El libro Santa de Federico Gamboa (escritor de origen mexicano), es una novela que relata la triste vida de una joven engañada y despreciada por su familia, que cae en el mundo de la prostitución donde conoce de las bajezas y ruindades de las que es capaz el ser humano. Continúa leyendo y conoce más del libro Santa, una crítica a la doble moral de la sociedad.
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Sinopsis del Libro Santa
La historia de Santa se desenvuelve en un burdel ubicado en la ciudad de México durante la dictadura de Porfirio Díaz. Es una clara muestra de la hipocresía de la sociedad conservadora que a la luz del día exige el respeto a la moral y a los valores, pero en la oscuridad promueve los actos más viles y los vicios más corruptos que puedan pensarse.
Santa, una hermosa joven de 19 años, llega al prostíbulo regentado por doña Elvira. De inmediato, es sometida a rigurosos exámenes médicos para determinar si está sana y si es un “producto” que pueda generar una buena suma de dinero a la ambiciosa meretriz. En su primera noche en el prostíbulo, doña Elvira obliga a Santa a convivir y tener relaciones con los clientes. Esa noche también conoce a Hipólito, el pianista invidente que anima la casa de citas y a Jenaro, su lazarillo.
Durante su debut, Santa relata su triste y corta historia a su primer cliente: viene de Chimalistac, una provincia al sur de Ciudad de México, donde vivía con su madre Agustina y sus dos hermanos, Esteban y Fabián, los cuales trabajaban como peones en una finca.
En su pueblo conoció a Marcelino Beltrán, un militar de alto rango que la enamora y la seduce hasta convencerla, con engaños, que se entregue a él. Ella, enamorada, accedió a todas sus peticiones y, producto de esa entrega quedó embarazada. Beltrán abandona a su suerte a Santa, quien al cumplir cuatro meses de embarazo pierde a su hijo.
Al enterarse de todo lo ocurrido, la madre y los hermanos de Santa, ignorantes y llenos de prejuicios, la echan de la casa, por lo que la joven decide irse al DF y atender la sugerencia que un día le hiciera Pepa, la ayudante de doña Elvira, quien le dijo que la buscase si algún día necesitaba trabajo. Fue así como llegó al burdel.
Por su belleza e inocencia, Santa se convierte en la preferida de los clientes y la preferida de doña Elvira. A la par, va creciendo su amistad con Hipólito, quien se enamora de ella, pero como no la puede ver, le pide a Jerónimo que se la describa, lo que alimenta aún más su ilusión.
Con el paso del tiempo, Santa comienza a notar que en casa de doña Elvira existe un gran rechazo por parte de las otras prostitutas hacia ella debido a que es la preferida de todos en el burdel. Un día cualquiera, sus hermanos la ubican para notificarle sobre la muerte de su madre, quien antes de morir le había otorgado su perdón. Pero ellos, al enterarse del oficio que ella realizaba, la repudiaron nuevamente y le pidieron que jamás los buscase.
“El Jarameño”, un torero que frecuenta el prostíbulo de doña Elvira se fija en Santa y le ofrece sacarla de la prostitución. Ella acepta y se va junto a él a la casa de huéspedes conocida como “La Guipuzcoana”. Todo parece ir bien, hasta que ella comienza a sentirse sola y a extrañar las atenciones que recibía en el burdel, por lo que engaña a “El Jarameño” con un inventor apellidado Ripoll.
“El Jarameño” se entera de lo ocurrido y echa a Santa a la calle, por lo que ésta se ve obligada a volver a casa de doña Elvira. Pero una noche infortunada, en la que Santa queda en medio de la línea de fuego entre dos clientes y es testigo de un asesinato, termina en la comisaría junto con Hipólito y sus compañeras de trabajo, pero todo se resuelve para bien. A partir de ahí, Santa siente que una enfermedad la aqueja, pero lo mantiene en secreto.
Tiempo después, Santa acepta la proposición de Rubio, otro cliente del burdel, de irse a vivir con él; pero semanas más tardes, el hombre comienza a maltratarla sin piedad, por lo que ella comienza a beber compulsivamente. Rubio también desprecia a Santa y la corre de su casa. La joven intenta recuperar su vida, pero no quiere volver a casa de doña Elvira porque no se siente bien recibida.
Santa busca trabajo en un prostíbulo que compite con el de doña Elvira, pero la rechazan a causa de la enfermedad que ha ido avanzando cada vez más, lo cual le ocasiona dolores infernales, y por ciertos rumores maliciosos que se han hecho correr sobre ella.
Luego de una noche de andar en pena, dando tumbos sin saber para dónde ir, amanece en un hotel de mala muerte con un joven de 16 años que estaba enamorado de ella desde hace tiempo. Pero luego de ese hermoso momento vivido con el joven comienza la decadencia de Santa, quien termina trabajando en prostíbulos en pésimas condiciones físicas e higiénicas.
Al final, la echan de uno de estos lugares ya que por su enfermedad y los terribles dolores que padece, le es imposible satisfacer a los clientes. Es por ello que decide buscar a Hipólito, quien una vez más le brinda ayuda y le manifiesta su amor incondicional. Como agradecimiento, Santa decide entregarse a Hipólito, quien ha estado esperando ese momento desde que la conoció, pero una vez más, los dolores se lo impiden y él solo se conforma con besarla en la frente y abrazarla.
Hipólito, al ver las condiciones de salud en las que se encuentra Santa llama a un médico para tratar de curarla, pero éste le dice que tiene un cáncer de útero bastante avanzado, por lo que la única posibilidad existente es someterla a una riesgosa operación. El hombre desesperado, acepta pagar la operación, aunque esto le cueste gran parte de su escasa fortuna.
Tal como lo habían planeado, la operación se realiza, pero a la mitad de la intervención Santa fallece. Hipólito una vez más demuestra su gran amor, cumpliendo su última voluntad de enterrarla junto a su madre en el cementerio de Chimalistac, su pueblo.
Reseña de la novela Santa
“No vayas a creerme santa, porque así me llamé. Tampoco me creas una perdida (…) por mi manera de vivir. Barro fui y barro soy, mi carne triunfadora se halla en el cementerio”
Así se presenta la protagonista en el libro Santa, escrito por Federico Gamboa que en su momento, a principios del siglo XX, fue todo un suceso al lograr vender más de 60 mil ejemplares siendo México en ese entonces un país cuya población era analfabeta en su mayoría.
Como ya sabemos, la protagonista es una joven prostituta de nombre Santa, la más solicitada y deseada en un lujoso burdel ubicado en el Distrito Federal, quien llega allí tras ser engañada por un militar, quien la dejó embarazada, y ser despreciada por su familia.
“En la Inspección de Sanidad, fui un número; en el prostíbulo, un trasto de alquiler; en la calle, un animal rabioso, al que cualquiera perseguía; y en todas partes, una desgraciada.”
Al narrar ella su propia historia, hace una especie de presentación, que más bien es un resumen de toda la desgracia que la precede y que la llevó al mundo de la prostitución, que no es más que la continuación de su desdicha, en una sociedad y un entorno en los que el amor y la piedad no existen.
“Cuando reí, me riñeron; cuando lloré, no creyeron en mis lágrimas; y cuando amé, ¡las dos únicas veces que amé!, me aterrorizaron en la una y me vilipendiaban en la otra. Cuando cansada de padecer me rebelé, me encarcelaron; cuando enfermé, no se dolieron de mí, y ni en la muerte hallé descanso…”
Quien lee esta presentación se imagina desde el principio el sórdido mundo en el que se desenvuelve Santa con su historia. La novela toda en sí es un reproche, una seña de denuncia en contra de la sociedad mexicana cuya doble moral la presenta devota y casta de día, pero viciosa y ruin por las noches.
Una sociedad que al amanecer condena y muestra repugnancia por lo que al atardecer solapa y alimenta para satisfacer las apetencias bajas de quienes fungen como jueces y parte de esta realidad absurda. Bien lo dice Santa, producto de la “concupiscencia bestial de toda una metrópoli viciosa”, en la que la prostituta, a quienes todos señalan como el origen de todos los males, es sólo la parte más débil y perjudicada.
Característica de su tiempo, esta obra presenta un lenguaje de cierta elevación y algo exuberante, pero también intrincado. Muestra la rica y culta prosa utilizada por Federico Gamboa, quien pone de manifiesto sus cualidades diplomáticas.
Se observa mucho castellano antiguo, que puede llegar a considerarse arcaico; muchos adjetivos y construcciones gramaticales complejas, como es el caso del hipérbaton, que consiste en oraciones que tienen alterado su orden lógico y que dificulta un poco la comprensión de la lectura en algunos casos. Tal como los dicen los críticos, no es un libro para leer con música.
Muchos párrafos están dedicados de forma exclusiva a las descripciones, pues el autor es minucioso y preciso con la ropa y los lugares donde ocurren los hechos. Este estilo contrasta ampliamente con el manejo que le da a la acción: todo sucede de golpe, sin vueltas ni reveses. Los hechos más destacados y relevantes, que para otros escritores ameritan de varias páginas y explicaciones, Gamboa los narra de una, pues no se anda con rodeos.
La estructura de la obra es bastante clásica: está dividida en dos partes, de cinco capítulos cada una. Comienza con Santa llegando a casa de doña Elvira y, en su primera noche, le narra a un cliente su historia y cómo fue a parar a este burdel. Después de allí todo sigue de forma lineal, sin saltos temporales.
El narrador, en este caso Santa, puede decirse que es casi omnisciente, porque tiene la habilidad de entrar y salir de la mente de los personajes muy fácilmente. Hay algunas partes que se reserva, por ejemplo cuando dice “únicamente Dios podrá saber lo que pasaba por la mente de Santa en ese momento”, en la que se muestra al narrador desde otra perspectiva.
“Ya verás cómo, aunque te convenzas de que fui culpable, de sólo oír mi historia llorarás conmigo. Ya verás cómo me perdonas, ¡oh, estoy segura, o mismo que lo estoy de que me ha perdonado Dios!”
La gran pregunta del libro es si ocurre o no la redención de Santa. Ciertamente, su historia es triste, pues aunque no inspire un llanto desgarrador, si mueve a la compasión y a la lástima: su destino es atravesado por una gran mancha causada por entregarse al hombre de quien se enamoró, un soldado que le juró falso amor y que la abandonó estando ella embarazada.
Aunque sabemos el origen de la desgracia de Santa, también podemos notar episodios en los que habiéndose alejado del prostíbulo extraña la atención que recibía allí y, aunque en repetidas ocasiones abandonó el lugar, siempre volvió a su oficio.
Por eso la pregunta ¿Se redime Santa sinceramente? Si al final es la enfermedad quien la aleja del burdel y es a partir de allí que decide darle una oportunidad al único hombre que de verdad la amó en la vida, Hipólito, cuya detestable apariencia física es recalcada una y otra vez por Gamboa a lo largo de la historia ¿Este es un si verdadero o producto de la circunstancias? Esa respuesta queda a criterio de cada lector.
Personajes de la novela Santa
Santa: Nuestra protagonista es una joven tan bella como inocente y pobre. Nacida en el seno de una familia de muy bajos recursos económicos y conservadora que no ve con buenos ojos las relaciones extramaritales aunque estén sustentadas en el amor. Juzgada y despreciada por su familia, se convierte en una prostituta.
Hipólito: Pese a ser un personaje secundario, es uno de los más significativos en la historia de Santa. Es un hombre ciego y de horrible aspecto físico que trabaja como pianista en un burdel. Se enamora perdidamente de Santa a sabiendas de la vida que ésta lleva. La acompaña hasta después de la muerte sin exigirle nada a cambio.
Jarameño: Es un torero que siente inmensa devoción por los rituales de su oficio. Al principio ve Santa como un simple objeto de deseo, pero luego se enamora grandemente de ella hasta que éste amor fue herido producto del engaño de Santa con Ripoll.
Rubio: Es el segundo amor de Santa con quien ella decide vivir y alejarse de la prostitución. Pero luego ella descubre que es el típico burgués de todos los tiempos, caprichoso, descortés y de carácter explosivo.
Marcelino Beltrán: Es un militar que representa al típico macho mexicano. Engaña a Santa en su juventud por lo que ella tuvo que enfrentar el desprecio de su familia.
Jenaro: Es el lazarillo de Hipólito. Muestra gran lealtad y respeto hacia su amigo y hacia Santa, sin tener en cuenta su oficio ni condición social.
Agustina: Es la madre de Santa. Una mujer retrógrada y llena de prejuicios. Al enterarse del infortunio de su hija le niega su apoyo y la expulsa de su casa. Antes de morir le otorga el perdón.
Esteban y Fabián: Hermanos de Santa. Al igual que su madre son prejuiciosos e incultos. Siempre se negaron a ayudar a Santa y jamás llegaron a perdonarla.
Elvira, Pepa, el gobernador, las chicas del burdel, jueces, ministerios públicos, doctores, entre otros personajes menores, representan de algún modo los vicios y desviaciones morales existentes en ese tiempo y que aún persisten.
Adaptaciones hechas para la obra Santa
Desde su publicación, en 1903, Santa caló en la opinión pública de tal manera que su crítica se mantiene vigente tanto en la sociedad mexicana como en el mundo entero. A continuación algunas de las propuestas artísticas y adaptaciones nacidas de esta obra que ya cuenta con casi 120 años.
Cine: Cuatro fueron las películas que dieron vida a Santa, la más deseada, todas producidas en México y manteniendo la esencia crítica y de denuncia que le diera Federico Gamboa a su obra. Estos son los títulos:
Santa (1918): Dirigida por Luis G. Peredo, quien también elaboró el guión. Fue protagonizada por Elena Sánchez Valenzuela, en el papel de Santa; Alfonso Busson, com Hipólito, y Ricardo Beltri, en el papel de “El Jarameño”.
Santa (1932): Esta pieza fue considerada como la primera película del cine sonoro en México. Estuvo dirigida por Antonio Moreno. En los papeles protagónicos estaban Lupita Tovar como Santa; Carlos Orellana, como Hipólito, y Juan José Martínez Casado, como El Jarameño.
Santa (1943): Dirigida por Norman Foster y Alberto Gómez de la Vega. Los protagonistas fueron Esther Fernández, Ricardo Montalbán y José Cibrián como Santa, “El Jarameño” e Hipólito, respectivamente.
Santa (1969): Obra dirigida por Emilio Gómez Muriel, fue protagonizada por Julissa en su papel de Santa y Enrique Rocha, como Hipólito.
Televisión: En 1978, Televisa realizó la telenovela Santa; producida por Irene Sabido y dirigida por Miguel Sabido. La adaptación estuvo a cargo de Luis reyes de la Maza. Sus protagonistas fueron Tina Romero como Santa, Sergio Jiménez como Hipólito y Luis Miranda como el “Jarameño”. En esta versión, Federico Gamboa aparece como uno de los personajes de la telenovela, que fue interpretado por Manuel Ojeda.
Federico Gamboa y su novela Santa
Escribió José Emiliano Pacheco: “Del Periquillo Sarniento a Pedro Páramo y Artemio Cruz, la novelística mexicana ha producido grandes personajes y un solo mito: Santa”. Esta es una muestra de la relevancia que ha tenido esta novela para la narrativa y la literatura mexicana.
Federico Gamboa fue un hombre que vivió a caballo entre los siglos XIX y XX y, aunque tiene en su haber una prolífica producción literaria que incluye novelas, teatro, memorias y artículos periodísticos, es reconocido por Santa, una novela de corte naturalista que se desarrolla en el ocaso de la dictadura de Porfirio Díaz y que fue muy popular en su tiempo.
Escritor y diplomático mexicano (1864-1939), Gamboa pasó a la historia de su país como uno de los intelectuales más destacados del régimen dictatorial de Porfirio Díaz. Aunque siempre demostró abierta admiración y hasta veneración por el General, fue también un crítico del sistema porfirista, principalmente en materia social.
Gamboa fue un reconocido periodista, narrador y autor dramático mexicano, considerado como uno de los principales representantes del naturalismo en su país. Sus estilo narrativo evidencia gran fuerza, producto de su tendencia a la sordidez y la crudeza en la expresión, técnica utilizada por éste con un carácter evidentemente moralizador.
En ese sentido, el libro Santa viene a representar un signo de aquellos tiempos y un símbolo herido que aún no se cansa de denunciar este sistema social injusto. Desde su publicación, en 1903, Santa ha sido una de las novelas con mayor popularidad en México, que tiene en su haber cinco adaptaciones cinematográficas, una famosa canción compuesta por Agustín Lara y un sinfín de versiones teatrales que aún hoy se presentan en territorio azteca. Si quieres leer sobre más títulos interesantes, haz click en los siguientes enlaces: