Resumen del libro el Arte de Amar, de Erich Fromm

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En la maravillosa creación titulada el arte de amar de Erich Fromm, el lector se topa con bellas percepciones y explicaciones acertadas de su autor que resaltan el amor y su importancia en estos tiempos modernos. Pese a que data de 1956 sus propuestas están hoy día más vigentes que nunca. Quédate y comprueba las enseñanzas que dejan sus postulados.

El arte de amar

El arte de amar, de Erich Fromm

El libro el arte de amar, pertenece al ingenio de Erich Fromm, quien dominó el campo de la sociología, la psicología, la filosofía y el humanismo; judío/Alemán; y a su vez perteneciente a la Escuela de Frankfurt. Esta maravillosa obra el arte de amar, fue lanzada por su autor por primera vez en 1956 en idioma inglés bajo el título The Art of Loving; más tarde en 1959 apareció en español; y para el 2000 la Biblioteca que lleva el nombre del autor lanzó otra edición.

En esta reseña del libro el arte de amar, se evidencia la forma magistral cómo su autor trae a colación, reformula y perfecciona los fundamentos teóricos sobre la naturaleza humana, pues percibió cómo se había iniciado el desarrollar del el miedo a la libertad y en ética.

Por ello, el autor plasma su postulado sobre que el amor puede ser objeto de análisis y estudios teóricos, pues este sublime sentimiento es un arte, similar al arte el vivir, y para como todo arte, para lograr dominarlo, es vital e imperioso que este se llegue a dominar de forma sentida y profunda, bien sea desde la teoría, como en la práctica. De tal modo que la propuesta del resumen del libro el arte de amar, es preciso conocer sus 4 capítulos:

  • I. ¿Es el amor un arte?
  • II. La teoría del amor.
  • III. El amor y su desintegración en la sociedad contemporánea.
  • IV. La práctica del amor.

De tal modo que el ensayo del libro el arte de amar propuesto por su autor, parte de la premisa que el amor proporciona la disolución del asunto sobre la vida humana, en vista de que el desarrollo del amor supone una disolución del estado de segregación sin dejar de lado la propia particularidad del ser. Este se da la tarea de analizar y estudiar la esencia del amor en sus distintas concepciones, tales como:

El arte de amar

  • Amor fraternal.
  • Amor de padres.
  • Amor de hijos.
  • Amor a sí mismo.
  • Amor erótico.
  • Amor a Dios.

De igual forma, Fromm postula que los elementos requeridos para que tenga lugar el desarrollo del amor maduro, supone el cuidado, el compromiso, el respeto y el conocimiento.

Por ello, en el capítulo 3 el autor lleva a cabo un análisis sobre el amor y su significado en la sociedad moderna, luego de lo cual concluye que el modelo capitalista de producción tiende a enajenar socialmente al hombre, por lo que lo imposibilita efectivamente para amar.

Por otro lado, afirma el autor del arte de amar, que la dificultad básica que se interpone cuando se desea amar son las falsas suposiciones erróneas acerca del amor, y para ello las compara con lo que a su juicio debería ser:

  • Se piensa que el amor se mide en ser amado, y no en la amplitud individual de amar.
  • Se cree que el amor es un objeto, y es una facultad.
  • El amor se confunde con la vivencia inicial de enamorarse.

De allí surge, la teoría sobre el amor, la concepción de segregación. Donde dicho estado separativo primario supone la conciencia individualidad de cada ser, la percepción sobre no pertenecer al entorno donde se está.

Donde tal conciencia sobre la individualidad, viene representar una auténtica explicación de la falsa creencia sobre el pecado original en la fe cristiana y el origen de la necesidad de amar del ser humano.

Esta sensación de separatidad genera desasosiego y angustia, tal como señala Fromm: de la minusvalía ante el poder de la naturaleza y de la sociedad, logra que la existencia separada y desarmada sea una insoportable prisión o celda.

Por todo ello, el autor del arte de amar segmenta ese sentimiento llamado amor, en dos tipos que no deben confundirse, y que además se puede disfrutar de esta aleccionadora trama en el audiolibro del arte de amar, dispuesto en este post. Los tipos de amor son:

  • El amor propuesto como solución inmadura o lazo simbiótico, donde las formas extremas simbolizan la sumisión o el sadismo, para la dominación del otro o hacía si mismo, bien sea pasiva, activa o sádica.
  • El amor dispuesto a modo de solución madura al asunto de la vida, puede representar la unión sin abandonar la individualidad del otro. De acuerdo al arte de amar, este maravilloso sentimiento se presenta como una contradicción entre dos personas que se convierten en uno solo, pero al mismo tiempo, continúan siendo dos.

Mientras que el amor inmaduro transmite el te amo ya que necesito de ti, con madurez señala te necesito pues te amo. He ahí la marcada distinción.

De tal modo, que en el ejercicio del amor propuesto por el creador de el arte de amar, apunta hacia que nadie puede educar sobre la práctica del amor; y agrega que los pasos a seguir que conducen a la meta de amar, solo es posible darlos solos. Aunque para ello propone algunos requisitos generales, bien sea para el arte de amar o cualquier arte, estas son:

  • Disciplina: debe practicarse el arte de amar a diario, y de forma consciente.
  • Concentración: supone concentrarse en el instrumento (en este caso la otra persona).
  • Paciencia: esta consciente que llevará tiempo aprender y dominar el arte.
  • Preocupación para dominar el arte: el deseo de aprender.

Un completo y serio resumen sobre la gran obra el arte de amar 

En el presente resumen del arte de amar, se pone de manifiesto el contraste existente entre el lazo conjunto, donde el amor maduro supone unión a requisito de mostrar la integridad individual, la esencia natural. Por lo que el amor, supone una fuerza activa en el hombre; una fuerza que traspasa los obstáculos que separan al hombre de sus semejantes, y lo une a los otros.

Por tanto, el amor lo habilita para hacerlo capaz de superar su sentir o sensación de soledad, de separación y aislamiento, tal como se dijo anteriormente, ese maravilloso sentir llamado amor supone ser la paradoja de dos seres, que convincentemente se transforma en uno y, sin embargo, siguen siendo dos.

El autor a través del arte de amar, coloca el amor como el núcleo de atención activa por la vida, y el auge de lo que se ama. Por tanto, al faltar dicha intencionalidad activa, ya no existe amor; pues el núcleo del amor es faenar por algo y lograr aumentar el amor y la tarea, pues son inseparables. Pudiéndose afirmar entonces, que se ama aquello por lo que se trabaja, y a su vez, se trabaja por lo que se ama.

Con ello se tiene entonces, que la atención y la preocupación conllevan a otro componente del amor, como es la responsabilidad. Actualmente, es posible hacer uso de ese término para referirse a un deber, algo impuesto desde el exterior. No obstante, la responsabilidad, en su sentido auténtico, es un acto completamente personal y voluntario, suplanta al respuesta a las necesidades, expresadas o no, de otro ser humano.

Donde el término de responsabilizarse por las acciones, se puede traducir como estar listo y presto a responder. Tal como ocurre con uno de los personajes del arte de amar, Jonás no se hacía el causante ante los pobladores de Nínive; y este igual a Caín, podía interpelar: ¿Soy yo el guardián de mi hermano? Y la persona que ama responde, la vida de su hermano no es solo asunto de su hermano, sino propio.

En este sentido, es posible hallar a lo largo de la lectura de el arte de amar, frases profundas e inspiradoras. Tal es el caso de la afirmación acerca de que al amar se responsable al mismo tiempo de sus semejantes como de si mismo. Dicha responsabilidad, es evidente en el caso de la madre y su hijo, que atañe básicamente al cuidado de las necesidades físicas; amor entre adultos, a los requerimientos psíquicas del otro ser.

Siendo así, tal compromiso podría conllevar a la dominación y posesión, de no estar presente un tercer elemento en el amor, que no es otra cosa que el respeto. Aunque respeto no quiere traduce en temor, sumisión o reverencia; significa según la raíz de la palabra respicere, que quiere decir, mirar, es decir, la capacidad de ver a una persona tal como es, ser consciente de su individualidad.

Pos su parte, el término de respeto se traduce en preocupación por la otra persona, para que esta crezca y se desarrolle desde su propia individualidad. El respeto implica por tanto, ausencia de explotación; es el deseo de que el ser amado crezca y se desarrolle por si misma, en la forma que les es propia y apropiada, y no para servir.

Cuando se ama a otro ser, la sensación es que se es uno con el otro, pero tal como es, y no como se necesita que sea; no como un objeto para el uso y abuso personal. Obviamente, el respeto sólo es posible cuando se ha alcanzado la independencia; cuando se es capaz de andar solo, sin muletas, sin la pretensión de dominar o explotar a nadie.

Por ello, el respeto sólo tiene lugar sobre la base de la libertad, tal como señala una antigua entonación francesa: l´amour est l’enfant de la liberté, que quiere decir, el amor es hijo de la libertad, nunca de la dominación.

Ahora bien, la consideración respetuosa hacia una persona que no se conoce, no es posible; pues en este caso, el cuidado y la obligación se convertirían en seres sin vista, si no es guiado por el conocimiento adecuado. Existen variadas fases sobre el conocimiento; aquel que constituye un aspecto del amor no se detiene en la periferia, sino que ingresa hasta el problema.

De tal modo, que sólo es posible cuando se trasciende la preocupación per se, y ver a al otra persona en sus propios términos. Ahora bien, el conocimiento posee otra relación, más profunda, con el problema del amor. Donde la necesidad primaria de fundirse con otra persona para trascender de ese modo la prisión de la propia separatividad se vincula, de modo íntimo, con otro deseo específicamente humano, el de conocer el secreto del hombre.

Aunque la vida en su concepción puramente biológica ya es un milagro y un secreto en sí misma, el hombre, en sus fundamentos humanos, supone un impenetrable secreto para sí mismo, más aún para sus semejantes. Las personas se conocen y, pese a que todos los esfuerzos realizados, no se llega a conocer. Se conoce a los semejantes y, no obstante, no se conocen, pues no se es una cosa, y tampoco lo son los semejantes.

Mientras más se avanza hacia las profundidades del propio ser, o el ser de los otros, más elude la meta del conocimiento. Pese a ello, no es posible dejar de experimentar el deseo de ahondar en el secreto del alma humana, en el centro más hondo, que es él. Donde incluso, la crueldad misma la fundamenta algo más profundo: tal como el deseo de conocer el secreto de las cosas y de la vida misma.

Otra de la vías para develar el secreto, es el amor. Ese amor, supone la penetración activa en la otra persona, donde la unión satisface el deseo de conocer. En el acto de fusión, te conozco, me conozco a mí mismo, conozco a todos, donde realmente, no se conoce nada. Donde cada uno de estos elementos, se muestran de forma magistral en el arte del amor.

El autor del arte del amar, aborda el conocimiento del propios ser, desde los distintos puntos de vista, incluyendo el religioso; donde se expone el conocimiento del hombre de forma paralela al tema religioso de conocer a Dios. Y desde el enfoque de la tecnología occidental tradicional, se pretende conocer a Dios a través del pensamiento, de afirmaciones sobre Dios. Donde se supone que se puede conocer a Dios en el pensamiento.

Por su parte en el misticismo, es la consecuencia del monoteísmo, donde no se permite la intención de conocer a través del pensamiento, y se lo sustituye por la experiencia de la unión con Dios, donde ya no hay lugar para el conocimiento acerca de Dios, ni tampoco es necesario. De tal forma, que la experiencia de la unión, con el hombre o, desde una perspectiva religiosa, con Dios, no es en modo alguno irracional.

Contrariamente a la visión de Albert Schweitzer, que señala que el conocimiento es el efecto de la racionalidad, su efecto más audaz y radical. El cual se basa en el conocimiento de las restricciones fundamentales, y no accidentales, del conocimiento; es el conocimiento de que jamás se logrará captar el secreto del hombre y del universo, pero que se puede conocer, en el acto de amar.

Asimismo, se tiene que la clase más básica del amor, es el fraterno; ello se comprende en la percepción del compromiso, atención, consideración y conocimiento relacionado con cualquier otra persona, la intención de aupar su vida. Por tanto, de haber prosperado la capacidad de amar, no se puede dejar de amar a los hermanos.

Por tanto, en el amor fraterno tiene lugar la práctica sobre la unión con todos los seres, de solidaridad y reparación humana; donde dicho amor fraterno se fundamenta en la experiencia de que todos compone uno solo. Las distinciones en habilidades, capacidades y conocimientos, son despreciables comparativamente con la identidad de la esencia humana común a todos los hombres.

Un ejemplo propuesto en el arte de amar, es el amor de madre; donde una mujer sólo puede ser una madre auténtica, amante si puede amar; amar a su esposo, a sus hijos y otros niños, ajenos, a todos los seres humanos.

Si una mujer no es capaz de amar en ese sentido, puede resultar en una mamá cariñosa cuando su hijo es chico, pero no será una madre amante, y la evidencia de ello es la voluntad de aceptar un divorcio, aún luego de tal separación, seguirá amando.

Por otra parte, está el amor erótico, donde el anhelo de fusión es total, de unión con una única otra persona; en vista de su propia naturaleza, es exclusivo y no universal; posiblemente sea también, la manera de amor más engañosa que existe. En vista de en primera instancia, suele confundirse con la experiencia explosiva de enamorarse, el súbito derrumbe de las barreras presentes hasta ese momento entre dos desconocidos.

No obstante, esta vivencia intempestiva y abrupta de intimidad es, por su misma esencia, de corto alcance. Una vez el desconocido se convierte en una persona íntimamente conocida, ya no existen más barreras que superar, ningún súbito aproximación.

Pues es posible conocer a la persona amada tan bien como así mismo. Mientras que si la experiencia de la otra persona fuera más profunda, si se pudiera sufrir la infinitud de su personalidad, no resultaría tan familiar, y el milagro de saltar las barreras podría renovarse diariamente

Está también la aspiración sexual, el cual puede ser incitado por la temida soledad, por el interés de conquistar o de ser conquistado, por la vanidad, por el deseo de herir y aún de destruir, tanto como por el amor. Donde cualquier emoción intensa en nombre del amor entre otras, es capaz de estimular y fundirse con el deseo sexual.

Tal como ocurre con la mayoría de las personas, une el deseo sexual la idea del amor, donde suele incurrir en el error de pensar que se ama solo si pretende al otro por su físico o biología. Y aunque el amor es capaz de animar el deseo de la unión sexual; en tal caso, la relación física hallase libre de tal avidez, del deseo de conquistar o ser conquistado, pero está fundido con la ternura.

Mientras que si la pretensión de unirse físicamente no se camina por el amor, si el amor erótico no es a la vez un amor fraterno, nunca conducirá a la unión, a menos en un sentido puramente orgánico y transitorio. El interés sexual es posible que transitoriamente, genere la ilusión de la unión, pero, sin amor, pues dicha unión deja a los desconocidos tan separados como al inicio.

El amor erótico es único, pero ama en el otro a todo el mundo, todo lo que vive. Es inherente sólo en el sentido de que se puede fundir total y honda con un solo ser humano. El amor erótico deja fuera el amor por los otros, sólo en la concepción de la unión erótica, de una responsabilidad amplia en cada uno de los aspectos de la vida, pero no en el sentido de un amor fraterno profundo.

Este tipo de amor, tiene una premisa, que es amar desde la naturaleza del ser y comprobar en la persona también desde su naturaleza de su ser. Amar a alguien no es puramente un sentir potente, es una decisión, un juicio, una promesa. Si el amor no fuera más que una sensación no tuvieran cabida las bases del juramento de amarse infinitamente; es un sentir que inicia y que también puede desaparecer.

En una concepción más compleja sobre la búsqueda de la unidad más allá de la multiplicidad, se cuenta con la opinión de algunos pensadores brahmánicos, quienes concluyeron que el par de opuestos que se percibe, no refleja la naturaleza de las cosas, sino más bien, de la mente percipiente. Donde este pensamiento percipiente sea capaz de trascenderse a sí mismo para lograr la verdadera realidad.

Por su parte, en el Rig-Veda, el principio se manifiesta en los términos siguientes, yo soy los dos, el poder vital y el material vital, los dos a la vez. De este modo, sus maestros de la lógica paradójica, apuntan que el hombre es capaz de percibir la realidad sólo en contradicciones y que su pensamiento es incapaz de captar la realidad, como la unidad esencial, lo uno mismo.

Tal postura trajo como consecuencia, que no pretenda como finalidad ulterior descubrir la respuesta en el raciocinio. Este sólo afirma que no puede proporcionar la respuesta final. El mundo del pensamiento se mantiene envuelto en la paradoja. La única manera de captar el mundo en su esencia radica, no en el pensamiento, sino en el acto, en la experiencia de unidad.

Qué es el libro el arte de amar

Al respecto se tiene que el texto el arte de amar de Erich Fromm, quien nació en Frankfurt, Alemania en 1900 y partió a otro plano, estando en Muralto, Suiza en 1980. Es una magistral obra que se encarga de teorizar a sus lectores, sobre que el amor como todo arte requiere del entendimiento teórico que coadyuven a su práctica exitosa.

Cabe resaltar que esta obra maestra sobre el arte de amar, contiene inmersa la visión personal de su autor, por lo que deja ver a lo largo de sus páginas, el trabajo de este como psicoanalista, humanista y sociólogo. Cuyas títulos, además de ser una destacado escritor, ostentaba Erich Fromm.

Por tanto, el arte de amar se encarga de describir la teoría de sobre la concepción del amor; cuya obra para mejor comprensión del lector, se divide en 4 capítulos propuestos:

  • Capítulo 1: comienza con una interrogante sobre ¿Es el amor un arte?, y se deja ver un juicio lógico sobre por qué amar es un arte.
  • Capítulo 2: la tesis del amor, dividida a su vez en 3 segmentos: el amor, la respuesta al asunto sobre la esencia humana; el amor entre padres e hijos; los objetos amorosos.
  • Capítulo 3: el amor y su desintegración en la sociedad europea actual; crítica sobre la composición social de esta cultura, y que el espíritu que de ella resulta dificultan la evolución del amor.
  • Capítulo 4: refiere todo acerca de la práctica del amor.
  • Epílogo biográfico: de la mano de su asistente también Alemán, Rainer Funk quien concluye que el arte de amar es el auténtico saber de ese otro que permite respetar y sentir reconocimiento y comprensión.

Aportes Finales

El arte de amar, es una obra literaria que sin duda deja en el lector además de conocer sobre el amor, lo dota de ciertas herramientas que le permiten abordar este maravilloso sentir, que en esencia debería ser el motor que mueve al mundo. Permite por tanto, modificar algunas concepciones erróneas o preconcebidas sobre esta sensación; a tales fines, a continuación se deja un conjunto de conceptos a modo conclusivo o de aportes al lector:

Como bien se señaló, el amor no es la consecuencia de la satisfacción sexual correcta; al contrario, se tiene que la felicidad sexual, y más aún, el dominio de la conocida técnica sexual, supone el resultado del amor. Si además de  la observación frecuente, se hicieran necesarias más pruebas para apoyar esa tesis, podrían conseguirse con en el vasto material de los datos psicoanalíticos disponibles al respecto.

Dentro de los estudios de ciertas trabas sexuales más habituales, están la frigidez en las mujeres y las formas más o menos serias de impotencia mental en los hombres, en ambos casos se comprueba que el motivo no subyace en una ausencia de conocimiento del método idóneo, sino en las inhibiciones que imposibilitan amar.

Las sensaciones como el temor o rabia por el opuesto, supone la raíz de los inconvenientes que imposibilitan a una persona fundirse totalmente, actuar naturalmente, confiar en el compañero sexual, en lo inmediato y directo de es unión. Si una persona sexualmente inhibida puede dejar de lado sus temores u odios, y tornarse en cambio, capaces de amar, sus problemas sexuales estarán resueltos. Si no, ningún conocimiento sobre técnicas sexuales le servirá de ayuda.

Asimismo, está la definición del amor de acuerdo a Sullivan: que señala que el amor inicia cuando una persona percibe que las demandas de la otra persona son tan vitales como las suyas propias.

Pos su parte, los hijos también posee propósitos proyectivas, cuando emerge el problema de disolver una unión desgraciada. Donde el argumento frecuente de los padres en esta condición es que no pueden separarse para no privar a los hijos de las ventajas de un hogar unido.

En este sentido, cualquier estudio preciso probaría,  que el ambiente de tensión e infelicidad dentro de una familia unida, resultaría más dañina para los niños, que una ruptura franca, que les educa, por lo menos, que el hombre es capaz de poner fin a una situación intolerable por medio de una decisión valiente.

Esta también otro error, común, que es la ilusión sobre que el amor supone que es indispensable la falta de conflicto. Pues igual como el humano cree que el dolor y la tristeza deben evitarse en todas las circunstancias, supone también que el amor significa la ausencia de todo conflicto.

Dichos conflictos reales existente entre dos personas, no valen para ocultar o delinear, sino que sufren en un nivel fuera de la realidad interior a la que se suscriben, no son destructivos. Coadyuva a aclarar, producen una catarsis de la que ambas personas emergen con más dominio y mayor fuerza.

Asimismo, el arte de amar, también deja como enseñanza, que este sentimiento sólo se concreta cuando dos seres humanos se relacionan entre sí desde el centro de su ser, por lo tanto, cuando cada una de ellas se prueban a sí misma desde el núcleo de su existencia. Y es en esa vivencia central, donde yace la realidad humana, sólo allí hay vida, está la base del amor.

Experimentado en esa forma, el amor es un reto constante; no un sitio de reposo, sino un movimiento continuo, de crecimiento, de trabajo conjunto; donde la cordialidad o la confrontación, el júbilo o tristeza, pasan a un segundo plano con respecto al hecho fundamental de que dos seres se exploran  desde la esencia de su existencia, que son el uno con el otro al ser uno consigo mismo y no al huir de si mismos.

Otro elemento a tener en cuenta en el arte de amar, es la fe, fe en la otra persona quiere decir tener la seguridad y la confianza, así como la inmutabilidad de sus actitudes primarias, de la esencia de su personalidad, de su amor. Al menos que se tenga fe en la perseverancia del propio yo, donde el sentimiento se verá amenazado y hará dependientes de otra gente, cuya aprobación se convierte de este modo, en la base del sentimiento de identidad.

También se tiene la educación, que se traduce en prestar ayuda al niño a desarrollar sus potencialidades. El origen del término educación es endurecer, es decir, conducir desde, o extraer algo que existía potencialmente. Mientras se tiene la conciencia de ser amados, el sobresalto auténtico, pese a que generalmente es inconsciente, es el de amar. Donde amar quiere decir compromiso, sin ningún aval, entregarse totalmente con la esperanza de generar amor en la persona amada; por tanto, el amor es un acto de fe, y quien posee poca fe, también tiene poco amor.

El amor de bienestar; donde la benevolencia como actitud moral también resulta familiar, y que consiste en asentir a lo real, ayudar a los seres amados a ser ellos mismos.

Luego de las precedentes reflexiones, se tiene que el amor se divide en un primer modo, que es valorando su forma, uso o forma, que es, como se acaba de ver, doble; es decir, el amor-necesidad y el amor dádiva. En las acciones originada de la voluntad amorosa, que se explicarán luego, ocurre algo sin duda, singular, por una parte, el quinto uso de la voluntad o amor como dádiva, viene a reforzar y transformar los 4 restantes, iniciando por el amor necesidad o deseo.

Existe una correspondencia entre el amor benevolente con el amor por necesidad, donde los remanentes destinos de la voluntad, que resulta que los mismo se incrementan al fundirse con el otro. Previo a la muestra de ta accionar, y para culminar la muestra general sobre el amor, maravillosamente exhibidas en el arte de amar, se hace necesario esbozar 3 precisiones:

  • Cualquier acto de la vida humana, de una u otra forma, se relacionan con el amor, bien sea porque se afirme o se niegue. Por lo que el amor es el uso más humano y hondo de la intención. Amar es un acto del ser humano y por ello, ante todo se dirige a las demás personas. Sin ejercer estos actos, y sin sentirlos en el interior, o reflexionar sobre ellos, la vida humana no merece la pena ser vivida.

  • Desde este punto, se continua con que el amor no es un sentimiento, sino un acto de la voluntad, acompañado por un sentimiento, que se siente con abundante o poca fogosidad, e incluso con ninguna. Es posible que haya amor sin sentimiento, o sentimiento sin amor voluntario. En las siguientes líneas se pueden apreciar varios ejemplos de actos del amor que pueden darse, y de hecho se dan, sin un sentimiento amoroso que los acompañe.
  • De hecho, el amor sin sensibilidad se valora como más auténtico, y con el es más feliz. Pero los dos no deben confundirse, pero al mismo tiempo, no es posible separarlos.
  • Dicha sensación, que no quiere decir que acompaña al amor sensible o libre, puede solo referirse como afecto. Dicho efecto es sentir que se quiere, y se identifica tranquila y sencillamente en el amor que se tiene a objetos o elementos inanimados, como matas y mascotas u otros animales, a quienes se tiene cariño, sin esperar correspondencia.
  • Mientras que el afecto desencadena confianza, proximidad física, y emerge como tal, como pasa con todo cuanto hay en el hogar; pero además de afectos, el amor tiene efectos, como ocurre con todo sentimiento, este se expresa con actos, obras y acciones que prueban su existir también en la voluntad. Los afectos son sentimientos; los efectos son obra de la voluntad.
  • Donde el amor está integrado por ambos, afectos y efectos; si solo hay presencia de los primeros, es puro sentimentalismo, que se desvanece ante el primer obstáculo.
  • Uno de los efectos del amor es su resultado en el propio sujeto que ama, y se llama placer, que es el gozo o sentido al contar con lo que se pretende o hacer lo que se desee. Por tanto, el placer lleva a la perfección cualquier actividad, y la esencia misma, transportándose como a su consumación. Se pueden señalar dos clases de placeres: los que no lo serían si no estuvieran precedidos por el deseo, y aquellos que lo son de por sí, y no necesitan de esa preparación.

  • Al respecto se agrega, que los primeros de le puede denominar placeres-necesidad, y se originan de la posesión de todo aquello que se ama con amor-necesidad, un caso práctico, sería un sorbo de agua cuando se tiene sed. Mientras que los segundos se les puede llamar placeres de apreciación, y llegan de pronto, como un don no buscado, como el aroma de un limonero por el se pasa.
  • Este tipo de placer demanda saber percibirlo, como los objetos que general placer de apreciación, dan la sensación de que, de alguna forma, se está obligado a elogiarlos, a gozar de ellos, como puede ocurrir con los placeres musicales. Estos se ubican en el orden del amor-dádiva, pues exigen una afirmación placentera de lo amado indistintamente de la utilidad inmediata para quien lo siente.
  • También está la segmentación del amor, tendiendo el amor/necesidad y el mor/regalo que tiene lugar, como se ha referido, de acuerdo a la forma de querer en uno y otro caso; corresponde al 1er. y 5to. uso de la voluntad respectivamente. No obstante, también es posible dividir el amor según las personas a quienes se dirige, según tengan se tenga una comunidad de origen, natural o biológico, o no lo posean.
  • Sobre el primer caso, tiene lugar una cercanía y familiaridad físicas, que hacen crecer espontáneamente el afecto, tal como ocurre, entre padres, hijos, familiares, etc. Este tipo, supone un amor que se relacionan con el origen natural; se puede denominar amor familiar o amor natural.
  • En caso de no tener lugar tal comunidad de origen, la manera de expresar este amor es diferente, es lo que se denomina amistad, que a su vez puede entenderse como una relación intensa y persistente, o simplemente ocasional.
  • Y por último, esta el tercer tipo, como aquella forma de amor entre hombre y mujer, referida como eros, y forma parte la sexualidad, y de la cual nace la comunidad biológica humana denominado familia, supone un amor de amistad transformado, intermedio entre esta última y el amor natural.

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