Una reseña de Fuenteovejuna, un libro de Lope De Vega

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El día de hoy hablaremos acerca de la reseña de Fuenteovejuna, una maravillosa obra literaria, que trata sobre el abuso del poder y las consecuencias del mismo. No dejes de leerla y conoce todo sobre ella, en este interesante artículo!! Te sorprenderá.

reseña de fuenteovejuna

Fuenteovejuna de Lope De Vega

Es un libro escrito por Lope De Vega, que nos cuenta la historia de un pueblo que se encuentra bajo el dominio de un tiránico caballero noble, quien en vez de proteger a los aldeanos los somete a maltratos constantes. Al final vemos la historia de cómo las personas con menos fuerza tratan de acabar con un gobernante que no los hace pasar más que penurias.

A partir de acá podrás encontrar una reseña resumida del libro. Cabe destacar que posee una gran cantidad de Spoilers, incluído el final, así que si aún no has leído la obra de Lope de Vega y no quieres saber algún dato importante antes de leerla, baja con cuidado!!!

Reseña de Fuenteovejuna

Un día en cierto lugar del mundo, un rey había muerto y su reino acaba de caer en una lucha política por hacerse con el poder. Los ciudadanos, tanto nobles como plebeyos estaban atentos a lo sucedido, pues el rey había dejado a una hija Isabel de Castilla y una hermana Juana de Castilla. Ambas mujeres ya eran suficientemente maduras y tenían el nivel requerido para gobernar, poseyendo una basta cantidad de fieles en cada bando.

Por su lado, Juana de Castilla era conocida como una mujer fría, la cual tenía en su dominio la capital del reino y no parecía querer darle el trono a su sobrina. Isabel por su parte era conocida por ser justa y misericordiosa con aquellos que lo merecían. A este paso era posible que se desatara un guerra a gran escala, puesto que ya varios nobles habían comenzado a luchar por tierras y riquezas.

Era necesario que pronto alguna tomará el trono de manera definitiva, pero Juana no tenía intenciones de entregar el poder a su sobrina y Ysabel no parecía querer dejarle la corona que era suya por derecho a su tía. Los pueblos comenzaron a tomar partido al querer alguna de las 2 en el trono, siendo este el caso de un pequeño poblado rural llamado Fuenteovejuna.

Fuenteovejuna y el Comendador I

Cierta tarde, el Comendador «Fernán Gómez» comenzó a planear una forma de llevar a su preferida al trono, tratando de convencer al Maestre de la «Orden de Calatrava», «Rodrigo Téllez Girón» de que se uniese a la causa de Juana y tomarán el trono para su linaje. Durante la conversación el Comendador insistía, hablando primero de honor y gloria para aquellos hombres que protegieron la nueva dinastía y realeza del reino, pero cuando notó que esto no funcionaba optó por tratar de convencerlo a través de poder y dinero si los apoyaba.

Desde hace ya algunos años, Fernán Gómez había sido nombrado Comendador del pueblo Fuenteovejuna, utilizando su posición de poder para maltratar a los aldeanos. El maestre sabía claramente que sus acciones no eran honestas, así que se negó a seguir sus indicaciones, a pesar de ser joven y manipulable, no era un tonto que entraría en una lucha que no estaba relacionada con la Orden de Calatrava.

Mientras pasaba el tiempo, todo transcurría normal en las tierras de Fuenteovejuna, rodeado de las sierras que arrojaban un aire de frescura. Normalmente estas tierras pertenecían a la corona y sus aldeanos tenían permitido vivir ahí sin tener que pagar impuestos, aunque tampoco serían protegidos directamente por la guardia del reino y tendrían que depender de otros medios.

La opción que se había planteado era conseguir un Comendador, el cual era un caballero con los recursos suficientes para brindarles seguridad a los aldeanos, a cambio de obtener algún beneficio de la corona. En el caso de Fuenteovejuna, fue seleccionado Fernán Gómez, quien en vez de proteger a los aldeanos, era conocido por maltratarlos y vivir una vida depravada.

Déspota, abusivo y malvado II

Todos los ciudadanos de fuenteovejuna detestaban al Comendador, exactamente los 500 habitantes que deseaban vivir sin protección antes de tener que pasar nuevamente por sus abusos. El odio que le tenían era grande, pero no tanto como el miedo, el Comendador era considerado un hombre «déspota, abusivo y malvado», palabras que solían comentar en voz baja para que no los escuchasen.

En el centro del pueblo 2 grandes amigas se encuentran hablando, quejándose del trato que da el Comendador especialmente a las señoritas, obligándolas a tener que besarse con él o sus criados y en algunas ocasiones incluso escogiendo al azar para tener relaciones con él a la fuerza.  «Pascuala», la primera chica que trabajaba como labradora de Fuenteovejuna había sufrido varios malos ratos por culpa de los criados, mientras que «Laurencia» (hija del alcalde de la ciudad) sentía pena por aquellas chicas que habían sido atacadas.

Cuando ya habían pasado varios días sin ver al Comendador, se lo vió llegar con un montón de criados a caballo, los cuales gritaban al unísono >>victoria!!!<<. Este les comento a todos los aldeanos que habían realizado un viaje a la capital y que lograron hacer que las fuerzas de «Isabella de Castilla» huyeron, dejando a Juana en el cargo de reina. Dicho suceso ayudaba a mejorar su posición, aclarando que ahora tenía más poder como Comendador.

reseña de fuenteovejuna

Al comienzo la mayoría de los aldeanos lo halagan y animan por su ascenso, pero al poco tiempo vuelven sus malos actos y todos empiezan a odiarlo nuevamente.

Primer rechazo

Ese mismo día, el Comendador observa a Pascuala y a Laurencia, 2 jóvenes realmente hermosas que caminaban por Fuenteovejuna. Sin pensarlo 2 veces, les grita que vayan con él, pues desea pasar el rato junto a ellas. Envía a sus criados trás las chicas, pero estas huyen al mismo tiempo que lo insultan y rechazan directamente, afirmando que jamás estarían con él, pues ellas tienen dignidad.

Esta había sido la primera vez que era rechazado, y no era por una mujer, si no por 2. Aunque pareciera extraño, el Comendador no se encontraba molesto, si bien le parecía desagradable esa situación y no planeaba dejar que se repitiese, verdaderamente su estado era uno de sorpresa absoluta, ya que alguien lo había desobedecido.

Mientras esto sucedía, el Comendador se mantuvo un poco alejado de la política gozando de su nueva posición en Fuenteovejuna. Esto permitió que Isabella de Castilla y su esposo Fernando de Aragón comenzarán un plan para recuperar el trono, enviando la mayoría de su ejército en un ataque secreto al reino.

Primera Amenaza

Mientras cabalgaba por uno de los bosques cercanos al pueblo, el Comendador vió una escena que le causo total desagrado. Laurencia, una de las chicas que lo había rechazado hace poco estaba siendo cortejada por uno de los campesinos de Fuenteovejuna, un joven llamado «Frondoso» que le suplicaba repetidamente que se casara con él. Laurencia  prefirió negarse en ese momento, ya que deseaba pedir primero la aprobación de su padre.

Lleno de ira el Comendador interrumpe la escena, a lo que Frondoso sale corriendo a esconderse detrás de un árbol, mientras Laurencia se quedaba para detenerle el paso. El Comendador le reclama por el hecho de negarse a estar con él, a lo que ella le afirma que no se encuentra interesada en alguien de su tipo. Furioso por esta respuesta, el hombre suelta su ballesta y toma su espada, abalanzándose sobre Laurencia con la intención de violarla.

En ese preciso momento Frondoso sale de entre los arbustos y toma la ballesta de Fernán Gómez y le apunta directamente, amenazándolo de muerte si no suelta de inmediato a Laurencia. Con miedo por su vida, al Comendador no le queda otra opción que soltar a la chica y huir a pie, con deshonra, ira y con la idea de vengarse apenas consiga una oportunidad.

Justo cuando pensaba tomar represalias, es notificado que Juana acababa de ser destronada y que la ciudad real estaba siendo atacada por el ejército de Isabella de Castilla, por lo cual su presencia era necesaria de inmediato.

Los criados

A pesar de que Fernán Gómez se había retirado, dejo una buena cantidad de criados para mantener el orden del pueblo mientras no estaba. Estos continuaron con las fechorías que realizaba el corrupto caballero, por lo cual todavía no existía una paz en Fuenteovejuna.

En cierta ocasión Laurencia y Pascuala se encontraban visitando a un amigo en la taberna del pueblo, un hombre bastante simpático llamado «Mengo». Hablaban acerca de los problemas que causaban los criados y como Frondoso había salvado a Laurencia del Comendador, admitiendo que era un hombre valiente y que a pesar de no haber aceptado su propuesta de matrimonio estaba enamorada de él.

Cuando parecía que la conversación estaba siendo algo aburrida, el trio ve correr a una joven mujer de los criados, quienes habían intentado violarla. Dicha chica era «Jacinta», una de las mujeres más hermosas del pueblo, la cual era cortejada por varios hombres de Fuenteovejuna. Mengo inmediatamente le pide a las chicas que huyan, mientras que él y otros hombres que se encontraban en la taberna intentaban hacer desistir a los criados.

Este intento acabó en desastre, pues los criados se cansaron de dialogar con Mengo y los demás, golpeandolos y llevando a Mengo al centro del pueblo. Seguidamente le dieron varios latigazos, según bajo el pretexto de que «era un igualado». Luego de este suceso los criados no molestaron mucho más y se quedaron en la mansión del Comendador a esperar su llegada.

Tiempos felices y no tan felices III

El tiempo pasó y el pueblo de Fuenteovejuna parecía haber recuperado aquella felicidad que les había arrebatado el Comendador, pues este ya tenía varios días sin aparecer y por lo visto no lo haría pronto. Durante este tiempo se dedicaron a sus funciones normales, mientras que Frondoso tuvo una audiencia con el alcalde (padre de Laurencia), pidiéndole la mano de su hija y su bendición para casarse con ella. Sorprendido, la respuesta fue positiva y logró pedir la mano de su amada.

Todo prosiguió perfectamente por una semana, llegando el día en el cual se casarían sin ningún inconvenientes. La boda parecía perfecta, todos los habitantes del pueblo habían asistido, ambos se veían muy felices y estaban por consumar el matrimonio.

Por otro lado, el Comendador Fernán Gómez no consiguió nada al viajar a la capital, las tropas de Isabella habían recuperado totalmente el reino y ahora era imposible sacarla del poder. Su antigua reina había huido y ahora no tenía el favor de los nuevos gobernantes, por lo cual decide viajar nuevamente a Fuenteovejuna para desahogar su enojo en aquellas personas que no eran capaces de defenderse.

Era cuestión de tiempo para que perdiera su puesto, ya una gran parte de los demás caballeros sabían que él apoyó a Juana de Castilla para tomar el trono, así que era muy posible que lo destituyeran de su cargo y que ya no fuera el Comendador de Fuenteovejuna. Lamentablemente este proceso se demoraría más de lo esperado, ya que los nuevos reyes estaban ocupados con asuntos más importantes y no había se sabía cuando iba a acabar su puesto.

Detengan la boda

Justo en el momento que estaba por darse el beso  para sellar el matrimonio entre Laurencia y Frondoso, el Comendador llega con todos sus criados gritando que detuvieran esa boda. Primero mandó a capturar a Frondoso, acusándolo de amenazar su vida con un arma y que debía ser encarcelado por dicho acto.

Los criados no perdieron tiempo y corrieron detrás de Frondoso hasta golpearlo y llevárselo a la fuerza. Al mismo tiempo, el Comendador toma de Laurencia sin ningún motivo razonable para hacerlo, poniendo como única excusa que jamás debió negarse a sus deseos. Laurencia trato de liberarse, pero no pudo contra la fuerza de tantos hombres, además que los aldeanos estaban petrificados de miedo.

El único con valor para reprender al molesto Comendador fue el anciano alcalde del pueblo, quien se quejaba de su comportamiento y le exige que soltará a su hija y su yerno inmediatamente. Esto no fue tomado de buena manera por el malvado caballero, quien sin pensarlo 2 veces toma su bastón (un símbolo de respeto en el pueblo) y comienza a golpearlo sin piedad, dejando al pobre hombre en el piso realmente malogrado.

Todos los ciudadanos sintieron una ira inmensa al ver dicha escena, no podían creer como estaba atacando a su líder, un hombre tan sabio y respetado que cuido de Fuenteovejuna durante tanto tiempo. A pesar de ello, no les quedó más alternativa que apretar sus puños y contenerse, pues aquel que se atreviera a desafiar al Comendador recibiría de seguro la muerte.

La caza de los criados IV

A los pocos días de aquel terrible suceso deciden realizar una junta para decidir cómo detener el control que tiene Fernán Gómez sobre el pueblo. Algunos aconsejaban ir y suplicarle hasta que liberará a Laurencia y con suerte a Frondoso, también pensaron la idea de abandonar esa tierra y huir a algún lugar donde aquel hombre malvado no pudiera alcanzarlos, por último creyeron que podría solucionar el problema si viajaban a la capital y le pedía ayuda a los nuevos reyes.

Mientras proseguía la charla una mujer golpeada, con ropa rota y con un gesto de molestia enorme se acercó al centro. Era Laurencia, quien luego de un gran forcejeó y un poco de suerte había conseguido escapar del Comendador. Su rabia era inmensurable, era obvio que estaba harta de que aquel hombre arruinará la vida de todos desde que tenía memoria.

Llena de emoción y fuerza, Laurencia dió un discurso potente sobre la única solución verdadera en esta situación, «matar al Comendador». Los aldeanos no pudieron evitar motivarse y seguir su causa, llevaban demasiado tiempo siendo oprimidos y maltratados por los criados y Fernán Gómez, así que al ver una oportunidad de vengarse no dudaron ni un poco.

En un pueblo lleno de gritos, ira y una amenazante sed de sangre, aquel pueblo normalmente pacífico estaba por planear un ataque para asesinar a un caballero noble y a todos los criados que encontrasen por delante.

Tomad las armas

Prácticamente todos los ciudadanos del pueblo eran trabajadores rurales, por lo cual no había armas además de aquellas que tenía el Comendador y sus sirvientes, pero eso no significaba que no tendría forma de tomar venganza. Se reunieron en una turba, donde todos los ciudadanos comenzaron a recolectar aquellas herramientas que utilizaban en el campo

Hachas, rodillos, palas, picos y algunos pocos cuchillos fueron sus primeras armas. Cuando estos acabaron buscaron antorchas y tablones de madera que pudieran utilizar para defenderse, cualquier cosa era mejor que ir desarmado.

No dejaron ni un aldeano fuera de la turba, los hombres, la mujeres, los ancianos y hasta los niños formaron parte de aquella revuelta, la cual una vez estuvo totalmente armada comenzaron a correr lo más rápido que podían hacía la casa del Comendador.

Poco a poco los criados se dieron cuenta que algo iba mal, pues no había ningún aldeano por los alrededores, así que fueron de inmediato a la propiedad de su jefe para avisarle que algo extraño estaba sucediendo. A pesar de ser advertido, el hombre se negó a retirarse, afirmando que solo eran personas sin la posibilidad de adquirir armas y que los asustarían con las suyas.

Muerte a todos

Una vez llegaron los aldeanos a la mansión de Fernán Gómez, este se rió de ellos y les mostró cómo golpeaba a Frondoso sin piedad. Esto solo hizo que la horda se enojara aún más, a lo cual el Comendador envío a todos sus criados armados a matar a tantos aldeanos como pudieran.

Lo que no tuvo en cuenta Fernán fue la diferencia tan abismal de número, teniendo aproximadamente unos 20 criados, mientras los aldeanos eran más de 500. Además, sus armas eran simples espadas y armaduras de cuero, así que poco podría hacer contra tantos aldeanos. Como era de esperar la batalla duró menos de 1 minutos: Todos los criados rodeados rápidamente por los aldeanos y estos matandolos sin piedad a todos.

Cuando el Comendador observa lo sucedió comienza temer por su vida, eligiendo soltar a Frondoso con la intención de calmar la ira de todas aquellas personas que lo querían muerto. Lamentablemente para él, su plan no funcionó y los aldeanos de todas formas entraron a la casa, destruyendo todo a su paso.

Finalmente rodearon al Comendador y fue linchado brutalmente por todos los aldeanos, quienes no dudaron en propiciar suficientes heridas para desfigurar el cadáver de aquel hombre tan macabro.

Lo hizo Fuenteovejuna V

Mientras los habitantes del pueblo celebraban la muerte del tirano, uno de los criados gravemente herido que se había hecho el muerto huyó de la escena. Este hombre era muy fiel a el Comendador ahora fallecido, así que se dirigió a la corona con la intención de informar lo que había sucedido.

Obviamente aquel criado omitió las atrocidades cometidas por Fernán Gómez, cambiando la historia a una turba de aldeanos enloquecidos que mataron a un caballero noble sin razón. Los reyes que eran muy justo decidieron intervenir, pero no si antes asegurarse de que había sucedido realmente, enviando a un juez y varios soldados a investigar el caso.

Por su lado, en Fuenteovejuna estaban preparados para la situación que vendría pronto. A pesar de los problemas que causaba Fernán, él era un noble y sus acciones eran un delito grave. Con esto en mente decidieron decir una respuesta en conjunto cuando fueran interrogados, una respuesta que fuera equitativa para todos y que no perjudicará a nadie más que a otro.

Como era de esperarse, el juez llegó a los pocos días y comenzó a preguntar <<¿Quién asesinó a Fernán Gómez?>>, lo cual resultó en una respuesta intuitiva de parte de todos los aldeanos: <<Fuenteovejuna lo hizo>>.

Descubre la verdad

El juez tenía prohibido volver hasta conocer qué había sucedido aquel día, así que prosiguió a utilizar a los guardias para torturar a los aldeanos públicamente, con la intención de que alguno confesará. Primeramente tomaron a una joven y hermosa chica, pero el pueblo no cedió y mantuvo su frase.

Continuaron con un pobre anciano que palidecía ante los latigazos, pero otra vez el pueblo se mostraba reacio a confesar quién lo había hecho. Finalmente tomaron a un pequeño niño, y a pesar de los gritos del pequeño, ni si quiera el niño dijo una palabra que no fuera: <<Fuenteovejuna lo hizo>>.

Sin duda la determinación del pueblo era impresionante, era raro ver una promesa que se mantuviera tan fuerte, lo cual significaba un gran vínculo entre todos los habitantes. Ya sin más ideas que hacer, el juez desistió y pidió que algunos aldeanos lo acompañarán a la capital. De frente a la nueva reina y su rey, el juez afirmaba que los aldeanos se negaban a decir quien lo había hecho, por lo cual tendrían 2 opciones: Podían matarlos a todos, o bien dejarlos vivir a todos.

La fuerza de los débiles

Los reyes decidieron preguntarles directamente a los aldeanos presentes la razón por lo cual habían muerto el Comendador, ya dejando de lado su muerte y su asesino. Estos prosiguieron a contar sus atrocidades, al mismo tiempo que uno de ellos se levantaba la camisa y mostró serias cicatrices causadas por una cantidad incontable de latigazos.

Al ver esto, los reyes no tienen duda de que dicen la verdad, así que los dejan libre de cualquier culpa. A demás, se les dió la oportunidad de vivir sin un Comendador por los momentos, encargándose ellos mismos de su propia seguridad.

La noticia alegró enormemente a Fuenteovejuna, donde ya no tendrían que tolerar los maltratos de un tirano. El pueblo se reincorporo a sus actividades comunes, la boda de Laurencia y Frondoso, los Comendadores no volvieron a dominar esta área y finalmente Fuenteovejuna fue recordado como aquel pueblo que venció con la fuerza de los débiles.

Esperamos que nuestra reseña de Fuenteovejuna haya sido de su agrado y que haya disfrutado con esta historia. Si deseas leer más artículos literarios, no te pierdas estos enlaces:

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