comportamiento de la detenida. Esta pequeña habitación contaba con un espejo falso, así que era improbable que ella pudiera percatarse que la observaban. La sorpresa fue mayor cuando la chica lo miró fijamente a través del falso espejo, era imposible que pudiera verlo, se calmo a pesar de la impresión que le causaron esos ojos color miel.

¿Cuánto sabe de usted mismo inspector?

La chica apartó su cabellera de la cara y dejó ver sus diminutas pecas, ella observaba las ventanas, los muebles y el espejo, parecía de ya había estado allí. Bowring salió del salón continúo, respiró, tomo el pomo de la puerta del salón de interrogatorio y pensó <<Va ser rápido y llegaré a casa para la merienda>>,  a lo cual entró a cumplir con la formalidad del interrogatorio.

Como era costumbre entró con un rostro serio y despreocupado, a pesar de que por dentro se encontraba bajo estrés. Nunca le gustaron los interrogatorios, según habían demasiadas variables y tenían que analizar correctamente cada detalle, una persona puede decir una mentira tan rápido como puede decir la verdad, así que era necesario poder descifrar cualquier gesto que pudiera darle algún indicio.

— ¿Sabes por qué estás aquí? — dijo el inspector sin recelo ni una pizca de duda.

— Porque el destino me trajo para ayudarlo — Respondió la chica con una voz melodiosa y con una sonrisa pícara.

— Estás aquí por perturbación del orden público señorita, si bien es posible que algunos hayan disfrutado esa escena, no es nada bueno para los padres que sus hijos observen una mujer desnuda por la calle. Esta situación tampoco debió ser agradable para usted debido a estamos en invierno, así que firme acá, prometa que no volverá a hacerlo y se irá a casa con una multa de unos cuantos dólares — dijo el inspector acercándose una hoja.

–¿Cuanto sabe de usted mismo inspector, esta seguro que yo simplemente vine acá por un simple acto de exhibicionismo?– Comentó la chica que señalaba los papelitos amarillos que tenía en la mesa a su costado.

El tiempo corre

Al terminar aquella frase que dejó sorprendido a Bowring, llegó Leonard con un informe, donde se mostraba el caso de Susan Atkins, una mujer que había sido secuestrada hace poco pero logró escapar hace menos de 3 meses y vivía sola en una avenida cercana a la carretera nueve de Brooklyn New York.

La joven continuó afirmando que cada nota que había traído era un presagio del futuro, donde todas las mujeres que tenían escrito su nombre en algún papel corrían peligro de muerte cercano. Para su sorpresa esto se confirmó con el pasar del tiempo, pues ese mismo día durante las noticias habían mostrado una sección de crímenes recientes, donde se encontró el cadáver de la Susan Atkins en una carretera cercana a su apartamento.

Jacob 14 de Diciembre, Apartamento 6to piso

De un leve salto me incorporo de la cama, escucho el cantar delicado de ella, voy al baño y puedo observar su esbelta figura, que me enamora con su vaivén de caderas y pienso cuánto la amo. Voy a la sala a recoger las copas, mover las brasas aún encendidas en la chimenea, observo nuestra ropa dispersa en la sala y me traslado al perfecto y mágico momento que disfrutamos juntos. El teléfono llama mi atención y veo unos parpadeos frecuentes que indican unos mensajes sin revisar, que «Amanda» y yo pasamos desapercibidos.

Escucho el primer mensaje: <<hola soy Anne Spencer, le llamo del Herald Tribune  me gustaría que habláramos de lo que vivió>> eso me parecía absurdo, periodistas perdiendo el tiempo, borre el mensaje sin darle importancia.

Al escuchar el segundo mensaje espera un poco, no consigue oír nada, al poco instante una respiración muy tenue pero agitada logra sobresalir entre el silencio, pensé que sería un fan obsesivo que logró conseguir nuestro número de teléfono. Me inquieta la respiración, pero lo que de verdad me aterroriza es escuchar una voz femenina diciéndome: “Pronto va a terminar, Jacob”.

En ese mismo momento se corta la llamada, una horrible sensación se apodera de mi, es la voz de mi querida Amanda, será que estoy perdiendo la razón, todo mi cuerpo comienza a temblar, mi pulso y corazón se aceleran, una vez que escuche  esa voz fue en aquella mansión, Claudia Jenkins no se me olvida ese nombre y siento que me odio por apresurar todo.

Al chequear la lista de llamadas y todas tiene sus números, pero esta bendita llamada es la única que no tiene identificación, << ¿No puede ser, es acaso una broma o una casualidad? >>.||

Un intruso no deseado

Amanda se para en la puerta, su tierna figura y agradable olor me traslada a otro punto, me transmite tanta paz, no pienso arruinar el momento así que ni le comento lo de los mensajes, la abrazó y le hago saber cuánto la quiero. Le comento si esta preparada para ver a su padre, a lo que ella responde con un si enérgico, son tantos años y vaya que él hizo mucho por mi, quiero recuperar el tiempo, escuchar cada cuanto, tomar su mano, Jacob le pregunta <<y a tu madre cuando la veras>>, Amanda responde algo confundida <<no lo sé creo que no estoy preparada>>.

Sabía que ya casi culminan mis excedencias, terminaran dentro de poco ya que han pasado 12 meses, una vez que regreses de ver a su padre podremos celebrar mi retorno al cuerpo, aunque no quiera dejar todo lo que hemos construido juntos en los últimos meses.

 Todo parecía perfecto hasta que observamos la pared en la sala, donde una terrible imagen nos hizo recordar a ambos la más terrible de nuestras experiencias. Un espiral con 7 aspas, un graffiti enorme que cubría toda la pared, un símbolo que recordaba un pasado oscuro y era el representante de aquella organización que acabó con la vida de decenas de mujeres hace menos de una década. «Los 7» estaban activos nuevamente, y no descansaría hasta que arruinarán la vida de Amanda y la mía otra vez.

¿Como puedes matar a alguien que ya esta muerto?

En ese momento miles de preguntas pasaron por la mente de Jacob, <<¿Como era posible que todavía estuvieran vivos si murieron todos en aquella mansión en Boston, si nuestra puerta esta cerrada como logro entrar acá si vivimos en un sexto piso, todavía siguen obsesionados con Amanda solo porque su nombre apareció en uno de sus macabras listas?>>. Solo giro la vista un momento y pudo ver la cara de miedo de Amanda, ella ya había vivido un infierno por culpa de estas personas, así que era normal que tuviera tanto temor por dicho símbolo.

— No te preocupes Amanda, seguro que fue una broma de mal gusto de algún fanático. Recuerda que nuestra historia se hizo conocida en los medios y hay gente tan estúpida como para bromear con ella — Sin duda Jacob sabía que no se trataba de una broma, pero solo podía intentar calmar a Amanda en ese momento.

— Jacob tengo miedo, jamás no dejarán en paz, jamás terminará este tormento por culpa de esos monstruos — dijo al mismo tiempo que comenzaban a brotar las lágrimas de sus ojos.

Con la idea de buscar la manera en la cual habían entrado en su apartamento, Jacob se separa de Amanda por solo un segundo para mirar la ventana que daba hacía el balcón. Desde su punto de vista era imposible que hubiera entrado por ahí, ya que la escalera para subir por ahí se encontraba averiada y no se encontraba operativa. A pesar de ello, esto fue lo primero que decidió revisar para asegurarse de que el extraño se había marchado.

Un alma por un alma

Inmediatamente se asoma por la ventana consigue escuchar unos pasos detrás de él, a lo que se voltea rápidamente para ver a Amanda siendo retenida por un extraño con máscara, el cual sostiene un cuchillo sobre su cuello.

— Como la toques eres hombre muerto — dijo Jacob con una voz llena de ira y temor a lo que pudiera pasarle a Amanda.

El hombre parecía tranquilo y de hecho soltó una pequeña risa que apenas logró escucharse. Cada paso que daba Jacob hacía adelante, el extraño daba un paso hacía atrás junto con Amanda, como si de una danza mortal se tratase.

Sin previó aviso Amanda comienza un forcejeo y Jacob corre lo suficientemente rápido para unirse. Se soltaron varias golpes, empujones y cuchilladas, pero Jacob logro salir prácticamente ileso, poniendo a Amanda detrás de él.

Cuando parecía que la situación había mejorado, el intruso termino diciendo una frase que ambos recordaban mejor de lo que deseaban «Fatum Est Scriptum» (el futuro ya esta escrito). Una vez dicho esto el hombre procedió a saltar por la ventana del sexto piso sin previó aviso. Jacob intentó detenerle, pero solo consiguió verlo caer, obteniendo una horrible imagen de su cuerpo destrozado en el suelo.

Seguidamente voltea para ver a Amanda y decirle que todo ha acabado, pero escucha las palabras que menos quería oír en ese momento <<Lo siento Jacob>>, 3 palabras que alcanzó a decir mientras se sostenía con ambas manos el corte que poseía en el estómago…

Carla 9 años atrás, Lugar desconocido

— Solo recuerdo algunos sonidos e imágenes del día que llegué acá, un monasterio, una comunidad que posee alrededor de 60 hombres y 60 mujeres. Tanto Laura como Bella afirman que soy importante, ¿Pero qué relevancia podría tener una chica de 16 años en un lugar como esté? << decía en voz baja una chica de tez pálida y grandes ojos de color miel.

La vida en el monasterio no era complicada pero si algo extraña, todos sus miembros tenían prohibido decir mentiras, prácticamente la vida de cada uno de ellos se limitaba a seguir las tareas encomendadas por Bella. Desde hace años realizaban labores sencillos, Laura y la fundadora eran las únicas que también eran especiales, pudiendo observar a aquellas mujeres que producirían algún daño antes de que este sucediera.

Los nombres, la fecha y el lugar era revelado antes sus visiones, mujeres que con buena o mala intención destruirían la vida de los demás en mayor o menor escala. Carla era la única chica del monasterio, así que poco sabía de esta labor, además que aquellas chicas debían desaparecer.

Te quiero

Un día mientras realizaba sus paseos matutinos por los pasillos del monasterio, Carla término en la biblioteca. Desde que era niña no le tenía mucho agrado a esta habitación, ya que parecía algo tétrica y le faltaba bastante iluminación por la poca cantidad de velas que poseía. A pesar de ello, era de los pocos lugares donde podía aprender algo nuevo.

Revisando los libros observó algo extraño en el suelo, una especie de rasguño que tenía forma de flecha. Eso sin duda no se encontraba ahí anteriormente, así que decidida a comprobar que significaba por su curiosidad, la siguió hasta un estante repleto de libros antiguos en latín.

Revisó uno por uno sin encontrar nada interesante, hasta que desde una de las hojas salió un pequeño papelito amarillo que solo tenía 2 palabras: «Te quiero». Carla sabía que el amor estaba prohibido, pero deseaba saber quién había escrito aquella nota y la había colocado ahí, una búsqueda que sin duda acabaría con revelar todos los secretos de aquel monasterio y sus extrañas costumbres…

Esperamos que haya disfrutado nuestro resumen sobre El día que se Perdió el Amor, un libro escrito por Javier Castillo. No te pierdas más reseñas sobre otras obras literarias al seguir estos enlaces!!!

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