Resumen del libro Rosario Tijeras: de Jorge Franco

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En el presente post se muestra un resumen del libro Rosario Tijeras escrito por Jorge Franco. El libro se trata de la vida de una mujer de Medellín, Colombia, llamada Rosario y su apodo “tijeras”. Rosario es una mujer peligrosa que busca de arreglar su pasado y relación con los hombres.

Libro Rosario Tijeras

Libro de Rosario tijeras

La narración de los sucedido a Rosario Tijeras en este  libro, es hecha por un enamorado de ella, Antonio, al que llama parcero, durante toda la novela, con el que tiene más confianza para desahogarse. Él mientras espera en la sala de hospital que atienden a Rosario, que fue acribillada y está en el quirófano. Empieza a pensar como Rosario Tijeras llegó a su vida, y los cambios que introdujo en ella. Se puede decir que es la biografía de Rosarios Tijeras narrada por su parcero.

Parte Uno

Parcero, es un amigo de Rosario que narra que encontró a Rosario, moribunda, pues había recibido varios disparos a quemarropa.  Al socorrerla, le dice a quien la socorre “sentí como electricidad por todo el cuerpo y creí que era por el beso”. Le dije que se quedara en silencio y apretando mí mano me pidió que no la dejara morir. La veía que se estaba muriendo y, seguía viéndose bella. Ya en el hospital mientras la ingresaban al quirófano, le oí decir, “avísale a mi mamá”.

Él decido llamar  a Emilio tal vez él conoce muchas cosas de Rosario, la conoce más íntimamente pues había sido su amante y, tal vez sepa donde vive la madre de ella. Él se quedó en silencio cuando le dije que le habían disparado, tuve que llamar su atención y, cuando pregunté el número de la madre de Rosario, me contestó que no lo sabía. Le respondí, que ella en una oportunidad me señaló con su dedo a que altura del barrio vivía su madre, pero en realidad no distinguir el lugar que señalaba y le seguí la corriente.

Rosario siempre repetía que a ella nadie la mataría, pues era hierba mala, repetía Rosario…mientras pensaba en Rosario y esperaba que me dieran razón de su salud, pero preguntó en la recepción por su estado de salud y, no me dan información. Cuando llegamos, le llevaron directo al quirófano y no la registraron. Cuando fui a registrarla y me preguntaron su nombre dije Rosario y al preguntar su apellido, me di cuenta que no sabía su apellido, y dije Tijeras (su apodo).

Su apodo, se lo colocaron por haber capado a un hombre. Según me comentó desde pequeña ella aprendió a defenderse por sí sola y, que la expulsaron de la escuela cuando le rayó la cara a una maestra con unas tijeras. Su madre era costurera y su instrumento de trabajo era las tijeras y las usaba para casi todo. Su padre por su parte la abandonó cuando era un bebe.

Parte Dos

En esta parte Parcero el amigo enamorado en secreto de Rosario, mientras está en la sala de espera del hospital, reflexiona sobre su amistad con Rosario y sus sentimientos por ella. Él conoce a dos de los amantes de ella, Ferney que ya está muerto y Emilio, a quién llamó para avisar por lo sucedido y, al parecer prefiere esperar noticias  en su casa, cómo le hizo saber.

Libro Rosario Tijeras

Parcero, como ella lo llamaba, sabía los pasajes de la vida de Rosario, que ella le quiso contar. Ella era una mujer muy sufrida, que había sido violada en varias oportunidades. La primera vez, fue a los ocho años, su violador fue un ex marido de su madre, y fue vengada por su hermano mayor y el amigo de este Ferney, que luego fue amante de ella.

Emilio había sido amante de Rosario y compañero de fechoría y droga de la misma. Mientras estaba en la sala de espera metido en sus pensamientos, la policía llegó para interrogarlo sobre lo ocurrido. Luego, que terminó el interrogatorio, volvió a seguir esperando noticias de Rosario y pensar en ella.

En cómo se conocieron hace unos seis años en la discoteca Acuarius, donde se divertían los jóvenes de arriba, que consumían drogas o negociaban con las mismas y, los jóvenes de abajo, que empezaban a subir, y gastan el dinero en drogas, carros, fiestas, armas. Iban a las discotecas ambos grupos empezaron a mezclarse, por negocios, conociéndose sus hombres y mujeres, entre ellas estaba Rosario.

Pancero estaba enamorado de Rosario en secreto y al parecer Rosario estaba también enamorada, pero no lo manifestaba, estaban ambos convencidos que el amor podría arruinar su amistad. Emilio, le preguntó a Pancero en una oportunidad, si estaba enamorado de ella y él lo negó. Pero tú te alegras cuando estas con ella, le hizo saber y, ambos hablan mucho. Conmigo, ella no habla, ni me mira como te mira a ti.

Parte Tres

Esta tercera parte inicia narrando cuando Rosario, capo a un muchacho del barrio que la violó. Pandero, narra, que fue cuando ella tenía trece años y era una pandilla de un tal Mario Malo, ocurrió cuando venía de salir con una amiga, y esta se acababa de ir hacia su casa y, Rosario, quedó sola en la calle mientras se dirigía a casa de su madre Doña Rubí. Ella caminaba confiada por el barrio, creyendo que no se meterían con ella por ser hermana de Johnefe.

Durante que pensaba en su amiga, reflexionaba de como la vida había tratado a Rosario, que la pelea de ella con la vida no era tan sencilla, que tenía raíces muy profundas, de generaciones anteriores, sus genes vienen razas de hidalgos que se abrieron camino a punta de machetes, machetes que usaron para sembrar, y también matar y, ahora los cambiaron por una nueve milímetros. Pareciera que el día que nació, no vino con un pan bajo el brazo sino la desgracia.

Parte Cuatro

Rosario le muestra a Pancero la otra cara de Medellín, ya que él y Emilio vivían en la zona pudiente de la ciudad y Rosario provenía de la zona baja de la ciudad. Lo conoció cuando ella le pidió que la acompañara porque su antiguo amante Ferney, le avisó que su hermano lo asesinaron. En esta parte también Parcero describe, como él y Emilio, entraron al mundo de Rosario y, descubrir lo que era capaz de hacer ella.

Parte Cinco

Un médico le hace saber que todavía están tratando de salvar a Rosario, porque tiene muchos disparos. Asimismo, en esta parte Parcero habla de la diferencia de clase de Rosario, y de ellos Emilio el novio de Rosario y él. Comenta que Emilio, se hizo novio de ella, como parte de la rebeldía que él tenía con respecto al abolengo de su familia y estatus.

Cuando los familiares de Emilio conocieron a Rosario le hicieron ver que aunque la mona se vista de seda mona se queda. Haciendo ver su poca clase y roce social tenía. A Emilio, incluso le quitan todos sus beneficios económicos. Por parte de la familia de Rosario, su madre Doña Rubí, le hizo saber a Rosario el desprecio que le iban a mostrar, que ella no tenía que buscar nada en ese mundo. Emilio le pidió matrimonio y ella lo rechaza.

Parte Seis

En esta parte Parcero, recuerda los relatos de Rosario sobre la relación de Johnefe y Ferney con los capos de la droga y cómo su hermano la introdujo en ese mundo. Sin derecho a preguntar el ¿por qué? de la balas, los muertos, la adrenalina y vicios. Para Parcero, era como si los de abajo se cobrarán ojo por ojo todos los años en que los de abolengos estuvieron sobre ellos.

Parte Siete

Ya amaneció y todavía Rosario está en el quirófano, Parcero recuerda una conversación que tuvo con Rosario, sobre la muerte, para ella era como una puta vestida de minifalda, tacones rojos… le dijo ella. Hubo un tiempo que se metió en una secta satánica y se vestía de negro, se colocaba una base blanca, labios y ojos negros, párpados morados, usaba guantes largos y se colgaba una cruz invertida.

En un tiempo se empezaron a crear historias que no se sabían cuales habían ocurrido en la realidad. Rosario Tijera se había convertido un ídolo en los barrios de Medellín. Se podía ver grafittis en las paredes con mensajes como: Rosario Tijeras mamacita, Cápame con besos Rosario Tijeras. Las niñas eran bautizadas con nombres como: María del Rosario, Claudia Rosario, Leidy Rosario e incluso Amparo Tijeras.

Parte Ocho

En esta parte Parcero, relata el amor que siente por Rosario, las veces que se dio cachetadas  para sacar ese amor de su mente y corazón. Narra de cuando Ferney, celaba a Rosario de Emilio, y el odio que este último le tenía al otro. La frialdad con que Rosario hablaba sobre ese triángulo amoroso. Su reacción de Rosario ante el amor, según ella, de nada servía enamorarse, mejor era vivir la relación y ya.

Rosario era novia de Emilio, mi amigo desde el colegio y cuando me dijo la primera vez que se acostaría con ella, pensé que lo iban a matar. Por los celos de Ferley por Rosario, pero cuándo se lo conté a ella, contestó: “tranquilo mi hermano ordenó que no nos tocaran”.  Pues su hermano, el terror de los barrios o comunas de Medellín, caía rendido por los caprichos de su hermana Rosario. Pero cuando mataron a Johnefe, volví a tener miedo.

Rosario me tranquilizaba, argumentando, que Ferney sabía que si le hace daño a Emilio me lo hace a mí y estoy segura que Ferney no se atreverá a herirme. Ella sabía cómo mover sus fichas, conocía a su gente y en caso de que la traicionan, lo resolvía con un beso y, un disparo a quemarropa, como le enseñó Ferney.

Igual era con los duros, la mafia, en varias ocasiones le escuche decir,… es un negocio parcero y si yo cumplo la parte de mi contrato, ellos tienen que cumplir conmigo… esto lo decía cuando les exigía un nuevo carro, nuevo apartamento o que le abonaran a su cuenta bancaria. Nos enteramos de esa relación de Rosario con los duros, por Ferney, porque quería ver a Emilio destrozado. Antes escuchamos rumores de gente envidiosa, pero no le hicimos caso.

Aunque para él era solo de putear lo que más le molestó es que todos los demás supieran lo que hacía Rosario y, sobre todo, porque él fue el último en saber para donde iba Rosario cuando salía calladita. Todo el tiempo andábamos los tres para arriba y abajo con ella. No nos quedó otra que averiguar con ella misma al respecto.

Para averiguar, teníamos miedo de perder a Rosario por lo que nos pusimos de acuerdo, que ambos le preguntaríamos. Un día que llegó luego de andar dos días perdida, la vimos llegar de buen humor, le comentamos, … la gente es bien chismosa y continuó Emilio, Rosario ni te imaginas que andan diciendo,… ella tan solo respondió ni tan chismosos… la mitad es verdad y la mitad es mentira. Era verdad estaba relacionada con los narcos antes de conocernos.

De repente sentí las ganas de llamar a Emilio, cuando me contestó, me ¿qué ha pasado? Hace rato estaba esperando que me llamaras, ¿qué te han dicho los médicos? … le contesté que hablé con uno de ellos y me dijo que estaba llena de balas… le pegaron varios tiros a quemarropa,… él respondió… mientras la besaba,… ¿cómo lo supiste?…le pagaron con su misma moneda. El comentario de Emilio fue desconcertante…, sus besos saben muy raro,… Como a muerto.

Parte Nueve

En esta parte parcero, narra su relación de amistad con Emilio desde sus años en el colegio, describe cómo se complementa con Emilio que es una persona más decidida y en cambio él era más reservado y temeroso. Cree que de haber hablado y no aceptar todo en silencio todo hubiera  sido distinto. Habla de su amor secreto por Rosario, de la única vez que se acostaron,… de querer saber ¿por qué Rosario quería traicionar a Emilio?

Después de esto empecé a preguntarme por qué Rosario, quería dañar a Emilio, si ya le era infiel con otros hombres. Por mi parte evité mirar a Emilio a los ojos y mencionar su nombre para ocultar mi amor por ella… de repente, me sacan de mis pensamientos, cuando el señor que está conmigo en la sala de espera, esperando saber por su hijo,… me preguntó… ¿es su novia?, le dije que una amiga…se ve que la quiere mucho.

El señor comentó… adentro esta mi hijo, lo traje casi muerto…le respondí: cuando despierte dígale que al lado de él esta Rosario Tijeras, el viejo sorprendido respondió Rosario Tijeras ¿está ahí?, ¿qué le pasó?, lo mismo que a su hijo…lo mismo no, es diferente ver a una mujer baleada. Duele más, que pena… hace tiempo no sabíamos de ella, creíamos que la habían matado…me estremecí con lo que dijo,… porque Rosario y muerte eran dos ideas que no se podían separar.

Parte Diez

Narra una vez que Rosario les pidió que se fueran de la ciudad, estaba harta de Medellín se quejaba diciendo que la ciudad la iba a matar. Medellín es un valle rodeado de dos montañas. Que te lleva a soñar ver que hay más allá de la montaña, pero igual prefieres estar en Medellín, es como una relación de amor y odio,… el que se va se regresa, el que la insulta la disculpa y el que la violenta la paga.

Hubo un tiempo que parcero, se apartó de Rosario y Emilio, fue un momento que la pareja vivía exaltada con mucha rumba y sexo, pero esa misma euforia los llevó a estados irascibles y tormentosos que terminó apartándose de ellos…hasta una vez que me llamó Emilio, drogado, quería que lo acompañara hasta que ella llegara… me costó dejarlo, además yo también tenía miedo, porque más temprano que tarde estaría tan drogado como él.

Al tercer día llegó Rosario pidiendo que saliéramos de Medellín por unos días, estaba iracunda y pidió que no le preguntamos nada.  Nos montamos en su carro y nos fuimos, Emilio estaba nervioso y por esto se montó atrás y yo me monte en el puesto de copiloto y eso porque Rosario no me permitió manejar.

Iba manejando a muy alta velocidad, cuando Emilio le reclamó ¿Nos vamos a matar o qué?, baja la velocidad estoy muy nervioso. De inmediato, Rosario freno en seco y, Emilio terminó llegando a la parte delantera, y el carro que venía detrás chocó con el carro de Rosario. De inmediato ella le gritó ¡Estás nervioso, maricón! ¿Por qué no te vas caminando?…Le mandó a bajarse del carro… en eso apareció por la ventanilla del chofer, el conductor del carro de atrás yo le hacía seña para que se fuera.

Lo lamentables es que el hombre, ni se imaginaba con quien había chocado, de buena manera le preguntó ¿cómo podemos arreglarlo?, porque usted freno intempestivamente…a lo que ella le respondió…yo freno cómo me da la gana… Emilio por su parte decía, el que choca por detrás paga… mientras yo seguía haciendo señas para que se fuera.

Se bajó a ver que era el reclamo del señor, sin antes cerciorarse que llevaba la pistola en el bolso. No logramos ver que pasó atrás, pues el vidrio posterior, estaba roto, lo medio que se veía era la silueta de Rosario pegado al hombre. Lo que escuchamos luego fue un tiro, lo que imaginamos fue lo peor. Ella se montó en el carro y arrancó haciendo sonar las llantas y a mayor velocidad,… Emilio le pregunto y yo también le pregunte si se había arreglado con él y ella solo guardo silencio.

Cuando llegaron a la finca, la situación se puso peor, llegando Rosario sacó gran cantidad de todo tipo de droga…marihuana, bazuco, coca, pastillas de farmacias y las lanzó en la cama. Nosotros creíamos, que iba a buscar de comer mucho para castigarse por haber hecho daño al hombre del choque, pero a menor que hubiese cambiado de menú, era probable que solo lo asustó…nunca lo supimos, narró parcero.

Los siguientes días fue lo que me temía un exceso de consumo de drogas. Eramos tres suicidas consumiendo drogas, nos habíamos sobre pasado, éramos como zombis frenéticos, cortándonos con nuestras miserias afiladas, hiriéndonos a punta de silencio, sólo nos mirábamos y seguíamos metiéndonos droga…empezó a llorar Rosario, luego Emilio y yo también…hasta que una reaccioné. Me regresé a casa y los dejé solos.

Cuando llegué a casa, mi familia estaba como loca buscando de saber dónde me encontraba y si estaba bien, al verme, caí arrodillado pidiendo ayuda, creyeron que pedía ayuda para salir de las drogas, sin embargo la droga de la quería parcero que lo ayudarán a sanar era de la droga que se aloja en el corazón y lo carcome, la droga que los inocentes llaman amor. Pero mis padres no me entendieron.

Durante un mes no supe nada de ellos, pensé que ya se habían ido de la finca…una mañana Emilio y Rosario me llamó por teléfono, se sentían que estaban peor que cuando me regrese a casa y, me pidieron que volviera a la finca porque querían que los ayudara, que era de vida o de muerte. Rosario fue quien hizo la llamada.

Me pidió suplicante e imperativo a la vez que fuese para allá, soló esa solicitud bastó para que estuviera con ellos de inmediato. Cuando la vi, le pregunte ¿Rosario, eres tú?, parcero apretando su cara a la mía viniste y Emilio me recibió con un abrazo… luego Emilio me dijo que había matado un tipo y, ella aclaró que había sido ella. Yo, estaba confundido, no sabía si era delirio o era verdad. Luego, ya los tres en los cabales les pregunte y ninguno se acordaba.

Cuando me entere para que me llamaban me arrepentí de haber regresado a la finca, querían dinero, les respondí que tenía un poco. Respondió Rosario, que entendiera, que les hacía falta mucha más. Pregunte de ¿dónde iba a sacar el dinero?, me contestó Rosario que le debían dinero y, que yo tenía que ir a reclamar y, solo decir que iba de parte de Rosario. Ya que a ella no la querían ver.

Me chantajee con cariños y, su juego de manipulación me hizo descubrir el tope de amor por una persona. Terminé yendo. Todo resultó un fracaso, solo llegue hasta la portería del edificio donde al parecer se refugiaban, porque según los estaban buscando. Lo que logré fue que cinco tipos me intimidaran con sus armas, insultos y risas burlonas. Todo esto para nada, llegué temblando a la finca y Emilio preguntó ¿cuál plata?, ¿De dónde vienes?, Te la fumaste verde… Estás en la puta olla.

Parte Once

Esperando información de los médicos, la recordaba y hacía planes para cuando las resucitarán. Los pensamientos lo llevaron a la última vez que estuvo con Rosario,  que a diferencia de otros momentos no me despedí de Rosario. En muchas oportunidades le había dicho” Adiós Rosario” cansado de estar enamorado solo, pero siempre regresaba con “he vuelto” y yo internamente cuestionando mis “no soy capaz”.

Y aquí estoy esperando que regrese. Ya debería irme, ya he hecho bastante, está en buenas manos, las que pueden salvarla, para que sigo aquí, es Emilio el tuviera que estar aquí, él tiene más compromiso con ella que yo… A penas me puedo mover, para ver que todo sigue igual, el reloj marcando las cuatro y media de la mañana, el viejo dormitando, la enfermera, el pasillo. Afuera la niebla de la madrugada, que no permite ver las casas a lo alto de la montaña.

Después de las vacaciones de droga en la finca, Emilio la llevó a su apartamento para solicitar que la cuidara… cuando entre, estaba desnuda de la cintura para arriba mirando la lluvia. Le dije Rosario, te vas a enfermar y, la cubrí, le hable con dulzura, con el tono maricón, como decía ella. La vi abatida, tan sola y cerca de mí. Le dije te voy a cuidar Rosario…ella contestó, que lo iba a dejar todo, a la gente maluca, a los que me están matando, a dejar de ser mala. Le dije que descansara.

Al rato logró descansar, luego de haber botado el cansancio en un suspiro, tomo de nuevo aire un aire que la llevó en pensar en nuevos propósitos, cerré las cortinas, pero no pude dejarla sola, me quede sentado a su lado para mirarla dormir. Te quiero mucho Rosario, le dije en voz alta a sabiendas que no me oía. Me quede en su casa varios días para cuidarla. Fueron días duros.

Durante esos días trató de salir de las drogas, pero su depresión la llevaba a hoyo y, en las noches tenía que salir a buscar algo para calmar su ansiedad, en las ollas más tenebrosas. Al día siguiente, lloraba su recaída. Después volvía a sus nuevos propósitos. Parcero, sabía que su angustia era por muchas de las situaciones que había sufrido en toda su vida, que la habían sumergido en ese foso. La droga era el recurso para atenuar el daño que la vida le había hecho.

Me di cuenta que no podía hacer nada, porque mientras más intentaba arrastrarla a la luz, ella buscaba de hundirse como si fuese su objetivo. Al final acepté que mi única alternativa era esperar a su lado y esperar que por lo menos rebotara en su caída. Tienes que ilusionarte, mentirte, le dije antes de resignarme. Por mi parte empecé a soñar con una Rosario recuperada y con nuevos objetivos.

Pocos días después me preguntó por Emilio, simplemente respondí que nada, que me había dedicado a ella. De buscar de sacarla de ese hueco… después de unos días abrimos las cortinas y el apartamento se llenó de luz, era un buen síntoma de mejoría. Fue ella la que empezó abrir las cortinas, con un fuerte impulso.

Con la misma decidió que se tenía que limpiar el apartamento. Como dice doña Rubí, que la pobreza no se confunda con suciedad. Yo le pregunté ¿de qué pobreza hablas?, ella respondió: todo esto es prestado, cuando ellos quieran vienen y me los quitan.

Por su parte Emilio, me contó por lo que había pasado. Su familia lo llevó a diferentes médicos, psicólogos, psiquiatras, terapeutas, para ver si le diagnosticaron un tratamiento en el extranjero. Sin embargo, él mismo respondía que no se quería ir, que él se quedaba en el país. En vista de esto, su familia cambio su estrategia y buscaron de sacar a Rosario de la vida de Emilio.

El resultado no pudo ser peor,  no me di cuenta cuando sonó el teléfono y ella contestó a la llamada de la familia de Emilio, al terminar de hablar por teléfono salió vuelta una fiera. Insultando a todo el mundo, diciendo improperios, ¡Partidas de hijos de putas! ¿Qué pasó Rosario? ¡Los voy a matar uno a uno!… ¿Quiénes eran? ¿Eran ellos? ¿Qué ellos? ¡Estos hijos de putas, son peores que ellos!

Mientras, ella seguía insultante, fui hilando y entender de quienes se trataban, estaba realmente molesta, pasaba el tiempo y parecía ponerse peor, sentí temor por su estado de salud, por restablecimiento, pensé que perderíamos todo lo avanzado en su recuperación, ¡no les pares bolas! ¿Sabes que les respondí, a esas gonorreas les dije que se cogieran su plata, sus “sus apellidos, su reputación”… que agarran todo hicieran un rollito y se lo metieran por el culo.

Que de paso también se metieran a Emilio,… ¿tú le dijiste eso? ¡Eso y más!, de repente solté la carcajada y Rosario no pudo evitar contagiarse,  cuando la vi riendo me tranquilice,… toda esta situación impactó su comportamiento. Desde el día que empezó a asear el apartamento, la llamada de la familia de Emilio, su estado de ánimo fue mejorando, y el mío también.

Si bien todavía no veíamos la luz al final del túnel, el trayecto recorrido fue tan luminoso que todavía estaba encandilado y por el resto de la vida. Rosario paso a paso había pasado de la ansiedad a la ternura, quede sorprendido con esta nueva Rosario que estaba conociendo y, las que yo intuía pero no creí que iba a disfrutar. De haberla alguien conocido en ese momento, no se imaginaría la Rosario violenta, agresiva, peleando con la vida.

En ese momento quise hacerle saber que quería abrazarla para siempre, que en vez de besar sus mejillas quería besar sus labios, decirle que ya la había tenido muchas noches y haber paseado en mi vida, imaginándola en mi pasado y con ganas de estar con ella el resto de nuestras vidas. A pesar de esto, de verla con ganas de vivir, con nuevos planes y sin Emilio ni Ferney, ni los duros, el dilema seguía, como cuando me di cuenta que estaba enamorado de Rosario Tijeras.

Los días parecían unas vacaciones, disfrutando de nuestra compañía y viendo como Rosario se restablecía, no me di cuenta de mi error, por estar inmersa en él,… una noche nos despertamos por una llamada telefónica, yo contesté con la esperanza que estuviera equivocada… Finalmente Rosario contestó,… me pare al lado de la puerta a escuchar pero solo capte varios sí…, sí…, sí… a medida que escuchaba me iba bajando y mi ánimo también…Otra vez, si lograr pararme.

Parte Doce

Regresé a mi casa destrozado y así sería la cara que no me dijeron nada, en lugar de reclamos recibí tímidas sonrisas y palmadas en mi espalda, … la sensación que tenía era de haber chocado con un tren a alta velocidad… trataba de organizar mis ideas para hacer un diagnóstico de lo que me pasaba y en ese momento alguien de mi familia fue quien lo dijo cuándo se habló del tema… Tu adicción no es a las drogas sino a la mierda.

Al poco tiempo regreso y como ya sabía nada había cambiado, volvía de estar con los duros y volvía a llamar para que la escuchara y la pusiera en contacto con Emilio, esta vez le costó más pero al final ella gano la partida y, Emilio y yo de nada nos sirvió las experiencias vividas con Rosario para apártarnos de ella. La excusa para que me pusiera al teléfono fue la muerte de alguien, ¿quién murió? pregunte, mi hermano, ¿pero él no murió hace tiempo? Es su aniversario.

No quería ir sola,…Los cementerios son lugares no me agrada visitar, tal vez sea por tantos muertos. Rosario se dirigió a una tumba custodiada por dos jóvenes, yo me quedé sorprendido, me comentó, que la secta satánica quería tanto a Johnefe que intentaron robar su cuerpo, por esto los vigilantes. Luego, les entregó un Cd me di cuenta que la música que sonaba provenía de un equipo de sonido escondido entre las flores y protegido con rejas.

Ese fue el pretexto para volver a vernos de nuevo la pareja de tres. Aunque más que un reencuentro fue una larga despedida. Emilio me preguntó cómo fue mi reencuentro con Rosario y le comenté lo del cementerio y, él solo pregunto y ¿te fijaste en el apellido?, lo menos que me fijé fue en eso, tú has tenido más oportunidad de saber su apellido, buscando en su bolso. Emilio me respondió ¿no te das cuenta que no deja su bolso ni para ir al baño?

En el desorden del momento, no caí en cuenta de saber dónde se quedó el bolso de Rosario ¿quién se habrá quedado con él en la confusión de la discoteca?… Ahora había más movimiento en el pasillo, miré a ver si veía una cara conocida, el médico, tal vez a Emilio, lo único que vi fue a la enfermera de turno, el reloj indicando las cuatro y media y el viejo esperando saber de su hijo. Miré por la ventana, tal vez hoy no llueva pero es un día para comprarme un reloj.

Parte Trece

Días previos que mataran a Ferney, él llegaba muy temprano y se escondía entre los arbustos, sin atreverse a subir. Al principio creímos, que cuando saliera Emilio él subiría pero no sucedió así. Nos parecía raro, le preguntamos a Rosario ¿por qué no bajas y hablas con él?, Porque no sube él, respondió. Después se sentó en la acera del frente desde muy temprano en la mañana hasta muy tarde en la noche.

Hasta que un día decidió bajar, estuvieron un rato junto y subieron al apartamento. Ferney se quedó unos días con ella en el apartamento, no sé lo que hablaron, sí estuvieron juntos, Emilio no volvió y yo lo que hice fue llamar por teléfono para saber cómo estaba todo. Ya un día que se había ido, fui a casa de Rosario y casi moría, al quitar del fuego unas balas que colocó con agua bendita, que era una costumbre de su barrio.

Ella cuando logre apartar las balas del fuego y echar agua para bajar la temperatura y salvarnos de morir por una ráfaga de balas desde la cocina. Rosario me confesó que no era para usarlas ella, si no Ferney y que ella tenía miedo de lo que pudiera pasarle. Me comentó que lo achicaron y temía por su vida.

Parte Catorce

Mataron a Ferney, ni en qué lío estaba metido. Luego, retomamos la vida normal y pasamos unos quince días tranquilos. Emilio regresó pidiendo cacao y, a mí me dieron mi mierdita y me la comí. Rosario estaba pensativa. Pasaron los días hasta una mañana que llevaron el periódico al apartamento y en las páginas de sucesos policiales estaba la foto de Ferney.

Leí la noticia antes que Rosario y Emilio, y el enunciado decía que era un peligroso delincuente dado de baja en un intercambio de disparo entre la policía y delincuentes. No sabía cómo decir la noticia, así que primero se lo dije a Emilio para que fuese él quien se lo dijera. Él no quería decirle y empezamos a discutir, en eso apareció Rosario y, no nos quedó otra que mostrar el periódico con la noticia. Pensamos que iba estallar, pero empezó fue a llorar bajito…

Al rato nos tomó de la mano y salió la verdadera Rosario y sentenció: ¡Los voy a matar! … los dos sentimos miedo,… luego de esa escena tuvimos días sin saber de ella, hasta que fui a su apartamento y el portero me comentó que había salido detrás de nosotros.  Fui hablar con Emilio y, lo que hizo fue descargarse conmigo y, decirme que no quería saber nada de ella.

De repente me trajeron a la realidad… el viejo comentó, ese reloj sigue dando las cuatro y media y, ya es bastante tarde, no había nadie a quien preguntar, aunque había bastante gente en los pasillos, cuando me iba a parar, el viejo me dijo, no se preocupe voy a preguntar por los muchachos. Tenía tres años sin verla, y ahora lo que quiero es tomar su mano y hablar del futuro.

Parte Quince

Luego de lo de Ferney, habían pasado cuatro meses y tampoco Emilio y yo nos habíamos vuelto a reunir. Pensé que Rosario se había ido para siempre, una madrugada llamó Rosario quería que nos viéramos y preguntar por Emilio, le respondí que lo llamara ella misma. Al cabo de unos días nos reunimos con Rosario y, dejamos que hablara, ella empezó diciendo que sabía que no nos gustaba su estilo de vida y, que de  alguna manera los había arrastrado hacia ella, pero que todo iba a cambiar.

De repente Rosario nos propuso, que ahora sí vamos a salir de pobre, nos quedamos en una pieza. Emilio, le dijo que éramos  gente decente. Ambos, salimos del apartamento, sin antes escuchar a Rosario decirnos hijos de putas, y tuvimos días sin vernos. Días después la vi, le pregunté si habían enterrado a Ferney, me dijo que cerca de la tumba de Johnefe. Luego, se despidió diciendo, que le haría mucha falta.

Días después fui a buscarla a su apartamento para decirle que me iba con ella, pero que iba de compañía, no participaría en nada de sus planes, aunque en ese momento no se le comenté las condiciones de mi viaje, cuando de repente de un portazo los militares abrieron la puerta del apartamento, apuntando con sus armas, nos metieron a cada uno en un cuarto y a mí me tiraron al piso, me pusieron un pie encima, enseñaron las fotos de los duros y empezaron a interrogarme.

Mi familia me sacó de la cárcel y a Rosario la sacaron otras personas, después de eso pasaron tres años sin verla, hasta la noche anterior, en ese momento apareció el médico que creo que la recibió, está hablando con la enfermera, ella me señala y luego él me mira, me apunta con un tubo de ensayo, empieza a caminar en mi dirección, yo me tapo los oídos, no quiero escuchar lo que va a decir.

Parte Dieciséis

Al verla lo primero que se me ocurrió pensar fue “hasta la muerte te luce Rosario Tijeras”, no me atreví levantar la sábana, lo hizo alguien más. Me gustaría besarla y recordar el sabor de sus besos “tus besos saben a muerte Rosario Tijeras”, Emilio me lo dijo y yo lo comprobé una noche. Seguí pensando que hacer con ese amor que no sirvió de nada y ahora con el cuerpo de Rosario…en eso me volvieron a la realidad, pues requerían de la sala.

La miro por última vez y tengo que dejarla, es la última vez que estoy con ella, la última vez que tomo su mano, y eso duele. No quiero irme sin besarle, el último de la fila. Ya es muy tarde, se la llevan en la camilla, “eso es todo Rosario Tijeras”. Sí, te gusta leer los libros de autores latinoamericanos, te invito a leer otros post como:

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