El libro, El Árbol de la Ciencia de Pío Baroja

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Andrés es un joven que siempre se sentido atraído por la medicina, siendo esta El Árbol de la Ciencia para él y sus allegados. A pesar de tener un gran futuro como médico, la vida de este hombre parece que no va a terminar bien, pues su historia está destinada a no tener un final feliz.

el árbol de la ciencia

Libro el Árbol de la Ciencia

Se trata de una obra literaria escrita por Pío Baroja, la cual llegó a ser publicada en el año 1911, destacando por ser «el libro más completo que ha escrito», según su propias palabras. Al momento de leerla podemos notar que se encuentra escrita con un carácter «Semi Autobiográfico», desarrollándose en varias localidades de la antigua España, alrededor de los años 1887 y 1898.

Algo interesante sobre El árbol de la Ciencia, es que se encuentra dividido en 2 partes. Los primeros capítulos del I al III se encuentran separados por una extensa conversación filosófica para poder llegar a los capítulos V hasta el VII. Dicha conversación trata sobre filosofía de la época, donde el protagonista (Andrés Hurtado) y su amado tío (El doctor Iturrioz) debaten sobre la moral, el conocimiento y hasta un poco de religión.

El nombre del libro fue una de las características que más llamó la atención y de hecho nace de la charla mencionada anteriormente. Durante la conversación de Andrés y su tío, este le pregunta sobre la intención de la creación de Dios dentro del Edén. Acá se crearon 2 árboles muy importantes, el Árbol de la Vida y el Árbol de la Ciencia, donde Dios prohíbe que cualquier ser coma del último árbol.

Estilo de escritura y características

Mientras se encontraba escribiendo El árbol de la ciencia, Pío Baroja intenta fijarse en una serie de características únicas para crear una obra diferentes a las anteriores escritas por él mismo. Además, la narración se mantiene durante casi toda la obra, utilizando el mismo estilo de escritura para que sea más sencillo comprender los sucesos. Las principales características a mencionar son:

  • Narración en tercera persona parcial: Durante un gran tramo de la obra se nos relata en tercera persona, de modo que seamos capaces de conocer directamente sus sentimientos y en donde se encuentra.
  • Centralización del protagonista: Podemos notar un gran favoritismo narrativo para el protagonista Andrés Hurtado. Gran parte de la historia lo incluye a él, obteniendo de esa forma un desarrollo muy superior al de otros personajes en el libro.
  • Narración lineal: Toda la historia sigue una evolución fija, se narra de forma directa para llegar a un punto final. Este tipo de explicación ayudan a tener claro desde el principio la trama principal de los libros.
  • Riqueza de personajes secundarios: Es posible admirar una gran construcción para todos los personajes secundarios de la historia. Si bien, la trama se basa principalmente en la vida del protagonista, todas las demás personas nos son descritas a detalle, tanto física como mentalmente.
  • El Árbol de la ciencia personajes: Dentro de la lectura se puede encontrar ciertas similitudes entre los protagonista del libro y el relato bíblico donde se menciona el árbol de la ciencia. Posteriormente en una entrevista del año 1934 el autor confirma que tomó ciertas característica para añadirlas a sus personajes.

Sinopsis de El Árbol de la Ciencia

Andrés era un muchacho apático ante la vida, no parecía estar interesado en nada de los que ocurriese a su alrededor. Desde pequeño su padre jamás fue muy amable con él, prefiriendo fijarse en sus demás hermanos, mientras que su mamá había muerto cuando él era todavía un niño, así que el afecto recibido a esa temprana edad era mínimo.

Todo en conjunto terminó creando a un Andrés Hurtado muy retraído, con miedo a los cambios y que dudaba de su propia importancia. Su padre al notar esta debilidad, en vez de ayudar prefiere molestarlo, volviendo a Andrés un niño asustado hasta de su propia familia.

La vida de Andrés estuvo rodeada de varios sinsabores, incluyendo la muerte de su madre esto le daba un aspecto de estar abandonado y solo.  Sentía un vació muy grande en el alma, a pesar que su familia era muy grande. Esta estaba compuesta por su padre y cinco hermanos.

Pedro Hurtado parecía ser un gran hombre de familia, era bastante alto, delgado, de buen vestir y muy guapo, pero a tal belleza lo opacaba su aire de grandeza y forma de tratar a los demás con superioridad. Era considerado un déspota y arbitrario, teniendo además un gran problema con la bebida, siendo parte de los personajes de el árbol de la ciencia.

La familia Hurtado

Esa forma de ser le enfadaba a Andrés, pero todavía quedaban más integrantes de la familia que no eran específicamente de su agrado. La mayoría de su familia no quería a Andres, pero incluso entre ellos algunos parecían tenerle un poco de afecto

El hijo mayor Alejandro era el vivo retrato de su padre Pedro. Nunca estudio, era egoísta, bueno para nada, pero aun así trabajaba en una oficina del Estado. donde casi ni iba, solo acudía a cobrar su sueldo. Después estaba la segunda hija Margarita, una chica hacendosa, sabía llevar las riendas de la casa y atender las necesidades familiares, tenía un carácter duro e incluso algo dominante, pero siendo muy decidida a la hora de tomar acciones

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Seguía Pedro un joven indiferente ante lo que pasara, estudiaba derecho, sus notas eran buenas, al igual que su padre le gustaba vestir con mucha elegancia, asistir al teatro, llevaba una vida alegre y todos los meses tenía una novia diferente. Este tenía un apego un poco especial con Andrés, ya que parecía ser de los únicos que no lo odiaban.

Por último se encuentra el más pequeño Luisito, de unos cinco años aproximadamente. Era un niño muy enfermo, sus hermanos tenían ciertas consideraciones con él y eran afectivos. Lo consentía de cierta manera y estaban al pendiente del desvalido niño. A pesar de encontrarse continuamente en cama, Andrés tenía un poco de celos por su hermano menor, ya que todos en la casa estaban pendientes de él, algo que él nunca experimentó.

Lo más importante

Durante los siguientes años Andrés y sus hermanos continuaban sus estudios, siendo su padre Pedro Hurtado el encargado de cubrir todos los gastos de la casa. El hombre poseía un buen empleo, ganando lo suficiente como para mantener a toda su familia con un estilo de vida más que decente, pero por extrañas razones siempre faltaba dinero.

Los colegios, liceos y hasta universidades de los hermanos solían pagarse tarde, además que en algunas ocasiones llegaron a cortar los servicios de la casa. Esto era increíblemente raro, ya que el sueldo de Pedro debería bastar para mantener el hogar sin ningún problema, por lo cual era obvio que se gastaba el dinero en otro lugar.

Un día Andrés algo consternado por el último suceso, donde ni siquiera había comida en la casa, decide preguntarle a su padre las razones. En ese momento encontró a su padre con varias botellas de licor en la mesa, entendiendo en ese momento a donde iba el dinero. Inmediatamente le preguntó las razones para beber, a lo que su padre le golpeó y le responde:

– ¡Desde hace años me ha tocado ser el único que ayuda en esta casa! Ustedes no entienden que esto es lo único que me mantiene calmado ante tantos problemas. Para mi esto es «LO MÁS IMPORTANTE», y mientras sea quien trabaje y vivan en mi techo no tienen derecho a cuestionarme. ¡Ahora sal de aquí antes que te castigue nuevamente! – Dijo el señor Pedro con una botella en la mano.

Crea tu mismo el cambio I

Los siguientes años Andrés siguió pasando muchas penurias, pero desde aquel día logró darse cuenta de algo que cambiaría su forma de ver el mundo. Su padre comentó que él se encargaba de todo y hasta cierto punto era cierto, por lo cual si deseaba vivir de forma diferente, necesitaba crecer y cambiar su estilo de vida.

Llanto, esfuerzo y mucho sacrificio permitió que Andrés Hurtado se graduará con unas excelentes notas y pudiera entrar a un universidad, para estudiar aquella carrera que tanto lo apasionaba. Cuando tuvo la oportunidad entró directamente en la facultad de medicina, pasando sus primeros semestres con una facilidad increíble.

Aunque fuera extraño, Andrés era de esos pocos estudiantes que preferían estar en clases que en su propia casa. Todo parecía ir bien pero poco a poco se daba cuenta de lo mal que se encontraba el mundo, pues aquellos otros estudiantes que tenía el dinero suficiente podían pagar mejores notas que las obtenidas por el mismo con un gran esfuerzo y dedicación.

Finalmente piensa que la universidad donde cursaba no le estaba otorgando un aprendizaje adecuado, decepcionandose nuevamente. En este punto su esfuerzo le parecía nulo, pues ¿de qué servía estudiar tanto, si una persona que jamás hizo nada podía obtener lo mismo que él?. Dicho pensamiento reactivo aquella negatividad que poseía de pequeño, volviendolo una persona distante y retraída a las amistades.

Días universitarios

Incluso pensando que era una carrera con errores, Andrés continuaba disfrutando estudiar medicina, esta fue su profesión soñada desde pequeño y cumplir ese sueño era suficiente para por lo menos obtener una sonrisa. Con bastante esfuerzo terminó consiguiendo otras personas que pensaban igual que él, los cuales podía llamar por primera vez «amigos».

Estos eran 3 jóvenes que al igual que él, cursaban en medicina, conociendo primero a «Julio Aracil». Este muchacho parecía el mayor de la clase, aparentando una edad superior a la de sus compañeros, tenía ojos brillantes y saltones, de piel morena, siendo muy astuto. Sus compañeros le tenían poca estima, ya que Julio era de poco estudiar, pero de igual manera se las ingeniaba y pasaba los exámenes. Tenía el pasatiempo de gastar la mesada que sus tías le daban en apuestas, en las cuales recauda más de lo que tenía antes de apostar.

El siguiente era de la misma facultad de medicina, aunque no estudiaba junto a Andrés. Se llama Montaner y poseía una gran barba rubia y aunque al principio no se llevaban muy bien, de algún modo consiguieron ser amigos. Solían tener ideas diferentes sobre la profesión, pero eso volvía divertidas las conversaciones, ya que tenían largos debates sobre el estudio.

Por último se encontraba una chica a la cual llamaban «Lulú», la cual parecía bastante insignificante delante de sus demás compañeros. No solía vestir bien, tenía unas grandes ojeras que opacaban en más de una ocasión sus hermosos ojos verdes y tampoco destacaba por ser muy inteligente. A pesar de esto, la chica era muy amable y tenía un gran sentido del humor, haciendo a reír al cuarteto de estudiantes cuando se encontraban juntos.

El árbol de la Ciencia

Mientras todavía se encontraba estudiando, Andrés tenía la costumbre de ir constantemente a la casa de su tío «Iturrioz», quien ya era un médico de profesión y poseía ideas muy parecidas con su sobrino. Este era el hermano mayor de su madre y para Andrés, se convirtió en el padre amoroso que jamás tuvo.

La universidad y los quehaceres de la casa siempre lo mantenía ocupado, pero de alguna u otra forma Andrés conseguía el tiempo suficiente para ir a visitar a su tío. Una vez en su casa, pasan largas horas conversando de temas de interés para ambos sobre lo humano y lo divino, llegando a tener grandes debates filosóficos.

En casi todos los debates que tenía Andrés salían perdiendo, pues su tío era una persona muy culta y con grandes conocimientos en general. Hasta que un día Andrés decide hablar sobre un tema que hasta ahora no había tocado; el Árbol de la vida, el Árbol de la ciencia y la prohibición de dios sobre el último de estos.

Durante su debate Andrés habla de cómo dios le negó el conocimiento a los humanos, mientras que su tío trataba de explicar las razones de este para prohibir el fruto de la ciencia. Esta fue la única ocasión en donde Andrés consiguió superar a su tío, pues después de un largo debate sus argumentos fueron superiores. Todo parecía indicar que, el Árbol de la ciencia debía estar disponible y que aquellos que desearan el conocimiento deberían poder obtenerlo.

Lo que siempre quisiste II

Luego de mucho esfuerzo y dedicación, Andrés junto a su compañeros consiguió graduarse de la universidad, además de obtener suficiente dinero para dejar la casa de su padre. Termina mudándose a «Alcolea del Campo», un pequeño municipio de España, donde le había ofrecido trabajo.

Por fin había alcanzado aquello que siempre quiso, una casa propia, trabajo como médico y estar lejos de su tóxica familia. Si hubiera algo que extrañaba era sin duda a sus pocos amigos y a su tío, pero se supone que perder todo eso valdría la pena si completaba su meta. Incluso teniendo lo que deseaba se sentía inconforme, llegando a estar desanimado en muchas ocasiones y sufrir una pequeña depresión.

La soledad ya no parecía tan divertida, de hecho incluso su trabajo se había vuelto rutinario y su propia labor llegaba a volverse pesada. Siempre tuvo ideas diferentes a la de otros médicos, pero ahora las hacía notar si una pizca de sutileza. Este problema consiguió que discutiera en multitud de ocasiones con sus colegas y hasta con algunos pacientes.

Este lugar era demasiado rural para su gusto, así que jamás estuvo de acuerdo con las costumbres de la localidad, especialmente aquellas que tenía que ver con medicina tradicional y rituales sanadores.

Un recuerdo del pasado

Cuando su vida parecía cada vez peor y el aburrimiento le consumía casi por completo, Andrés recibió una carta que le comentaba una horrible noticia. En su casa había pasado muchas cosas desde que se fue, pero esta jamás la habría imaginado, siendo la muerte de su hermanito Luis algo imposible de creer.

Aquel niño siempre fue muy enfermizo, siendo una de las motivaciones de Andrés para estudiar medicina, esperando algún día tener la posibilidad de ayudarlo. Con lo años su terrible enfermedad respiratoria había empeorado, lo cual obligó a su padre Pedro Hurtado a mudarse a otro lugar con un clima más amigable, pero ni siquiera aquel cambio pudo detener la muerte del niño.

Consternado por el suceso, Andrés abandonó todo por lo cual había trabajado, dejando su humilde apartamento, empleo y algunos conocidos en Alcolea del Campo, para viajar de inmediato a «Madrid» para asistir a la muerte de su hermano.

De vuelta en Madrid III

Una vez pasó el funeral tenía 2 cosas seguras, le gustaba mucho más el ambiente de Madrid que el de Alcolea del Campo y que jamás regresaría a vivir con su padre. Con esto en mente, se planteó la idea de quedarse en esta ciudad, pues sin duda la medicina sería muy bien pagada en la capital de España.

Con el poco dinero que poseía, Andres rento un pequeño departamento, comenzando a buscar trabajo rápidamente en diferentes hospitales y clínicas. Lamentablemente la cantidad de médicos que aquella época era basta, volviendo una tarea casi titánica destacar delante de otros mil postulantes para un empleo. Su carrera era excelente y los beneficios del trabajo maravillosos, pero si no conseguía empleo nada de eso servía para nada.

Cada día que pasaba era un euro menos en su cartera y poco a poco sus ahorros comenzaban a agotarse. En todo este tiempo no había conseguido «algo adecuado» según sus propias palabras, así que debía seguir buscando hasta encontrar algo bueno. La grandiosa idea de esperar se desvanece con sus últimos ahorros, así que decide aceptar un trabajo mal pagado ayudando a prostitutas en recuperación.

Una vieja amiga

Desde que llegó a Madrid Andrés mantenía un poco de contacto con una amiga de la universidad. Lulú tenía cierto interés en él desde hace años, pero jamás se había dado una oportunidad. Mientras que se encontraban en la universidad  él siempre vio a la chica como una simple amiga, su nariz y su mentón tenían un aspecto extraño, a lo cual Andrés decía que parecía un simio, la piel pálida  y un aspecto que la hacía ver mucho mayor no contribuyen en nada.

Andrés siempre la considero fea, así que volver a verla no le importaba mucho, además que no eran tan cercanos. A pesar de esto, ella continuó hasta convencerlo de reunirse. Para la sorpresa de Andrés, Lulú había cambiado muchísimo, hasta parecía haberse hecho cirugías. Traía un hermoso vestido, un sombrero elegante y un labial rojo que resaltaba sus ojos.

Ella era la única hija de una pareja adinerada, así que económicamente no debió tener problemas en invertir en su físico, pero este cambió parecía irreal. Parecía haber entrado en dieta, ya que poseía una figura hermosa, ya no tenía esas grandes ojeras y se encontraba con un maquillaje que la hacía parecer muy hermosa

Mientras estudiaban no destaca por ser inteligente, pero durante la reunión se notaba que ahora había aprendido mucho. Tenía un gran carácter y no parecía tener miedo de decir su opinión, pero siempre de una forma sensible, sin intentar dañar a los demás con sus palabras.

Destruye la depresión

Lulú estaba cambiando poco a poco a Andrés. Comenzaron a salir a ciertos lugares y todo parecía verse mejor. Ya no importaba trabajar en aquel horroroso lugar si podía verla, pues aquella amistad podía darle un poco de tranquilidad a su molesta vida.

Pasó el tiempo e incluso Andrés cambió su forma de ver a Lulú, dejando de ser aquella gran amigas hasta convertirse en la mujer de sus sueños. Por otro lado, Lulú no podía creer que el amor de sus sueños estaba comenzando a enamorarse de ella, una chica que antes no tenía ni una oportunidad y esta ahora no había conseguido novio.

Un día para darle el final feliz a la historia, Andrés se declara a Lulú con un gran anillo de bodas, para que ambos por fin puedan tener la increíble vida que soñaron. Era impensable la forma en la cual desaparecía el estrés y la preocupación cuando estaban juntos, a este paso Lulú se convertiría en su antidepresivo permanente, pues el amor entre ambos podía acabar cualquier problema.

Los árboles también marchitan IV

La vida de ambos cambió drásticamente después del matrimonio, y como si fuera imposible había mejorado todavía más. Andrés no tenía más amigos en Madrid además de Lulú, pero ahora frecuentaba con las amistades de ella y comenzaba a ser más sociable.

También se dan inicios a nuevos proyectos, donde encuentra algo que realmente le apasiona. Ahora el distinguido médico Andrés Hurtado comienza a escribir, traducir e investigar sobre estudios importantes de medicina, ganando mucho más dinero que en su antiguo trabajo, además de ser un labor muchísimo más de su agrado.

A pesar de todos los amargos momentos que había pasado Andrés, ahora se sentía feliz, lulú le transmita esa paz y calma total. Sentía que su vida tenía un verdadero sentido, todo funcionaba de maravilla, nada de qué preocuparse, un cambio total a su antigua agitada vida. No faltaba nada para él ni su esposa, pero siempre se puede ir un paso más allá.

Un nuevo integrante a la familia

Cierta noche después de volver de una hermosa cena, Lulú le confiesa que desde hace algunos meses no había tenido su menstruación. Posteriormente se saca una prueba de embarazo de la manga y confirma las sospechas de Andres, donde ambos tendrán su primer hijo.

En los planes de Andres jamás estuvo contemplada la idea de tener niños, era feliz con su vida actual y no deseaba cambiar nada, pero ver la sonrisa y las lágrimas de Lulú eran suficiente para él, sabía que vendrían tiempos todavía mejores y que los cambios los superarían juntos.

Como era de esperar, al principio sintió un poco de desespero, pero Lulú se dió cuenta rápidamente de esto y lo animó aún más. Era increíble como un solo beso de ella podía calmar cualquier problema, volviendo el miedo en el amor más puro que había experimentado.

Los meses pasaron y Lulú continuaba con su embarazo sin problemas, llegando a los 5 meses para por fin conocer el sexo del bebé. Para la sorpresa de ambos padres, era un niño muy sano según los exámenes. La vida por fin le había dado un descanso a Andrés, quien le juro a  Lulú que sería el mejor padre que pueda existir en este mundo.

Todo siempre fue igual

Los día fueron pasado y Andres comenzaba a idealizar un futuro con su esposa, criando a aquel niño e inculcando todo lo que le faltó en su infancia. Su vida fue dura hasta este momento, pero mientras tuviera a su nueva familia, no había nada que pudiera dañarlo.

Todo iba perfecto hasta que cierto día su esposa comenzó a tener fuertes contracciones. Esto era muy raro porque todavía faltaba mucho para la fecha del parto, incluso aunque naciera prematuro, este momento sin duda no era idóneo en la absoluto. Asustados, ambos viajan rápidamente al hospital, para enterarse que Lulú debía entrar directamente a quirófano.

Con el corazón en la mano Andres espero durante horas alguna respuesta. Aquel momento donde ve a varios médicos acercándose a donde se encuentra fue el más tenso de su vida, pero se sentía preparado para aguantar cualquier cosa mientras estuviera con su familia. Los médicos bajan la cabeza y le explican que Lulú acaba de tener un aborto involuntario, perdiendo el bebé.

Faltaba tan poco para que diera a luz, unos 2 meses más habrían bastado para que el niño naciera sano, pero parece que la vida disfruta del sufrimiento de los demás. Ambos regresan a casa con un duro golpe, viéndose vulnerables ante cualquier palabra. Incluso la apasionada Lulú tenía la mirada vacía ante aquel descubrimiento.

Antidepresivos

El hogar ya no era igual, la vida parecía haberse extinguido. No salían como antes, las conversaciones eran nulas y sin sentido, Lulú parecía ser la más afecta por este problema, ya que tenía una gran ilusión por ver a su primer hijo.

Sin llegar a recuperarse la primera pérdida, Andrés se levanta un día para encontrar una escena aún más escalofriante. Lulú yacía muerta en la cama, con un horrible color pálido. Desde la muerte del bebé ella había quedado bastante enferma, pero se negó repetidamente a ir a revisarse, teniendo probablemente una infección debido a un aborto séptico que dejó residuos del tejido muerto durante la extracción del feto.

Ante tal imagen Andrés quedó en shock, entrando en un cuadro depresivo muy por encima de todos los anteriores. Con una vida desanimada y sin una Lulú que lo motivará a seguir, no veía razones para continuar. Con una sonrisa melancólica, cometa que «Ella era su antidepresivo», por lo cual ahora que ya no esta, deberá recurrir a los anteriores.

Lentamente camina hasta la caja de medicinas, para sostener durante unos minutos un frasco de pastillas antidepresivas. Andrés decide acabar su sufrimiento de una vez, tomando todas y llendo a dormir, causando su propia muerte, en un mundo donde la ciencia se marchita junto a la vida.

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