Las intermitencias de la muerte y razones para leerla

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Las intermitencias de la muerte es una novela de José Saramago, en la que se reflexiona sobre el miedo a perder la vida. En este escrito te presentamos las razones para leer esta obra que trata sobre la vida del hombre y sus temores, así que sigue leyendo.

Las intermitencias de la muerte

Las intermitencias de la muerte

Las intermitencias de la muerte, escrita por el premio nobel de literatura de origen portugués, José Saramago, es una novela publicada en 2005. Pertenece al género ficción, fue escrita en idioma portugués y luego traducida a diversos idiomas.

Para unos, Las intermitencias de la muerte es una reflexión sobre el miedo a perder la vida, para otros es utilizada como pretexto para “desenmascarar a la sociedad moderna” de sus tantas actitudes hipócritas. Dependerá de la óptica con la que la interprete el lector.

En una novela ambientada en un país y en una fecha desconocidos, que cuenta cómo, a partir de la medianoche del primero de enero nadie muere. Al principio, todos festejan la inminente victoria sobre la muerte, mientras los eruditos, letrados, filósofos y religiosos hurgan en todos los rincones posibles para saber por qué la gente dejó de morir, pero no logran su cometido.

En primera instancia, la Iglesia católica ve caer sobre si una gran amenaza por cuanto se pone en duda uno de los pilares fundamentales de su dogma: la muerte y la resurrección de Jesucristo y, por ende, de todos los que en él creyeren. Paralelamente, la gente sigue disfrutando de esta nueva inmortalidad.

Pero esta alegría dura poco, pues comienza a enfrentar a las personas a varias realidades que trae consigo este nuevo estado de inmortalidad: El fin de la muerte implica la aparición retos financieros y demográficos, como lo que ocurre con los responsables de la salud pública, quienes temen por el posible incremento de personas incapacitadas o con enfermedades terminales que llegan a los centros de salud, pero no pueden morir.

Una angustia similar viven los dueños de las funerarias, que sufren ante la posible pérdida de sus fuentes de empleo y terminan organizando entierros para animales. Todo ello da paso al caos y la desesperación.

El hecho de que las personas ya no mueren no implica que el tiempo se haya detenido, lo que hace concluir que el destino de los seres humanos será la “vejez eterna”. Por ello se buscan miles de formas para obligar a la muerte a matar: serán corrompidas las conciencias, los ancianos se vuelven estorbos. Todo es un caos total.

Ante la crisis, aparece un grupo denominado maphia (usa la ph para diferenciarse de la mafia), que ofrece como solución para las personas que están a punto de fallecer, la cual consiste en llevarlos al otro lado de la frontera del país, donde estas personas mueren de forma instantánea, puesto que el ciclo natural de la vida y la muerte continúa desarrollándose en el resto del mundo sin alteraciones.

Este negocio de la maphia resulta ser muy exitoso y crece de forma exponencial, al punto de que hasta el gobierno terminó por asociarse con los mafiosos, lo que por poco origina una guerra con los países vecinos.

Pasado un tiempo, la muerte aparece de repente, bajo la figura de una mujer llamada muerte (en minúscula para establecer diferencias con la Muerte, que es la encargada de terminar con todo el universo). Esta mujer informa a través de los medios de comunicación que su experimento ha culminado por lo que la gente comenzará a morir nuevamente.

Para evitar mayores inquietudes en las personas, la muerte se compromete a enviar una misiva a quienes van a morir, en las que les da una semana para que preparen su despedida de este plano. Estas cartas dan origen a un caos en todo el país, porque obliga a la gente a enfrentarse ante un destino inexorable.

Tras estos hechos, el relato se centra en la relación que surge entre la muerte y un violonchelista que no muere: En cada oportunidad que la muerte le envía la carta, ésta vuelve a la casa de la muerte casi de forma inmediata y, en ningún momento el hombre muere.

La muerte llega a obsesionarse de tal manera con lo que ocurre con el misterioso violonchelista que decide tomar su forma humana sólo para conocerlo. Así, lo visita para entregarle la carta personalmente, pero al hacerlo se enamora de aquel hombre y se convierte en ser humano. Al siguiente día, nadie muere.

Interpretación de Las intermitencias de la muerte

En esta novela, el personaje de la muerte va evolucionando a la par de los acontecimientos. Es descrita como una mujer atractiva y corpulenta, que viste de negro, contrario a la imagen de esqueleto con guadaña a la que estamos acostumbrados.

En la primera parte del relato, la muerte tiene su papel bien definido; ella sabe cuál es su tarea y no duda en hacerlo sin errores ni complicaciones. El punto de inflexión se presenta cuando le es devuelta una de sus epístolas, lo que rompe con el orden natural de las cosas y le hace dudar.

Es allí cuando la muerte se hace mujer, humana, y despiertan en ella ciertas sensaciones que hasta ese momento le eran desconocidas. Este proceso de humanización de la muerte tiene su origen en el amor que se despierta en ella hacia el violonchelista cuya carta siempre le fue devuelta.

Estos sentimientos son totalmente nuevos para ella, pues le permiten adentrarse a un mundo desconocido que viene acompañado de la música. Este proceso viene acompañado por el arte, pues al igual que el amor, la música despierta en la muerte nuevas sensaciones.

La humanización de la muerte se consuma cuando ella, en lugar de dejarle la carta al músico mientras dormía, decide quemarla con un cerillo en lugar de con sus dedos y luego vuelve al lado de su amado para descansar, pues por primera vez, la muerte siente la necesidad de dormir.

En Las intermitencias de la muerte los personajes no tienen nombres propios asignados, sólo son llamados por el oficio o la profesión que desempeñan. Con esta técnica narrativa la muerte y los humanos quedan en un mismo nivel ante la mirada del lector, lo que realza el carácter de “seres humanos” de los personajes.

En lo que corresponde a la Muerte, Saramago utiliza dos términos para referirse a ella: Muerte y mujer, según la fase de la transformación en la que esta se encuentra. Al final es considerada una mujer más en el país.

Partiendo de un elemento contrario a los hechos comunes, Saramago hace gala de su profusa narrativa, poniendo al hombre cara a cara con su destino impostergable: su vida finita. Es así como Las intermitencias de la muerte resulta ser una parábola sobre la estrecha línea entre lo efímero y lo eterno.

Breve biografía de José Saramago

José Saramago nació en Azinhaga, Portugal, el 16 de noviembre de 1922. Hijo de campesinos, pasó sus primeros años de infancia en su pueblo natal. Luego, se trasladó con su familia para Argentina y después, se residenciado en Lisboa.

Su primera novela, Tierra de pecado, fue publicada en 1947 y, aunque recibió muy buenas críticas, Saramago tardó más de 20 años en volver a publicar un nuevo título.

Fue periodista y miembro del Partido Comunista Portugués. Padeció la censura y persecución del gobierno dictatorial de Salazar. Se unió a la llamada Revolución de los Claveles con la que se logró la independencia de Portugal, en 1974.

En 1998 obtuvo el Premio Nobel de Literatura, llegando a ser el primer escritor portugués en lograrlo. Asimismo, fue distinguido con numerosos doctorados honoris causa (por las Universidades de Turín, Sevilla, Manchester, Castilla-La Mancha y Brasilia). Recibió el Premio Camoes, equivalente al Premio Cervantes en los países de habla portuguesa.

Su obra es considerada a nivel mundial como una de las más significativas para la literatura contemporánea. Saramago pasó los últimos años de su vida en la isla española de Lanzarote. Falleció el  18 de junio de 2010, a los 87 años de edad.

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